Esta noche, y todo el día de mañana, es un momento muy especial. Es la festividad de Lag BaÓmer, el aniversario de la muerte de Rav Shimón bar Yojái, autor del Zóhar, la fuente de todo conocimiento kabbalístico. Sabemos que en la hilulá, o aniversario de muerte, de una persona justa está disponible para nosotros toda la Luz que esa persona reveló en su vida.
El Zóhar explica que Rav Shimón eligió dejar el mundo este día porque ya había terminado su trabajo. Había dado al mundo la capacidad de tomar esta energía que está contenida en el Zóhar y compartirla con la gente hasta la última generación, la generación que provocará la Redención Final.
A partir de lo que hemos aprendido, lo que podemos ver y el rumbo de los acontecimientos en el mundo, creemos que nuestra generación es bendecida con el mérito de ser esa generación. Tal y como dice la Biblia: “Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo, porque todos Me conocerán”. Esto significa que cada uno de nosotros tendrá suficiente conocimiento para entender que la divinidad del Eterno es nuestra y, teniendo esto en cuenta, seremos más como esa fuerza.
A lo largo de los siglos la Kabbalah ha sido transmitida por Rav Shimón al Arí, luego por el Arí a Rav Áshlag, después por él a Rav Brandwein y finalmente este último se la transmitió a nuestro maestro, Rav Berg, quien a su vez ha compartido el conocimiento y la Luz del Zóhar con todo el que tenga el deseo de aprender y conectar. El Zóhar viene de un lugar tan excelso que, históricamente, sólo pocas personas lo han comprendido, aún menos personas han tenido acceso a él y casi ninguna ha podido poseer uno y aprender de él por su cuenta. Hoy en día, sabemos que millones de personas tienen el Zóhar porque hemos impreso millones de volúmenes que han sido distribuidos por todo el mundo. Estoy segura de que la razón por la cual se permitió que todo esto ocurriera es porque nuestra generación es la elegida.
Hemos tenido el gran privilegio de formar parte del tiempo en el que estos conceptos difíciles descendieron a un nivel en el que tú, yo y, esperemos también, todo el mundo, podemos entender tanto como para producir un cambio para mejor, completar nuestro tikún y, al hacerlo, revelar suficiente Luz para manifestar la Redención Final para el mundo entero.
Dicho esto, ¿cómo podemos usar la hermosa y generosa energía que está disponible en las siguientes 24 horas?
Una de las lecciones que el Zóhar más destaca es el poder de nuestras palabras. De hecho, el Zóhar nos recuerda que nuestras palabras crean ángeles. El hecho de que esos ángeles sean positivos o no depende de la naturaleza de nuestras palabras. Las palabras amables, compasivas, amorosas, atentas y respetuosas crean ángeles que son como dichas palabras.
Imagina los ángeles que podemos crear si en las siguientes 24 horas usáramos nuestras palabras solamente para bien.
El mismísimo aire que le da vida a nuestro cuerpo es un regalo del Creador que nos es dado para hacer del mundo un lugar mejor. No porque el Creador de este mundo necesite nuestro esfuerzo para perfeccionar el mundo, sino porque nosotros necesitamos esforzarnos para perfeccionarnos a nosotros mismos. Reconfigurémonos para que los momentos en los que queremos decir algo menos que positivo sobre una persona, recordemos que la Luz existe en ella; y para que cuando sintamos que todo se derrumba, no usemos nuestras palabras para quejarnos sino para confirmar que la Luz sí existe allí también.
No se me ocurre un mejor momento que el presente para crear tal cambio en nosotros y, al hacerlo, producir un cambio que revele suficiente Luz como para, con la ayuda de Dios, traer redención a nosotros y a todo el mundo.
Dios los bendiga y Jag Saméaj.