Los desafíos son parte de la experiencia humana. Nuestro instinto natural es evitarlos a toda costa o superarlos lo más rápido posible, pero los obstáculos son una parte esencial de nuestro camino espiritual. No solo pueden inspirarnos a repensar nuestras decisiones y acciones, sino que nos ayudan a crecer ¡e incluso pueden llevarnos a nuevas y mejores formas de vivir! Transformar nuestros obstáculos en oportunidades comienza con nuestra conciencia.
He aquí cuatro pasos para redefinir tus desafíos y transformarlos en bendiciones:
1. Trata de ver la situación como ni buena ni mala.
Cuando sentimos una sacudida en nuestra vida, es fácil catalogarla como “buena” o “mala”. Podríamos pensar que conseguir un gran ascenso es “bueno” y pasar por una ruptura tormentosa es “malo”. La verdad es que no podemos predecir cómo nos afectarán estos sucesos o el efecto dominó que podrían causar. El gran ascenso podría hacer que te sientas sobrecargado de trabajo, estresado y agotado, mientras que la ruptura tormentosa podría llevarte a conocer a tu alma gemela.
El primer paso para redefinir un desafío es mirarlo objetivamente sin catalogarlo como positivo o negativo. Esto te permite evaluar mejor cómo aprender y crecer gracias al mismo, cómo usarlo para impulsar tu éxito futuro y, sobre todo, cómo encontrar la bendición oculta en su interior.
2. Considera cómo esto podría ser una puerta de entrada a algo grandioso.
Piensa en algunos de tus desafíos del pasado. ¿Hay alguno que puedas decir que parecía una experiencia negativa en su momento, pero resultó ser una bendición oculta? Quizá que te despidieran de tu empleo te llevó a un puesto en una empresa aún mejor, o una experiencia dolorosa te inspiró a buscar un camino espiritual. Es mucho más fácil ver esto en retrospectiva, pero la clave es tratar de tener esta conciencia mientras atraviesas las dificultades.
La sabiduría de la Kabbalah enseña que hay numerosas razones espirituales para todo lo que experimentamos, e incluso si no lo parece en el momento, en definitiva, cada desafío es para el beneficio de nuestra alma. No siempre vemos el panorama completo, y parte de obtener la bendición que se encuentra en desafío es aceptar lo que no sabemos. Lo que hoy parece mala suerte, podría convertirse en la buena fortuna de mañana. Cualquier cosa puede cambiar en un instante.
Ten la certeza de que hay muchas razones para lo que estás viviendo y que te está llevando a algo mejor.
3. Pregúntate: “¿Por qué esto está en mi película y cómo puedo crecer gracias a ello?”
Nuestros desafíos están destinados a inspirarnos a crecer. Sin ellos, probablemente viviríamos de la misma manera todos los días, sin evolucionar ni esforzarnos por mejorar. Pueden obligarnos a enfrentar verdades duras sobre nosotros mismos y a reevaluar nuestras palabras, pensamientos y acciones. Nos muestran en qué áreas tenemos que crecer o a qué tenemos que prestar más atención.
Es fácil sentirse como una víctima cuando nos suceden cosas negativas. Intenta darle la vuelta al desafío al preguntarte cómo puedes usarlo para convertirte en una versión todavía mejor de ti mismo. Date el espacio para sentir el malestar que puede traer un desafío, pero luego cambia tu enfoque para encontrar la oportunidad de crecimiento futuro. Al igual que en una película donde cada obstáculo y punto de inflexión requiere que el héroe tome decisiones difíciles, aprenda y crezca, nuestros desafíos pueden impulsarnos a nuestro siguiente nivel espiritual.
4. Pídele ayuda a la Luz.
A menudo pasamos por alto que la Luz está siempre disponible y presente para ayudarnos a superar nuestros desafíos. Generalmente, estamos tan acostumbrados a manipular y controlar nuestra vida para que podamos sentirnos como la fuerza impulsora que olvidamos que hay un poder superior al que podemos convocar para pedir ayuda.
Cuando enfrentes un desafío, tómate el tiempo para conectarte con el Creador. Ya sea a través de la meditación, el estudio espiritual o la oración, pedir ayuda a la Luz es una de las formas más poderosas de hacer que la Luz influya en la oscuridad.
No podemos evitar por completo las dificultades, ¡ni deberíamos hacerlo! Sin embargo, podemos cambiar la forma en que vemos y procesamos los desafíos. Tenemos la opción de verlos como una parte necesaria de nuestro camino, lleno de bendiciones y oportunidades para la transformación. La próxima vez que enfrentes una situación difícil, da un paso atrás. En lugar de verlo como algo “malo”, considera cómo podría serte beneficioso o útil, e invita a la Luz del Creador a que te ayude.