¿Es Satán real o es sólo un símbolo de nuestro ego?
Satán es real, pero no es el Satán que nos imaginamos – un diablo volando con una horca. Eso no es Satán. La traducción literal de Satán es “turbador” o, en hebreo el “adversario”. Satán es una fuerza negativa que todos tenemos dentro de nosotros. Es una herramienta creada por la Luz para ayudarnos a crecer, a vencer, a brillar y a convertirnos en el alma ilimitada que se supone que tenemos que ser en este mundo. Una de las manifestaciones de esa fuerza llamada Satán es nuestro ego. Pero no es sólo el ego. Cada deseo que tenemos sólo para nosotros mismos proviene de esa fuerza negativa. El nombre en clave para ese deseo egoísta es Satán.
No es algo físico. Está dentro de nosotros, como la inteligencia del alma, que es la energía pura de compartir, dar y confiar – una extensión eléctrica del Creador. Tenemos otra inteligencia dentro de nosotros que también ha sido creada por la Luz – es la fuente de todo egoísmo, sentimiento reactivo, comportamiento egoísta, celos, tristeza y depresión, conciencia de víctima y conciencia de culpa. Es la parte dentro de nosotros que se siente agraviada cada vez que las cosas no salen como esperamos.
Existe una diferencia entre la conciencia del alma y la conciencia de Satán, ambas cuales todos tenemos dentro de nosotros. La conciencia del alma es nuestra verdadera esencia que, según los cabalistas, permanecerá por siempre. La conciencia de Satán será eventualmente limitada o transformada completamente porque no es nuestra verdadera esencia, incluso aunque esos sentimientos parezcan ser reales en nuestras vidas. La ira, el malestar, el dolor, la decepción se sienten muy reales, Sin embargo, el Zohar nos enseña que son fuerzas temporales que existen para desafiarnos hasta que alcancemos la transformación colectiva del mundo. Entonces ¿Satán es real? Si, lo es. El Zohar lo llama una inclinación al mal – el deseo impulsivo que existe en nosotros.
Pero no es un demonio que existe externamente. Satán es en realidad un ángel bueno cuyo trabajo es ayudarnos a crecer. El Zohar nos cuenta la historia de un rey que amaba mucho a su hijo. Le dijo a su hijo, si quieres ser mi sucesor, debes prometer que nunca te acostarás con prostitutas. Entonces, el hijo lo prometió. Cuando el hijo cumplió 20 años el padre decidió ponerlo a prueba. Encontró a la ramera más hermosa del pueblo y le pidió que sedujera al hijo con todos los trucos que sabía. Ella lo intentó y el hijo estuvo muy tentado, pero venció su deseo. Se restringió a sí mismo debido a su profundo amor por su padre. Creía en los principios que su padre compartía con él y sabía que a largo plazo resistirse era lo correcto. No sucumbió a sus deseos a corto plazo. Entonces, ¿quién tenía las herramientas para ayudar al hijo a acercarse realmente a su padre? ¡la ramera! El Zohar nos dice que, aunque Satanás suene como una fuerza negativa dentro de cada uno de nosotros, es negativo solo si dejamos que nos controle. Es positivo si vemos todas las inclinaciones que provienen de la conciencia de Satán como un punto de partida para crecer y convertirnos en lo mejor que podamos llegar a ser. Cuando alcancemos la masa crítica de transformación en el mundo, se revelará a todos que Satán es en realidad un ángel bueno que nos ayuda a crecer.
Como diría Rav Berg, el truco más grande de Satán fue esconderse de nosotros y permitirnos creer que esta fuerza no existe.
Satán se convirtió en un oponente para hacernos difícil que conectemos con la Luz. Nuestro crecimiento espiritual comienza cuando reconocemos a Satán, reconocemos el mal interior, el ego interior, nuestra arrogancia, nuestro engreimiento y nuestra baja autoestima como un truco de Satán. El problema ocurre cuando nos encontramos con un oponente fuera de nosotros: alguien que acaba de lastimarnos, o el miedo por el resultado de un abogado, o el miedo por un examen médico. A menudo nos quedamos tan atrapados con el oponente externo que olvidamos que el verdadero oponente con el que tenemos que lidiar es el que está dentro. El oponente puede manifestarse como miedo, incertidumbre, ira o la persona que te lastimó.
El primer paso de la verdadera transformación y el verdadero crecimiento es el reconocimiento del oponente interior. El trabajo de Satán es esconderse. La ley universal en el juego de la vida es vencer al oponente interior. ¿Quieres una vida más ideal? ¿Quieres más bendiciones? ¿Qué estás dispuesto a superar, qué estás dispuesto a extender más allá para vencer a ese oponente interno? Entender que este es realmente el objetivo hace la vida más fácil, pero Satán es tan astuto que nos convence de que es una fuerza externa. Esa es una de las mayores ilusiones de Satán.
Los problemas surgen porque una de las cosas que Satán controla son nuestras emociones. Entonces, cuando sentimos ira, la posibilidad de vencer al oponente interno desaparece, porque está alimentada por la emoción. Cuando nos sentimos heridos, juzgados o agraviados, debemos recurrir a las herramientas cabalísticas para derrotar gradualmente a Satán. Incluso si sentimos firmemente que tenemos razón en algo, encontraremos fuerza al hacer una pausa para preguntarnos dónde se esconde el oponente.