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La Kabbalah sobre la beneficencia

Centro de Kabbalah
Diciembre 4, 2018
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La beneficencia, o tsedaká, es el método a través del cual podemos controlar nuestro propio destino. Los kabbalistas enseñan que incluso puede salvar a una persona de la muerte.

¿De dónde viene esta noción? ¿Es solo una cláusula de buena conducta y moralidad para evitar que nos destruyamos unos a otros? ¿Dios se sentó en su escritorio en el Cielo y desarrolló un conjunto de leyes para que Sus hijos se comportaran bien y fueran amables entre ellos porque quería un mundo que luciera bien y que la gente en él se comportara adecuadamente? ¿Por qué cuando enfrentamos nuestra propia mortalidad despertamos ante la idea de la beneficencia? ¿Esto forma parte de una manipulación religiosa para hacernos dar antes de morir, o hay algo que nuestra alma sabe y que nuestro cuerpo desconoce?

"...el método a través del cual podemos controlar nuestro propio destino."

Hay una historia chistosa que ilustra la complejidad de nuestra relación con la beneficencia:

Un hombre muy adinerado está disfrutando los placeres de su gigantesca fortuna en su gran yate cuando se desata una tormenta titánica y destruye su barco. Solo en la oscuridad, está seguro de que morirá, cuando una pequeña voz en su interior le recuerda que en la escuela dominical aprendió que la beneficencia puede salvar a alguien de la muerte. Reunió fuerzas y gritó al Creador: “Mi dinero no significa nada para mí, ¡solo quiero vivir! Si me salvas de este desastre, daré todo mi dinero a la beneficencia”. En ese momento, sale el sol y ve tierra a lo lejos. Su cuerpo y voluntad se fortalecen al ver la tierra, dice: “Dios, por favor, si tan solo me ayudas a llegar a tierra, daré la mitad de mi dinero a la beneficencia”. Poco después, sin esforzarse mucho, el hombre se encuentra a pocos kilómetros de la orilla; ahora, motivado por la posibilidad de que después de todo lo lograría, dice con un voz calmada y calculada: “Dios, si me aseguras que llegaré allí, daré el 10 % de mi riqueza a la beneficencia. ¿Sabes cuán adinerado soy? ¡10 % es mucho dinero!”. Antes de terminar de pronunciar esas palabras, sus pies comenzaron a tocar la arena del océano. Luego dice entre dientes: “¿Sabes qué, Dios? Igual te agradezco, pero no necesito tu ayuda. Llegué por mi cuenta”.

Si hoy buscas en Google qué es beneficencia, encontrarás muchos artículos sobre las maneras en las que la gente racionaliza y teoriza el dar. Las estadísticas muestran que definitivamente evolucionamos en una sociedad con una mayor conciencia social de las dificultades que enfrentan los demás en todo el mundo e incluso quienes están cerca de nosotros, esto se debe en gran medida al poder y el efecto que tienen las redes sociales para reducir el espacio y maximizar el entendimiento entre nosotros. Sin embargo, la idea de que hacer beneficencia trae beneficios a quien da es un constructo predominante que tiene más sentido en textos religiosos. Ya sea parte del judaísmo, cristianismo, budismo, islam, las principales tradiciones religiosas tienen algo que decir con respecto a dar a los pobres y que ese acto de bondad trae más beneficio a quien da. Una forma de beneficencia en el islam, Zakat, puede traer purificación a quien la realiza. Desde la perspectiva budista, dar es un reconocimiento de la interdependencia de la vida, y la generosidad es uno de los atributos que estimulan el despertar espiritual. En el sijismo, el Gurú Nanak dice: “El único lugar en el que pueden existir tu mirada y gracia misericordiosas es aquel donde se cuidan a los humildes” (HDSY Harvard Divinity School). Y tal y como explica el Talmud: “El pobre hace más por el adinerado que lo que el adinerado hace por el pobre”.

"Dar beneficencia al pobre provoca una unificación intensa entre el mundo superior (Zeir Anpín) y el mundo físico (Maljut)."

La Kabbalah, la física de la espiritualidad, provee lógica metafísica precisa para este y otros preceptos espirituales, identifica los mecanismos del universo y cómo la Luz del Creador, la fuente de Vida, fluye desde la dimensión oculta hasta esta, la dimensión de la fisicalidad visible y palpable.

El Zóhar, el libro de referencia de donde se origina todo el conocimiento kabbalístico, dice que dar beneficencia al pobre provoca una unificación intensa entre el mundo superior (Zeir Anpín) y el mundo físico (Maljut).

El Zóhar explica:

Ven y ve: aprendimos dónde está el hombre pobre, esto es: Maljut, cuando no está unido con Zeir Anpín. ¿Cuál es la razón de esto? Es que el hombre pobre no tiene nada propio, salvo lo que le es dado. La Luna, Maljut, tampoco tiene luz propia, salvo la que el Sol, Zeir Anpín, le da.

 

Ven y ve: ¿Por qué es considerado muerto el hombre pobre? Porque esto es traído por ese lugar, ya que él está en un lugar de muerte, porque Maljut es el secreto del Árbol de Conocimiento del Bien y el Mal. Si uno es merecedor, es de Bondad y Vida, pero si no lo es, es de la Maldad y la muerte. Es por lo tanto llamado ‘un hombre muerto’. Quien se compadece de él y le da caridad causa que el Árbol de la Vida, llamado ‘caridad’, descanse sobre el Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal, que es el Árbol de la Muerte; como está escrito: “…pero la rectitud libera de la muerte” (Mishlei 10:2). Así, como el hombre hace abajo, en aliviar al hombre pobre, llamado ‘un hombre muerto’, así lo hace exactamente arriba, al causar que el Árbol de la Vida descanse sobre el Árbol de la Muerte. Es feliz la porción de quien es merecedor de hacer un Santo nombre arriba, a saber, unirlo con Zeir Anpín. Por esa razón la caridad sobrepasa a todo.

Fragmento de la porción Bejukotái 22-23

"La caridad sobrepasa a todo.” ~ El Zohar

Si bien la Luz del Creador es una fuerza infinita de energía incomprensible para la mente finita, los atributos del Creador son conocidos y manifestados en este mundo físico a través de las Diez Emanaciones, diez aspectos distintos de la energía llamados Sefirot. Cuando los mundos superiores (Zeir Anpín) se unen al mundo físico (Maljut) por medio del canal de Yesod (que está entre Maljut y las seis esferas superiores de Zeir Anpín), se ilumina el mundo entero y todo lo que está en él, lo cual trae bendiciones y sustento a esta dimensión física. La afirmación del Zóhar: “la caridad sobrepasa a todo”, nos indica que la beneficencia (tsedaká) es la acción que logra de manera más poderosa esta unión. Cada vez que hacemos beneficencia, llega un flujo de Luz para aportar a este mundo físico.

Las palabras tsadik y tsedaká comparten la misma raíz (tsédek). En la Biblia, porción Génesis 41, aprendemos sobre Yosef y su sueño. Yosef es el único personaje de la Biblia que recibe el apelativo tsadik, cuya traducción da a entender que él es justo. No obstante, uno se imaginaría que la Biblia está llena de gente “justa”. Entonces, ¿por qué él es el único con este apelativo? El Zóhar explica que tsadik está conectado con la Sefirá de Yesod, y Yosef es considerado el canal, o carroza, de la Sefirá de Yesod. El término “carroza” significa que a través de sus acciones abrió la puerta entre este mundo y el mundo superior para permitir que fuese revelada la energía de Zeir Anpín.

Por medio de la interpretación del sueño del Faraón —las siete vacas robustas y las siete vacas flacas— Yosef pudo predecir la gran hambruna. Él tomó grandes medidas para preservar suficiente comida para alimentar a todo el mundo durante ese tiempo difícil. Como resultado, almacenó comida suficiente para que durara hasta después del período de dificultades. Las acciones de Yosef no son una narración histórica, más bien son una alegoría para ilustrar la manera en la que funciona el sistema espiritual. El Zóhar describe a Yosef y la Sefirá de Yesod como los sustentadores.

Cuando damos tsedaká, en esencia, nos convertimos en sustentadores como Yosef. Sin embargo, Rav Berg dice que la tsedaká, el único precepto descrito como que salva de la muerte, no es lo mismo que simplemente dar. Tal y como Rav Berg explica: “Lo que hace a la tsedaká diferente del concepto de dar es que la tsedaká es dar a una persona pobre. Cuando le das a una persona pobre, con la conciencia de tsedaká, puedes eliminar el decreto de muerte”.

La clave para desentrañar este misterio se encuentra en la palabra misma. La última letra de la palabra tsedaká es la letra Hei. La letra Hei al final de la palabra tsedaká representa la Sefirá de Maljut. Para considerar el dar como tsedaká, para que quien dé sea sustentador, en el nivel de Yesod, el recipiente debe ser como Maljut —no tener nada propio—, ser una persona pobre.

"Las acciones físicas evocan efectos espirituales."

Si bien la Luz del Creador es una fuerza infinita de energía incomprensible para la mente finita, los atributos del Creador son conocidos y manifestados en este mundo físico a través de las Diez Emanaciones, diez aspectos distintos de la energía llamados Sefirot. Cuando los mundos superiores (Zeir Anpín) se unen al mundo físico (Maljut) por medio del canal de Yesod (que está entre Maljut y las seis esferas superiores de Zeir Anpín), se ilumina el mundo entero y todo lo que está en él, lo cual trae bendiciones y sustento a esta dimensión física. La afirmación del Zóhar: “la aridad sobrepasa a todo”, nos indica que la beneficencia (tsedaká) es la acción que logra de manera más poderosa esta unión. Cada vez que hacemos beneficencia, llega un flujo de Luz para aportar a este mundo físico.

Las palabras tsadik y tsedaká comparten la misma raíz (tsédek). En la Biblia, porción Génesis 41, aprendemos sobre Yosef y su sueño. Yosef es el único personaje de la Biblia que recibe el apelativo tsadik, cuya traducción da a entender que él es justo. No obstante, uno se imaginaría que la Biblia está llena de gente “justa”. Entonces, ¿por qué él es el único con este apelativo? El Zóhar explica que tsadik está conectado con la Sefirá de Yesod, y Yosef es considerado el canal, o carroza, de la Sefirá de Yesod. El término “carroza” significa que a través de sus acciones abrió la puerta entre este mundo y el mundo superior para permitir que fuese revelada la energía de Zeir Anpín.

Por medio de la interpretación del sueño del Faraón —las siete vacas robustas y las siete vacas flacas— Yosef pudo predecir la gran hambruna. Él tomó grandes medidas para preservar suficiente comida para alimentar a todo el mundo durante ese tiempo difícil. Como resultado, almacenó comida suficiente para que durara hasta después del período de dificultades. Las acciones de Yosef no son una narración histórica, más bien son una alegoría para ilustrar la manera en la que funciona el sistema espiritual. El Zóhar describe a Yosef y la Sefirá de Yesod como los sustentadores.

Cuando damos tsedaká, en esencia, nos convertimos en sustentadores como Yosef. Sin embargo, Rav Berg dice que la tsedaká, el único precepto descrito como que salva de la muerte, no es lo mismo que simplemente dar. Tal y como Rav Berg explica: “Lo que hace a la tsedaká diferente del concepto de dar es que la tsedaká es dar a una persona pobre. Cuando le das a una persona pobre, con la conciencia de tsedaká, puedes eliminar el decreto de muerte”.

La clave para desentrañar este misterio se encuentra en la palabra misma. La última letra de la palabra tsedaká es la letra Hei. La letra Hei al final de la palabra tsedaká representa la Sefirá de Maljut. Para considerar el dar como tsedaká, para que quien dé sea sustentador, en el nivel de Yesod, el recipiente debe ser como Maljut —no tener nada propio—, ser una persona pobre.


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