Podemos encontrarlos en el lugar de trabajo, en entornos sociales o en estructuras familiares: personas tóxicas que traen negatividad perjudicial a nuestra vida. Pueden agotar nuestra energía e incluso cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos con el pasar del tiempo. Podríamos creer que sabemos reconocer y evitar a las personas tóxicas, pero la verdad es que no siempre son fáciles de detectar al principio. Pueden ser narcisistas, manipuladoras, engañosas o simplemente crueles, pero primero pueden parecer personas talentosas, inteligentes, divertidas o incluso agradables. Detectar rasgos tóxicos y dinámicas nocivas es un paso importante para poder interactuar con ellas a fin de que preservemos nuestra autoestima.
He aquí tres señales de que una es persona tóxica a las que prestar atención:
1. No te sientes bien contigo mismo después de pasar tiempo con ella.
La parte auténtica de ti mismo es la parte más genuina y poderosa de tu ser: la Luz única que necesita ser revelada en el mundo. Las personas tóxicas hacen que sea difícil o incluso peligroso mostrarnos tal y como somos, creando un entorno en el que somos criticados, menospreciados, avergonzados o cosas peores solo por ser nosotros mismos.
Presta atención a cómo te sientes después de pasar tiempo con alguien. Si te sientes bien contigo mismo, eso es una indicación de que es un lugar sano para ti. Pero si te sientes agotado o abatido, son señales de alerta de que podría no ser el mejor entorno para ti.
Si bien vivir de forma auténtica es una parte importante de nuestro trabajo espiritual, la verdad es que puedes elegir cuándo y con quién revelas tu auténtico ser. Puede ser un grupo de amigos, un espacio seguro en tu comunidad, a través del trabajo, a través del voluntariado o incluso la terapia. Encuentra a las personas que te hagan sentir bien contigo mismo y cultiva esas relaciones.
2. Esa persona no es amable ni respetuosa.
Es probable que hayas escuchado historias de actores, músicos o figuras políticas famosas que son admiradas por miles de personas, pero que resultaron ser personas crueles tras bastidores. Es parte de la naturaleza humana pensar que, si una persona es exitosa o hábil en algo, debe ser una persona increíble en todas las áreas de la vida. En realidad, el hecho de que alguien tenga un talento o una visión increíbles no significa que sepa cómo tratar a los demás.
Puedes tener una gran admiración por el intelecto, la creatividad o el conjunto de habilidades de una persona, pero presta atención si te sientes seguro, tomado en cuenta y escuchado en su presencia. La calidez, la amabilidad, el respeto y la seguridad son rasgos mucho más valiosos que la inteligencia, el éxito o las habilidades. Evita deslumbrarte por los logros de alguien y concéntrate más en las actitudes que realmente importan.
3. No asume la responsabilidad ni crece a partir de sus errores.
Como seres humanos que somos, todos cometemos errores en las relaciones. Las relaciones sanas progresan cuando asumimos la responsabilidad, nos disculpamos sinceramente e intentamos cambiar nuestro comportamiento. Cuando eso sucede, las relaciones se fortalecen. Por otro lado, las personas tóxicas suelen culpar a los demás, incluso a la persona a la que lastimaron, y no asumen ninguna responsabilidad ni hacen ningún esfuerzo por crecer a partir de la experiencia. Esto hace que la responsabilidad recaiga en la víctima, que debe disculparse o perdonar si quiere mantener la paz.
Cuanto más cedes al comportamiento nocivo, más pequeño te vuelves y más comienzas a renunciar a ti mismo a medida que ese comportamiento nocivo continúa. El perdón puede ser poderoso, pero debe ser auténtico. No es una solución rápida para hacer que todos tus problemas desaparezcan. Sé consciente cuando te disculpes: ¿Viene de un lugar sincero de querer avanzar y crecer juntos o estás perdonando solo para apaciguar las cosas? ¿La otra persona está asumiendo la responsabilidad de sus errores y tratando de mejorar gracias a ellos o simplemente continúa con sus patrones tóxicos?
Ya sea un cónyuge, un jefe, un amigo o un familiar, siempre habrá personas tóxicas con las que nos encontraremos a lo largo de nuestra vida. No siempre podemos evitarlas o excluirlas, pero podemos aprender a reconocerlas e interactuar con ellas de una manera distinta y que preserve nuestra integridad. Sé consciente de cómo los demás te hacen sentir contigo mismo, cómo tratan a los demás y cómo manejan sus errores. Comenzarás a reconocer los rasgos tóxicos cuando los encuentres y estarás mejor equipado para transitar esas dinámicas.