Cuando un bebé llega al mundo, depende del cuidado de su tutor para que cubra todas sus necesidades. A medida que el niño crece, se vuelve más independiente: aprende a caminar, hablar y tomar decisiones por sí mismo. Con el tiempo, el niño se convierte en adulto y es arrojado al mundo para encontrar su propio camino.
Nunca dejamos de “crecer”, ni siquiera en la edad adulta. El cambio y el crecimiento son partes necesarias de nuestra existencia, pero la transición entre una fase de la vida y la siguiente puede ser desafiante y estresante. Esto puede ser una carga fuerte para personas de todas las edades consciente o inconscientemente, lo que hace difícil saber cómo avanzar.
He aquí cuatro consejos sobre el crecimiento que son útiles para cualquier persona de cualquier edad:
1. Acéptate por lo que eres, pero nunca dejes de crecer y cambiar.
A fin de ser felices en todo, debemos estar transformándonos constantemente. Para algunas personas, especialmente para los más jóvenes, puede ser difícil aceptar que el propósito de la vida es estar siempre cambiando cuando todavía están tratando de entenderse y aceptarse a sí mismos. Pero hay una gran diferencia entre aceptarse a uno mismo por lo que es (lo bueno y lo menos bueno) y reconocer cuánto más puedes crecer.
El cambio consiste en identificar y perseguir tu potencial. No quita lo especial e importante que eres ahora mismo. El mejor indicador de que estás creciendo es que empiezas a ver más y más áreas en las que necesitas trabajar. ¡Eso no es malo! De hecho, puede ser inspirador y emocionante porque muestra que no hay límites para lo que puedes lograr.
Mide tu crecimiento personal según la cantidad de cambios que reconoces que todavía tienes por hacer, pero sé paciente. No es una carrera. No hay una línea de llegada. Es un proceso que continúa sin importar la edad que tengas. ¡Y no olvides divertirte en el interminable viaje del autodescubrimiento!
2. Concéntrate en lo que quieres llegar a ser en lugar de lo que quieres conseguir.
Los marcadores típicos de la edad adulta están ligados a objetivos muy específicos: terminar los estudios, salir de casa, encontrar empleo, casarse y tener hijos. Estos rígidos puntos de referencia no tienen en cuenta el importante desarrollo interno por el que todos debemos pasar, como conocernos a nosotros mismos, replantear los traumas del pasado, identificar las necesidades básicas o querernos y aceptarnos.
En lugar de crear una lista de “cosas por hacer”, intenta crear una lista de “cosas por ser”. ¿En quién tienes que convertirte a fin de alcanzar tus objetivos? Empieza a hacerte preguntas como: ¿Qué es lo que más me gusta? ¿En qué soy bueno? ¿Cómo puedo aportar algo? No te apegues a ninguna respuesta, pero comprométete a hacerte estas preguntas durante el resto de tu vida. Acepta que el proceso de encontrar y vivir tu propósito está en evolución constante.
3. Salir de tu zona de comodidad te ayuda a crecer.
Cuando nuestros hijos pasan por dificultades, sentimos su dolor. Queremos que estén lo más cómodos posible y darles todo lo que desean. Pero hay un peligro en estar demasiado cómodos.
Si nuestro objetivo es estar siempre cómodos, nunca vamos a crecer. Hay que entender que la comodidad no siempre es lo mejor. Buscar solo la comodidad en todos los ámbitos suele impedir que cambiemos de formas que nos aporten plenitud. Esfuérzate por salir de tu zona de comodidad y expande tus horizontes.
4. Usa la espiritualidad como ancla mientras persigues tus sueños.
Uno de los hermosos beneficios de la búsqueda, el estudio y el trabajo espirituales serios es que te da una base para tener éxito en todas las áreas de tu vida, desde los negocios hasta las relaciones. La espiritualidad, en cualquiera de sus formas, facilita la búsqueda de los sueños y la perspectiva adecuada de los altibajos de la vida sin miedo al fracaso. Es fundamental para ser feliz en la vida.
Cuando haces un esfuerzo consciente para conectarte con tu alma, tu bondad innata y tu deseo de compartir, te conectas con el propósito de tu vida, y los detalles de cómo se desarrollará tu propósito en este mundo se te revelarán de forma natural.
Ya sea que tengas 5 o 95 años, siempre hay oportunidades para crezcas y cambies. Si bien hay momentos en los que todos nos sentimos perdidos o inseguros acerca de nosotros mismos y de nuestro lugar en el mundo, si centras tus esfuerzos en manifestar tu potencial, esforzándote de formas que pueden resultar incómodas y usando tu espiritualidad para guiarte, encontrarás el camino hacia una vida más feliz y plena.