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Encender gran luz a través del amor y la apreciación

Michael Berg
Marzo 31, 2024
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Este artículo fue publicado originalmente en 2016.

En la porción de Sheminí, en el octavo día, Moshé pensó que podría ser el Sumo Sacerdote pero, tal y como dice en el Midrash, el Creador le dijo que Aharón y sus hijos serían los Sumos Sacerdotes y quienes harían el trabajo espiritual importante en el Tabernáculo. Cuando leemos esta historia, no sólo suena como si Moshé hubiera estado confundido al pensar que él sería el Sumo Sacerdote, sino también como si el Creador hubiera querido que se confundiera.

El Midrash dice que cuando Moshé fue elegido para ser el líder y sacar de Egipto a los israelitas, discutió con el Creador. El Creador le dijo a Moshé que quería que fuese la persona, el canal, que llevara la Luz y liderazgo a los israelitas y los sacara de Egipto, pero Moshé dijo: “No, no soy la persona indicada”, y así continuó una y otra vez durante siete días.

Luego el Creador le dijo a Moshé: “Te he dicho durante siete días que tú debes ser quien saque de Egipto a los israelitas y tú insistes en que debo enviar a alguien más. Así pues, te prometo que llegará un momento en el que los papeles se invertirán; tú pensarás durante siete días que eres el elegido para algo y al final Yo te diré que no”. Esto hacía referencia al momento del que estamos hablando hoy; Moshé hace el trabajo espiritual en el Tabernáculo durante los primeros siete días, pero el octavo día el Creador le dijo: “Oh, disculpa, pero esto no es para ti. Llama a Aharón y sus hijos, ellos serán los cohanim y harán el trabajo”.

A lo largo de los siete días de discusión con el Creador, Moshé pensó que en lugar de él, Aharón, su hermano, era la persona adecuada para sacar de Egipto a los israelitas. Por eso, sea cuál haya sido el pensamiento sobre su hermano, claramente, no fue egoísta; entonces, ¿por qué suena como si el Creador lo estuviera castigando por eso? ¿Por qué suena como si fuera importante para el Creador hacer que Moshé creyera erróneamente durante los primeros siete días que ese sería su trabajo para luego decirle que llamara a Aharón y sus hijos porque ellos serían los Sumos Sacerdotes? ¿Cuál es el secreto?

La respuesta es una interesante enseñanza del Midrash impartida por un kabbalista francoespañol quien habla del porqué de la elección específica para la construcción del Templo: la cima del monte en Jerusalén. Tal y como los kabbalistas enseñan, sabemos que ese es el lugar físico en el que Adán fue creado y el lugar al que fue llevado Yitsjak para su atadura, también es el lugar donde se dice que Nóaj realizó el sacrificio cuando terminó el Diluvio; sin embargo, hay una razón particular por la que fue elegido como el lugar para la construcción del Templo.

¿Cuál era esa razón? Él utiliza el Midrash para responder esto, allí dice que había dos hermanos dueños de unos campos que rodeaban ese sitio. Un día encontraron un gran tesoro en la frontera, exactamente donde se unían ambos campos, y comenzaron a discutir sobre quién era el dueño del tesoro, ambos decían: “No es mío; lo digo por el lugar en donde lo encontramos, es tu tesoro”. Ambos querían que el otro se quedara con el tesoro y sinceramente no creían que les perteneciera. El Creador vio que ambos hermanos querían dárselo al otro y por eso decidió que allí se construiría el Templo y el Altar. Por lo tanto, el Midrash nos dice que el Templo fue construido allí porque ninguno de los hermanos dijo que quería el tesoro para sí ni quería dividirlo; su amor era tan fuerte que su primer impulso fue dárselo al otro antes de tomarlo para sí.

El Midrash dice que esta es la única razón por la que el Templo fue construido allí, y no por todos los otros motivos. Siempre hablamos del concepto de “ama a tu prójimo como a ti mismo”, pero en lo profundo, cuando lo piensas, el amor más poderoso no es la generosidad. La generosidad es cuando tienes algo que sabes que es tuyo y lo compartes con alguien más, o das algo tuyo a alguien por el amor que sientes por esa persona. Es importante entender que lo que ocurrió entre estos dos hermanos no es que uno quería compartir con el otro, sino que el amor que se tenían era tan intenso que su primer impulso no fue dárselo al otro sino decir: “Ni siquiera es mío”, lo cual está en un nivel muy distinto a decir: “Tengo esto y lo compartiré contigo”; más bien es: “Te amo tanto que ni siquiera veo que esto sea mío. Es totalmente tuyo”.

Eso es lo que ocurrió entre estos dos hermanos, y el secreto de este tipo de amor es lo que permitió la construcción del Beit HaMikdash, el Templo, en ese lugar. Necesitamos entender que algo más grande que la generosidad y que “ama a tu prójimo como a ti mismo” (manifestado en la acción de compartir) es un amor tan grande como para dejar de ver las cosas como tuyas e inmediatamente verlas como de alguien más; es decir, dar antes que tomar para ti. Este es un secreto muy importante que descubrimos con Moshé y Aharón.

Cuando el Creador se acercó a Moshé y le dijo: “Eres el indicado para sacar de Egipto a los israelitas”, no es que Moshé estuviese siendo humilde al decir que su hermano debía hacerlo. 

Más bien, fue porque debido a su amor y apreciación por Aharón, su primer impulso fue darle esa responsabilidad a Aharón. Por lo tanto, cuando Moshé dice: “Envía a alguien más”, realmente quiere decir: “Envía a Aharón porque él es mejor que yo, él es más espiritual y más elevado que yo, él es el indicado para el trabajo”. Por eso, cuando entendemos esto, significa que en el momento de la Zarza Ardiente cuando el Creador se acercó a Moshé, no fue porque él era espiritual. Fue porque tenía tanta apreciación por Aharón que sólo veía que Aharón era la persona indicada para el trabajo.

Esa fue la razón (y es una importante enseñanza) por la que Moshé mereció sacar de Egipto a los israelitas; gracias a esos sietes días en los que estuvo inundado con amor y apreciación por Aharón, además del deseo de darle todo. Por eso Moshé pudo ser el canal para la Redención. 

Así pues, no fue una simple discusión entre Moshé y el Creador. Fue un paso que le permitió a Moshé ser capaz de revelar la Luz de la Redención Final.

El Creador le dice a Moshé, después de discutir durante siete días: “Ve y conviértete en líder y cuando Aharón te vea, él sentirá gozo en su corazón. Debido a que tal y como tu apreciación y amor por él es inmenso y crees que él debe ser el canal de la Redención, él piensa lo mismo de ti”. Esa unión de amor y apreciación entre Moshé y Aharón permitió que sucediera la Redención. 

Porque, como hemos dicho, cualquier gran Luz debe ser revelada a través del resultado de gran amor y apreciación y, como en este caso con Moshé y Aharón, el deseo de ambos de darle al otro primero.

Entonces, ¿por qué el Creador permitió que Moshé se confundiera por siete días pensando que quizá él sería el Sumo Sacerdote? Porque para encender la gran Luz del Tabernáculo tenía que estar presente, al igual que en el momento de la Redención, la inmensa apreciación y amor de Moshé por Aharón y de Aharón por Moshé. Por lo tanto, el Midrash dice de manera muy hermosa que aparte de esos dos hermanos dueños de los campos en lo que se construyó el Templo, no hay registro histórico de que antes de Moshé y Aharón hubiese habido otras dos personas que hayan tenido un inmenso amor y apreciación entre ellos como para primero desear que el otro recibiera. ¿Cómo sabemos que Aharón realmente sintió mucho amor y apreciación por Moshé? Porque, como ya se ha dicho, el Creador le dice a Moshé: “Aharón vendrá a ti con verdadero gozo en su corazón”. Y Rav Shimón bar Yojái dice que en el momento en el que el Creador vio el inmenso amor de Aharón por Moshé dijo: “Esta es la persona que debe ser el Sumo Sacerdote. Esta es la persona que puede revelar la Luz del Tabernáculo”.

Eso ocurre así en nuestra vida también. Ya sea entre cónyuges, amigos y otros tipos de relaciones; si quieres encender gran Luz verdadera, lo puedes lograr a través del estado de amor y apreciación que lleva a alguien a decir: “Esta persona lo merece primero que yo”. Como ya hemos dicho, eso es lo que encendió la Luz de la Redención de Egipto, la Luz del Tabernáculo y la Luz del Beit HaMikdash, el Templo.

Si Aharón no hubiese sentido la misma felicidad por Moshé como si él mismo hubiese estado en su posición, la Redención de Egipto no habría ocurrido. De no ser por el amor de los dos hermanos, en el que cada uno deseaba que el otro se quedara con el tesoro, la Luz del Beit HaMikdash no se habría encendido. En ese estado debemos situarnos en nuestras interacciones diarias, con personas cercanas y, luego, con cada vez más personas. La Luz de la Redención Final sólo puede ser encendida por una persona que sienta inmenso amor y deseo de compartir como para que su primer impulso sea: “Esta persona lo merece”. Este es un conocimiento muy importante.


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