Desde el momento en que empezamos a hablar, buscamos la retroalimentación de nuestro entorno. Buscamos el reconocimiento, la validación y la aprobación de todo lo que hacemos en las personas más cercanas. Es esencial para nuestro proceso de aprendizaje y crecimiento, pero, en algún punto, nuestro deseo de retroalimentación se entrelaza con nuestro deseo de sentirnos significativos. Ya no basta con aprender, queremos que nos vean de una manera determinada y, cuando no ocurre, sufrimos. Muchas personas se pasan la vida buscando desesperadamente esta aprobación, a veces a costa de su propia autenticidad y felicidad.
Todos tenemos un deseo de saber que somos importantes. Cuando no nos sentimos significativos, nuestra motivación disminuye. Algunos podrían deprimirse, mientras que otros se esfuerzan exageradamente por demostrar su importancia. Por un lado, el deseo de ser significativo es una necesidad humana básica. Por otro lado, las partes equivocadas de nosotros pueden invertir demasiado en esa necesidad. ¿Cómo podemos satisfacer nuestra necesidad de logro y llegar a nuestro máximo nivel de autorrealización sin depender de la validación externa para sentirnos valiosos?
He aquí cinco consejos para dejar de buscar la validación externa:
1. Reconoce que eres significativo solo por ser tú.
La sabiduría de la Kabbalah enseña que cada uno de nosotros es una chispa de la Divinidad. Ser significativo no es solo una parte de nosotros: está en nuestra propia esencia. A menudo buscamos que otras personas nos hagan sentir significativos y únicos cuando ya lo somos, simplemente por existir, lo vean los demás o no.
Acepta que eres poderoso y único indistintamente de lo que los demás digan o piensen de ti. Eres significativo porque eres una parte de la fuerza creativa del mundo. Esa es una verdad que no cambiará sin importar lo que los demás piensen de ti, sea bueno o malo. Ten presente que eres suficiente. Eres significativo, y tu responsabilidad es salir y compartir tu Luz única con el mundo.
2. Concéntrate en el progreso en lugar de la perfección, y en el esfuerzo en lugar de los resultados.
Cuando alguien completa un gran logro, tendemos a elogiar el logro en lugar del trabajo duro que realizó. Lo mismo ocurre con la forma en que nos tratamos a nosotros mismos. Cuando no alcanzamos un objetivo o no completamos un proyecto, solemos considerarnos un fracaso. El trabajo de nuestra vida no consiste en llegar a un destino, sino en el esfuerzo continuo que realizamos.
¿Qué elogias en los demás y en ti mismo? ¿Son los logros externos o los internos? ¿El resultado o el esfuerzo? Ningún esfuerzo es una pérdida de tiempo y el fracaso no te hace menos significativo.
3. Desarrolla relaciones basadas en el aprecio mutuo, no en la validación.
En una relación sana es importante que te aprecien por quien que eres. Esto no es lo mismo que la validación. Cuando alguien te aprecia, reconoce el alma hermosa y única que hay en ti. El aprecio es la forma en que expresamos cómo que vemos al otro. La validación, en cambio, consiste en buscar a otra persona para que te haga sentir digno o mejor sobre ti mismo.
Una relación basada en la validación o en la falta de aprecio mutuo no puede prosperar porque es inherentemente unilateral. En lugar de buscar a alguien que te valide y te haga sentir significativo, busca a alguien que reconozca la grandeza que ya posees en tu interior.
4. Haz lo correcto y no importará lo que los demás piensen de ti
Hacer lo correcto no siempre recibe gran apoyo por parte de los demás. Muchas personas históricamente significativas no fueron consideradas como significativas en su época. Pero cuando haces lo correcto, la energía que creas nunca desaparece; sigue brillando en el mundo mucho después de que hayas partido.
Si estás ocupado con lo que la gente pueda pensar, es una garantía de que no vas a hacer lo correcto. Al seguir únicamente lo que dicen los demás, ignoras tu propio propósito. Olvídate de complacer a los demás. Nunca harás feliz a todo el mundo ni serás significativo a ojos de todos. Lo importante es centrarse en compartir, en la bondad y en revelar tu Luz en el mundo. Pregúntate: ¿Estoy viviendo una vida significativa? ¿Estoy invirtiendo en cosas verdaderas y eternas, cosas que son para el beneficio de los demás?
Haz lo correcto. Mientras lo hagas, no importará lo que los demás piensen de ti. Recuerda que la energía que estás creando es eterna.
5. Comparte sin esperar que te elogien.
¿Cuántas veces miras a tu alrededor después de hacer una buena acción para ver si alguien se dio cuenta? O cuando algo va bien, ¿cuántas veces saltas para atribuirte el mérito? Aun cuando hacemos lo correcto, incluso cuando realizamos grandes acciones de compartir, nuestro ego suele involucrarse. Esperamos que nos elogien o reconozcan nuestras buenas acciones. Pero ser una persona espiritual es compartir por el hecho compartir, indiferentemente de cómo lo vean los demás.
Recuerda: la razón por la que ayudaste a alguien no fue para recibir elogios, sino porque eres significativo y tu alma tiene que hacer este trabajo en este mundo. Dar y recibir elogios no es algo malo, pero existe el peligro de volvernos dependientes de esto. Acepta los elogios, pero recuerda que no es la razón por la que compartimos lo que somos con otras personas en el mundo.
La validación externa se siente bien en el momento, pero no es duradera ni real. La única validación verdadera que necesitamos proviene de nosotros mismos, sabiendo que somos una chispa del Creador y que el trabajo que hacemos para compartir nuestra Luz con el mundo importa, lo reconozcan otras personas o no. Cuanto más te des cuenta de lo especial e importante que es tu alma, menos dependerás de los demás para obtener validación.