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¿Cómo puedo enseñarles empatía a mis hijos? Tres comportamientos empáticos para modelar

Adaptado del pódcast de Sed Espiritual de Monica y Michael Berg. Escúchalo y subscríbete aquí.
Octubre 14, 2024
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Investigaciones muestran que el desarrollo de la empatía en los niños puede conducir a una mayor inteligencia emocional y a relaciones más largas y sólidas. La empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de otra persona. Es una característica necesaria, una que todos podemos cultivar y fomentar. Una de las maneras más poderosas y efectivas de ayudar a nuestros hijos a desarrollar este atributo es a través de modelar el comportamiento nosotros mismos. 

Los niños aprenden observando a los adultos en sus vidas. Ya sea que nos demos cuenta de ello o no, los niños en nuestra vida siempre están observando y aprendiendo de nosotros. Es muy importante que nuestros hijos nos vean practicar la empatía. 

He aquí tres comportamientos para modelar la empatía a tus hijos:

1. Practica dar a los demás el beneficio de la duda.

No es necesario conocer la historia de alguien para verlo como ser humano o para sentir su dolor. Tan solo tienes que ser capaz de ponerte en su lugar, que es el sello distintivo de la empatía. Algunos de los mayores obstáculos a los que nos enfrentamos en las relaciones se originan en querer que los demás entiendan nuestra perspectiva, pero no hacer lo mismo por ellos. 

Cuando te sientas confundido por el comportamiento de alguien, piensa en todas las demás cosas de su vida: sus deseos, deseos, desilusiones. ¿Cuáles son las situaciones y desafíos que le ha llevado a donde está hoy o a tomar la decisión que está tomando? Recuerda que esa persona ha recorrido un camino diferente al tuyo. Es probable que no esté tomando malas decisiones intencionalmente o tratando de lastimar a alguien. 

Nunca podemos conocer toda la historia de alguien, pero podemos detenernos y decir: “Debe haber una razón detrás de esto”. Encuentra un lugar en tu corazón para el amor, incluso para alguien que te causa dolor. Asegúrate de que tus hijos te vean practicando esto y aprenderán este comportamiento de ti. 

2. Concéntrate más en ser bondadoso que en tener la razón.

Los seres humanos somos críticos por naturaleza, y esa es una barrera inherente para la empatía. Con frecuencia juzgamos a los demás para evitar sentir empatía por ellos. Cuando sentimos empatía, nos lleva a un estado diferente de emociones y, a menudo, nos obliga a realizar alguna acción para ayudar o consolar a la otra persona. Suele ser más fácil ignorar o menospreciar su comportamiento para que no tengamos que hacer ninguna de las desafiantes tareas espirituales que estamos destinados a hacer.

Cuando alguien actúa de una manera que desaprobamos, nuestro instinto suele ser cerrar el corazón y no ser empáticos porque creemos que sabemos más que esa persona y que le vamos a dar una lección. La bondad está en la raíz de la empatía y siempre es más efectiva que el prejuicio. Piensa en cómo puedes dejar de juzgar y, más bien, ayudar a edificar a la otra persona. Muéstrales a tus hijos que ser bondadoso es más importante que tener razón.

3. Fomenta las acciones de compartir. 

Participar en actividades altruistas aumenta los sentimientos de empatía y conexión con los demás. Motiva a tus hijos a realizar acciones de compartir y crea oportunidades para que ayuden a los demás. Esto podría ser ofrecerse como voluntario en un refugio, donar juguetes viejos o incluso hacer una tarjeta para un familiar enfermo.  

Cuando les muestres a los niños cómo hacer que el altruismo sea parte de la vida cotidiana, te sorprenderán con sus propias formas ingeniosas de compartir. Cuando logras hacer de eso algo que ellos procuren, se convertirán en adultos empáticos.

Los kabbalistas enseñan que, si quieres ser una gran persona y quieres que tus hijos sean grandes individuos, la base es la empatía. Cuanto más empático te esfuerces en ser, centrando tus ojos y tu corazón en la empatía por los demás, más grande serás en la vida. Tenemos oportunidades a lo largo del día para modelar un comportamiento empático para nuestros hijos. Busca esas oportunidades y aprovéchalas, sabiendo que estás moldeando la manera en que tus hijos se mueven por el mundo. ¿Cuándo fue la última vez que tus hijos te vieron ser empático? 


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