Ve a cualquier librería y sin duda encontrarás estanterías repletas de libros de autoayuda que ofrecen consejos útiles para hacer cambios en tu vida. Puede ser alimentarse bien, hacer ejercicio, crear una rutina matutina, aprender algo nuevo o dedicar tiempo a mimarnos. También puede ser introspectivo: quererse y aceptarse a uno mismo, volver a conectarnos con nuestro niño interior, salir de la comodidad o enfrentarnos a los miedos. Hay muchas maneras de cuidarnos y mejorar positivamente nuestra vida, pero lo que a menudo se pasa por alto en nuestro viaje de autoayuda es la conexión con el Creador.
Una conexión espiritual es una de las formas más poderosas de cambiar nuestra experiencia de la vida y encontrar alegría duradera y plenitud. He aquí tres maneras en que un camino espiritual puede tener un impacto positivo en tu vida:
1. La espiritualidad sienta las bases internas necesarias para que los cambios externos se consoliden.
¿Alguna vez has tratado de implementar un cambio en tu rutina y te has dado cuenta de que, después de unas semanas, has vuelto a tus viejos hábitos? Quizá intentaste una nueva dieta, una rutina de ejercicios o incluso un nuevo enfoque de tu día, pero no perduró. Hay muchos cambios externos que podemos hacer para mejorar nuestra calidad de vida, pero estos cambios tienden a ser temporales a menos que nos concentremos primero en nuestro trabajo interno.
La espiritualidad nos invita a mirar las partes internas en las que tenemos que trabajar: nuestros pensamientos, creencias e intenciones que conforman todo lo demás en nuestra vida. Nos conecta con nuestras facetas más profundas y nos ayuda a explorar el potencial de lo que podemos llegar a ser. El trabajo espiritual profundo y constante permite que todos los cambios externos se mantengan y cambien genuinamente nuestra experiencia de vida.
2. La espiritualidad te ayuda a crecer mediante los desafíos.
Cuando algo nos molesta en la vida, nuestra primera reacción suele ser encontrar una manera de resolverlo, ignorarlo o huir para sentirnos mejor. Naturalmente, queremos eliminar la fuente de dolor de nuestra vida para poder seguir adelante. Sin embargo, este enfoque deja pasar las oportunidades necesarias y poderosas que tenemos de aprender y crecer gracias a nuestros desafíos. La espiritualidad nos ayuda a reconsiderar estas experiencias como trampolines para nuestra transformación.
La espiritualidad nos da una conexión y un sentido de certeza que nos ayuda a comprender las cosas más desafiantes de nuestra vida, permitiéndonos recibirlas, crecer gracias a ellas, aprender de ellas y, finalmente, apreciarlas. Nunca podremos eliminar todos los desafíos de nuestra vida, pero la espiritualidad puede ayudarnos a encontrar la alegría en los momentos más difíciles y aprender a convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos gracias a ellos. Sin los desafíos, no podríamos desarrollar nuestro máximo potencial.
3. El trabajo espiritual ayuda a alcanzar la paz interior.
La sabiduría de la Kabbalah enseña que cualquier malestar que experimentemos tiene su origen en la infelicidad de nuestra alma. Nuestras almas solo son felices cuando nos esforzamos por estar cada vez más cerca del Creador, la fuente de todas las bendiciones y bondad en nuestra vida. A través de nuestro trabajo espiritual, desarrollamos una conexión más fuerte con el Creador. A medida que nos esforzamos por convertirnos por seres más dadores, generosos y altruistas, nos alineamos con el Creador. Ese camino de desarrollar un vínculo cada vez mayor es lo que nos trae placer, paz y alegría.
Hay muchas herramientas de autoayuda increíbles que pueden ayudarnos a transformar nuestra vida, pero son apenas una parte de la historia. El cambio duradero, la mejora y la paz solo provienen de una fuerte conexión con el Creador y una dedicación a nuestro camino espiritual. La espiritualidad es el camino más claro para alcanzar el propósito de tu alma y experimentar la hermosa vida que estás destinado a tener.