Todos conocemos a alguien que simplemente es propenso a los dramas. Cada vez que hablamos con esa persona, algo está marchando mal y siempre parece estar en un marco mental negativo. Puede ser fácil que nos arrastren hacia ese torbellino de emociones pesadas sin querer. ¿Cómo mantenemos el equilibrio y nos mantenemos fieles a nosotros mismos en medio de una situación emocionalmente tensa? ¿Cómo manejamos la empatía sin ser arrastrados al caos emocional de alguien más?
He aquí cinco consejos para evitar que las emociones de otras personas te hagan decaer:
1. Sé consciente de que las emociones son contagiosas.
¿Alguna vez has notado que cuando pasas tiempo cerca de alguien que está enojado o de mal humor, comienzas a adoptar esas emociones también? Las personas que nos rodean pueden ser algunos de los factores más influyentes en determinar el estado de nuestro bienestar. Estar alrededor de alguien con una mentalidad negativa casi siempre te va a influir. A veces ni siquiera te das cuenta de cuándo o por qué ocurre. Es una reacción automática.
Con demasiada frecuencia, creemos que estamos en control total de qué nos afecta. Comienza a observar las características de las personas con las que eliges rodearte. ¿Con quiénes estás eligiendo compartir tu tiempo? ¿Las personas en tu vida te inspiran a ser tu mejor versión o te hacen decaer? Sé consciente de cuán interconectados estamos y cuánto te pueden influir las personas. Cuanto más consciente estés, más puedes resistir la corriente del caos de otras personas.
2. Hay un tiempo para la empatía y hay un tiempo para desconectarla.
Cuando alguien está pasando por un momento difícil, puede ser importante que empaticemos con ella a fin de ofrecer nuestro apoyo. Es natural querer ayudar, salvar y proteger a las personas que nos importan. No obstante, muchas veces terminamos siendo arrastrados por su crisis emocional de una forma que no es sana para nosotros, en especial cuando hay mucho en riesgo. Ten en cuenta que puedes ser solidario, amoroso y atento sin absorber las emociones de esa persona.
Esto requiere un poco de preparación mental. Cuando alguien se encuentra en una situación aguda, recuerda escuchar y empatizar con esa persona sin afectarte emocionalmente. A veces debes desarrollar una capa de protección emocional a tu alrededor. Esto no significa que no te importe esa persona, al contrario; al distanciarte emocionalmente, de hecho puedes ayudar y apoyarla mejor desde una posición más lúcida.
3. Cuanto más te conoces a ti mismo y a tus creencias, menos influencia tendrán los demás sobre ti.
De acuerdo con la sabiduría de la Kabbalah, la única persona que debe influir lo que piensas y sientes sobre ti mismo eres tú. Somos naturalmente muy sensibles a lo que las personas, incluso desconocidas, piensan sobre nosotros. Una persona verdaderamente espiritual es alguien que sabe que solo uno mismo puede evaluar cuán bien nos va en todas las áreas de la vida. Podemos medir esto según cuánto estamos creciendo, cambiando y desarrollando nuestro deseo altruista de dar.
Parte de nuestro desarrollo espiritual es dar cada vez menos importancia a lo que las demás personas piensen de nosotros. Imagínate como una roca: un ente fuerte y estable que no lo mueve el viento. ¿Sabes quién eres y en qué crees? Una vez que sea así, lo que las demás personas piensen de ti será cada vez menos importante. Si no partes de esto, entonces estarás abierto a las corrientes de las emociones de todos los demás.
4. Sé la fuente de Luz en cualquier lugar.
El propósito de nuestra alma es traer dicha, felicidad y energía positiva a este mundo. No solo podemos tomar medidas para evitar ser arrastrados por las emociones negativas de otras personas, sino que en realidad podemos ser una fuente de positividad en las vidas de otros.
Proponte llevar Luz a cualquier lugar que vayas, cada día. Puede ser una actitud positiva, una sonrisa o una palabra o gesto amable. Si las emociones son contagiosas, intenta propagar positividad a todos los que te rodean.
5. Incluso las personas negativas pueden ayudarte a crecer.
Hasta las relaciones y los obstáculos más difíciles cumplen un propósito en nuestra vida, aunque en el momento no podamos verlo. El propósito a menudo es proporcionarnos una oportunidad para crecer. Confía en que si alguien está en tu vida en un momento particular, hay algo que estás destinado a aprender de ello.
Es un cambio importante en la manera en que vemos las circunstancias negativas. En lugar de verlas como sucesos desafortunados debido a la mala suerte, considéralas como oportunidades emocionantes para mejorarte a ti mismo. Si alguien te dice algo negativo, es porque necesitabas escuchar eso a fin de hacerte más fuerte. Nuestras almas necesitan los desafíos porque necesitamos crecer.
Cada vez que activamente trabajamos en no ser influidos por otras personas, crecemos. No podemos convertirnos en la versión más fuerte de nosotros salvo que seamos desafiados constantemente. Si bien hay algunas personas tóxicas que debemos apartar o limitar en nuestra vida, incluso nuestras experiencias más negativas pueden fortalecernos.
Nos influimos unos a otros mucho más de lo que logramos reconocer. Es difícil no quedarse estancado en el estado negativo de otras personas. Se requiere mucha práctica y trabajo espiritual para mantenerse centrado. Pero cuanto más trabajemos en esto, más continuaremos evolucionando en las personas que