El ego es una palabra corta que tiene un gran impacto en nuestra vida. El ego es responsable de cada momento de dolor que experimentamos y puede impedir que alcancemos nuestro máximo potencial.
La sabiduría de la Kabbalah enseña que cada uno de nosotros tiene dos partes en su interior: el verdadero yo que experimenta alegría y aprecio, y el ego. El ego es la fuerza que nos impide crecer. Se ofende, adopta una perspectiva inflexible, se niega a cambiar de opinión y no quiere ser desafiado. Cuando no se cumplen sus expectativas, nos hace enfadar, ponernos a la defensiva, culpar, juzgar o castigar a los demás. Es egoísta y desea recibir solo para sí mismo. Cuanto más lo alimentamos, más difícil es tratar a los demás con bondad.
Cada uno de nosotros tiene una Luz interior y un potencial enormes. En su esencia, el ego bloquea todo lo bueno de nosotros y nos impide sentir la alegría en cada momento. La batalla contra el ego es una lucha constante que todos debemos librar cada día, pero hay herramientas que podemos emplear para poner la batalla a nuestro favor.
He aquí tres maneras de doblegar el ego:
1. Reconoce y reflexiona sobre los momentos en los que no actúas como la mejor versión de ti mismo.
El ego puede impedir que nos veamos a nosotros mismos con claridad. Nos distrae diciéndonos que otras cosas son más importantes que reflexionar sobre nuestro ser o aprender de nuestros errores. Pero cuanto más te das cuenta de los trucos y la confusión creados por el ego, más comienza a desaparecer la bruma.
Tu alma desea hacer el bien a otras personas. Si tu día está más centrado en tus propios deseos que en compartir con los demás, debes saber que estás operando desde el ego. Cuanto más escuches a tu alma, más tiempo y atención dedicarás a servir.
Comienza dando pequeños pasos. En la mayoría de los casos, sabemos cuándo hemos actuado precipitadamente, cuándo estamos siendo testarudos o no estamos dispuestos a admitir que nos equivocamos. Cada vez que hagas una retrospectiva y veas algo que has dicho o hecho y pienses: “Sé que puedo actuar mejor”, debes saber que fue el ego el que te hizo reaccionar de esa manera. Cuanto más empieces a reconocer este comportamiento dentro de ti, más podrás resistir al ego y comenzar a escuchar la voz de tu alma.
2. Concéntrate menos en lo que los demás piensen o digan de ti.
A la mayoría de nosotros nos importa mucho lo que los demás piensan y dicen de nosotros, incluso los desconocidos. En nuestra esencia, el alma se centra solo en crecer y compartir, y no se preocupa por las opiniones de los demás. El ego es el que hace que nos enfoquemos demasiado en el exterior, en cómo nos ven los demás.
De este modo, el ego crea nuevas oportunidades para que salgamos lastimados. Nos dice que nos preocupemos por todo lo que los demás digan o piensen, y eso nos abre a mucho dolor. Siempre recordamos el único comentario negativo que alguien hizo en lugar de todos los positivos. Es un truco del ego.
Imagina que vives en un estado en el que no te importa lo que alguien piense o diga de ti, y en el que lo único en lo que te enfocas es en dar lo mejor de ti y revelar tu Luz, tu alma y tu potencial. Cuando empieces a sentirte herido por los demás, pregúntate: “¿Me estoy concentrando demasiado en lo que los demás piensan de mí?”. Cambia tu enfoque para ser una versión todavía mejor de ti mismo y encuentra la libertad que viene al desprenderte del ego.
3. En lugar de intentar tener siempre la razón, busca oportunidades para aprender y crecer.
La forma más fuerte de luchar contra el ego es cultivar tu conciencia y tu conocimiento. El ego ignora las lecciones y las oportunidades de crecimiento. El ego no quiere aprender. Puede engañarnos para que pensemos que tenemos razón sobre algo o que ya no tenemos ninguna necesidad de aprender más sobre un tema porque somos expertos. Esta mentalidad solo nos impide alcanzar nuestro verdadero potencial.
La próxima vez que estés tan seguro de que tienes mucha razón y no tienes nada que aprender, detente y recuerda que estás en las garras del ego. Busca algo que aprender, por pequeño que sea. Desafía tus propias creencias y puntos de vista.
El ego forma parte de cada uno de nosotros. Es nuestra responsabilidad elegir doblegarlo cada día. Tómate el tiempo necesario para hacer este trabajo y presta atención a tu voz verdadera. Lucha contra el ego cada vez que lo reconozcas. Cuanto más disminuyamos la voz del ego, más alegría sentiremos en nuestra propia vida y en el mundo.