Vivimos en un mundo acelerado en el que somos arrastrados en demasiadas direcciones, nos exigimos demasiado y se nos pide que estemos disponibles para demasiadas personas. Todo esto puede dejar poco espacio para “ser” o simplemente disfrutar la vida. Puede ser difícil encontrar tiempo para cuidar de nosotros mismos en medio del estrés, pero es una parte vital de nuestro desarrollo y felicidad.
He aquí cinco consejos para crear un sistema de autocuidado sostenible:
1. Ten presente que cuidar de ti mismo no es algo egoísta.
Dedicar tiempo al autocuidado y priorizar nuestras necesidades a veces puede hacernos sentir culpables. Pero el autocuidado nos permite manejar mejor la vida y los desafíos que se nos presentan y ser una mejor versión de nosotros mismos para quienes nos rodean. Alguien que está bajo presión y que no se cuida a sí mismo suele irritarse con facilidad ante el más mínimo inconveniente o desacuerdo, y puede desmoronarse muy rápidamente. Estar bien descansados nos pone de mejor humor y nos permite lograr más cosas en el día. Hacer ejercicio puede ayudar a nuestro cerebro a solventar los inconvenientes que se nos presentan.
Especialmente en épocas de grandes desafíos y estrés, asegúrate de sacar tiempo para el autocuidado. Programa tiempo para pausas y descansos a lo largo del día. No todo tiene que ser urgente e inmediato. No todos los mensajes de texto o correos electrónicos tienen que ser contestados de inmediato.
2. Entra en contacto contigo mismo para conocer tus necesidades.
El autocuidado comienza por saber quién eres y tener conciencia de tus pensamientos. Si no sabes lo que verdaderamente quieres y necesitas, ningún tipo de autocuidado te hará sentir mejor.
Estar en contacto contigo mismo requiere tiempo, esfuerzo y curiosidad para descubrirlo. Asegúrate de hacer un chequeo contigo mismo con regularidad. Conversa contigo mismo sobre lo que piensas y por qué tienes esos pensamientos. Empezar a escribir un diario es una gran manera de darte una retroalimentación sincera a ti mismo, obtener una comprensión más profunda de tus pensamientos y descubrir dónde quieres crecer.
3. Evalúa si tu rutina de autocuidado te hace más feliz. Si no es así, desarróllalo más.
A menudo la gente se toma vacaciones o un día libre, que debería ser de descanso, pero no se siente revitalizada o con energía cuando vuelve. En el nivel más profundo, si tu rutina de autocuidado no te aporta felicidad, es momento de reevaluarla.
Pregúntate: “¿Mi rutina de autocuidado me da más capacidad de manejar el estrés, las dificultades y las discusiones?”. Si la respuesta es afirmativa, ¡sigue adelante! Si la respuesta es negativa, vuelve a tus prioridades y recalibra tus acciones. Intenta hacer un gráfico circular de las áreas a las que actualmente dedicas tiempo, incluyendo el autocuidado. ¿Cuánto tiempo dedicas a las áreas que son importantes y cuánto dedicas a las que no lo son? ¿De qué maneras puedes ajustar tu gestión del tiempo para satisfacer mejor tus necesidades?
4. Entiende que no tienes que controlar todo. Haz lo mejor que puedas y confía en que el Creador hará el resto.
A menudo la razón por la que hacemos cosas que no nos convienen ni nos ayudan a crecer es porque tenemos la falsa creencia de que tenemos que ocuparnos de todo en nuestra vida. Tenemos que asegurarnos de que nuestros hijos tengan éxito, que nuestro trabajo vaya perfectamente, que nuestra casa esté cuidada, etc. Junto a esa necesidad de controlarlo todo suele venir el miedo a lo que ocurre si no lo hacemos. ¿Cómo serán mis hijos cuando crezcan? ¿Qué pasará con mi trabajo? ¿Y si la casa se cae a pedazos?
En realidad, tenemos muy poco control de nuestra vida, ¡y eso es algo bueno! El Creador se ocupa de muchas áreas de nuestra vida que a menudo damos por sentadas. Piensa en tu salud física, por ejemplo. Por supuesto, tenemos que comer sano, descansar y hacer ejercicio, pero nuestro corazón late y nuestros pulmones respiran sin que tengamos que pensar en ello. Gran parte de la vida ya se ha hecho por nosotros.
Date la libertad de hacer lo mejor que puedas, pero ten en cuenta que no es tu responsabilidad hacerlo todo. Confía en el Creador. Acepta que no puedes controlar todo y que no es tu responsabilidad hacerlo. Mientras hagas lo mejor que puedas, la Luz del Creador ayudará con el resto.
5. Dedica tiempo a tu práctica espiritual.
La mejor forma de autocuidado es una práctica espiritual. Esto puede tener la forma de estudio espiritual, oración o meditación. Sea cual fuere la forma en la que encuentres una conexión espiritual, dedícale tiempo de forma constante.
Practica la gratitud y la conexión con un poder superior. ¿Qué te ha hecho sentir maravillado el día de hoy?
Hay pocas cosas tan importantes como el autocuidado para mantener un sistema inmune sano, vivir una vida menos estresante y encontrar la alegría en cada día. Conócete a ti mismo en los niveles más profundos, evalúa tus necesidades físicas, emocionales y espirituales, y dedícate tiempo para ti. Si lo haces bien, te encontrarás más feliz, más satisfecho y mejor equipado para afrontar cualquier desafío que se te presente.