Los kabbalistas explican que hay tres maneras de conectarnos con las almas justas que dejaron este mundo y atraer su Luz: visitar su lugar de reposo, leer sus palabras de sabiduría o leer historias acerca de ellos. Con cada historia que leemos no solo atraemos la Luz que estas almas justas revelaron, sino también el regalo de la lección enseñada por el kabbalista.
Uno de los estudiantes prominentes de Rav Elimélej de Lizensk era Rav Naftalí Tzvi de Ropshitz . Él comenzaba cada charla con un chiste y era conocido por decir que la forma más rápida de conectarse con el Creador es con la risa y la brevedad. Incluso en su niñez a menudo tenía momentos de payasear y bromear. Esto, desde luego, distraía a la clase y al profesor, quien no estaba nada contento con ello.
“Naftalí”, dijo su maestro, mientras lo sacaba del aula tras otra interrupción de la clase, “sé que te encanta hacer reír a la gente y ver la alegría en sus rostros, pero no puedes hacerlo en las horas de clases. Distrae a todos y no es respetuoso. Veo en ti un gran alma y quiero que te expreses de la forma más poderosa. Tengo un desafío para ti: no hagas ninguna broma durante las horas de clases por todo un año, y veamos qué sucede”.
El pequeño Naftalí miró solemnemente a su maestro, y con gran fuerza interna y determinación contestó: “Sí, lo acepto. Lamento haber interrumpido sus clases todo este tiempo”.
Más tarde ese mismo día, la clase y el maestro fueron a hacer su conexión con la oración de la tarde, Minjá. Mientras Naftalí Tsvi y todos los demás niños terminaron sus oraciones rápidamente, su maestro meditó por una hora. Cuando terminó su meditación, se dio vuelta y vio que todos los chicos se estaban riendo de algo que había dicho Naftalí Tsvi.
Por segunda vez ese mismo día, el maestro llamó aparte a Naftalí Tsvi.
“Pensé que te habías comprometido a no decir ningún chiste por todo un año. ¿Qué pasó?”.
Sin siquiera poder contener su gran sonrisa, Naftalí contestó: “Sí, ¡pero su oración tardó tanto que pensé que había pasado un año!”.
Naturalmente, las oraciones y meditaciones son momentos del día que debemos asumir con seriedad. Reflexionar sobre nuestro día, pedir al Creador ayuda y fortaleza, y atraer energía poderosa no es algo para tomarse a la ligera. Sin embargo, a veces hay momentos en los que un chiste o la risa puede perforar las capas más densas alrededor de nuestra alma. Tal y como Karen Berg escribió una vez: “La risa puede elevarnos y sacarnos de la tristeza, recordándonos cuán graciosa y hermosa puede ser la vida. La risa puede salvarnos de nuestro ego. Puede salvarnos de nosotros mismos”.
Que el mérito de Rav Naftalí Tzvi de Ropshitz despierte más alegría y risa en nuestra vida. Y que su risa nos ayude a crear algo para el mundo que lo haga un poco más radiante gracias a nuestra presencia.