El comienzo de un nuevo año es un hito emocionante que solemos asociar con fiestas y celebraciones, pero también presenta grandes oportunidades para reflexionar y recalibrar. Quizá no haya otro momento que genere tal sensación de urgencia por el cambio. A menudo nos planteamos propósitos para el nuevo año, pero nos resulta difícil cumplirlos con el paso de los meses. ¿Cómo conseguimos la claridad que necesitamos para atizar el crecimiento y el cambio continuos en el nuevo año? ¿Cómo podemos convertirnos en la persona que queremos ser?
He aquí cinco consejos para plantearte (y cumplir) tus propósitos de año nuevo:
1. Concéntrate en aquello por lo que estás agradecido para obtener la claridad necesaria para hacer cambios.
El comienzo de un nuevo año es un momento importante para hacer balance de todas las cosas buenas que han sucedido a lo largo del año pasado. Tendemos a pensar más en todas las cosas que tenemos que cambiar el año que viene, pero también es importante hacer una pausa y pensar en lo que sí funcionó, por qué estamos agradecidos y qué cosas maravillosas ocurrieron el año pasado que no habían ocurrido antes.
Tener gratitud no es tan solo algo agradable y que nos hace sentir bien, sino que nos da la claridad y la fuerza para hacer cambios. Sin ella, es probable que el nuevo año comience a parecerse al anterior. Tómate un momento para reflexionar sobre lo mucho que has crecido en el último año y úsalo como motivación para hacer más cambios en el nuevo año.
2. Crea una lista de lo que quieres ser antes de la lista de lo que quieres hacer.
Nuestros propósitos de año nuevo suelen parecer listas de tareas de cosas que queremos lograr. Queremos que nuestra vida sea diferente el año que viene, pero con frecuencia empleamos las mismas partes de nuestro ser que no han sido capaces de alcanzar estos objetivos en el pasado.
Antes de crear una lista de "quehaceres", intenta hacer una lista de "qué ser". Concéntrate en quién quieres llegar a ser como persona, qué es importante para ti a nivel anímico y qué es lo que realmente te importa. Después, crea una lista de quehaceres que apoye tu lista de "qué ser". Por ejemplo, si tu objetivo es perder 5 kilos, tu lista de quehaceres podría ser algo así: "Apúntate en un gimnasio, dedica una hora a hacer ejercicio y consulta a un nutricionista". Pero tu lista de "qué ser" es una lista de todas las cualidades que tendrás que encarnar para abordar la lista de quehaceres: "Ser dedicado, disciplinado, responsable y paciente".
Sé sincero contigo mismo: ¿Estás encarnando las cualidades que necesitas para lograr tus objetivos? ¿Qué tendría que cambiar en ti para ser lo que deseas ser? Cuando te conviertes en la persona de tu lista de "qué ser", todo empieza a encajar y, de forma natural, comienzas a hacer las cosas que quieres hacer. Concentrarse primero en el ser es un camino más seguro y directo hacia el éxito.
3. Identifica lo que quieres llevar contigo al nuevo año y lo que quieres dejar atrás.
Gran parte de lo que nos impide alcanzar nuestros objetivos no es la falta de planes, sino las creencias limitantes, las heridas, los remordimientos o el victimismo que arrastramos cada año. Las mejores intenciones que tenemos se ven obstaculizadas por gran parte del equipaje que traemos de un año para otro. Esta es la razón por la que muchos propósitos fracasan. No podemos esperar seguir iguales pero tener una vida diferente. Con el tiempo, volvemos a caer en los viejos hábitos si no dejamos atrás ciertas cosas de forma activa.
Profundiza en la conciencia y los pensamientos que te están frenando. Si un pensamiento no te sirve, evita que continúe antes de hacer cualquier otra cosa. El comportamiento sigue a los pensamientos. Por supuesto, esto no es algo que ocurra de la noche a la mañana. El trabajo de eliminar ciertas creencias no es fácil. Requiere un trabajo intenso, constante y consistente, pero es posible y necesario para nuestro crecimiento.
4. Recuerda que la vida es corta y elige concentrarte en las cosas importantes.
Es fácil sentir que tenemos un tiempo ilimitado para lograr nuestros objetivos, aunque la realidad nos diga lo contrario. Solemos vivir la vida en términos de años, meses o semanas, cuando en realidad estamos hechos para vivir la vida día a día. Cada día tiene su propia energía, y lo que puedes conseguir hoy solo puedes conseguirlo en este día.
Mira la vida como un todo y asume que tienes un tiempo limitado. ¿Cuáles son las cosas más importantes en las que debes concentrarte? ¿Te estás distrayendo con cosas que no harías si supieras que tienes un tiempo limitado?
5. Comparte continuamente con los demás. Es la única forma de lograr una plenitud duradera.
Llevamos a cabo nuestros propósitos de año nuevo porque, en definitiva, queremos ser más felices; pero la verdad es que la única manera de tener plenitud duradera es compartir continuamente sin límites desde las partes más puras de tu ser. La única manera de lograr verdaderamente nuestros objetivos es a través de un elemento de trabajo espiritual y de compartir con los demás. Este es el cambio más profundo y fundamental que podemos hacer. Toda la meditación y el estudio espiritual no van a hacer nada sostenible si no nos esforzamos por ayudar a otras personas de una manera consistente.
Cuando hagas tus propósitos, asegúrate de que el más importante sea compartir activamente cada vez más este año.
Nada está destinado a ser estático y permanecer igual en nuestra vida. Nuestras relaciones, nuestra salud, nuestros trabajos; todo está destinado a estar en constante movimiento, avanzando, creciendo y cambiando. Incluso si el año pasado fue increíble para ti, cada año está destinado a ser todavía mejor con más Luz y bendiciones. La transformación no solo consiste en cumplir una lista de metas, sino en crecer y cambiar para convertirnos en personas más generosas, bondadosas y felices. Reformula tus propósitos y metas como una forma de traer Luz al mundo y convertirte en la persona que estás destinado a ser.
