La porción de Yitró comienza con la historia de una persona muy negativa que resultó ser el suegro de Moshé. Su nombre era Yitró, o Jetró, y él decidió dejar su hogar para estar con Moshé. La Torá y los kabbalistas son muy específicos en las dos noticias que Yitró escuchó que le hicieron decidir ir al desierto con Moshé. La primera fue el milagro de la división del Mar Rojo. Pero ese milagro no es el que lo motivó a irse y estar con Moshé; más bien fue escuchar sobre la Batalla de Amalek —que conocemos como la batalla contra el ego, el Deseo de Recibir para Sí Mismo, las fuerzas de la duda— lo que lo motivó realmente a desear irse de su casa y pasar su tiempo con Moshé.
El Zóhar explica claramente que la Luz que está disponible para nosotros en Shabat Yitró es la Luz de la eliminación total de la oscuridad de este mundo. Dice que la Luz de la libertad absoluta, incluso libertad del Ángel de la Muerte, fue revelada en este Shabat. Por eso el Zóhar dice que estas dos cosas, la llegada de Yitró y la revelación de la Luz de la Inmortalidad, es decir, la Luz de eliminación total de la oscuridad en este mundo, tenían que unirse. Eso nos lleva a lo que ocurrió entre la llegada de Yitró y la revelación de los llamados Diez Enunciados, los cuales representan la Luz de la Inmortalidad, la Luz de la completa eliminación de la oscuridad de este mundo.
Yitró, quien había vivido una vida conectado con las fuerzas de la oscuridad, se acercó a Moshé, el gran líder que había realizado cosas maravillosas, y le dijo: “Veo que la manera en la que estás liderando está absolutamente errada. Tengo una idea para cambiar todo por completo, incluyendo tu manera de liderar”. Ahora bien, si la mayoría de nosotros estuviera en una posición de liderazgo, pienso que, siendo francos con nosotros mismos, seguramente no habríamos cambiado todo solo porque alguien que acaba de llegar y es proveniente de un lugar muy negativo nos diga que lo hagamos. Sin embargo, Moshé no solo escuchó a Yitró, sino que también cambió literalmente todo su estilo y trabajo de liderazgo basado en la idea que Yitró le dio.
¿Por qué Moshé era tan abierto y, aún más importante, qué debemos aprender para lograr realmente el propósito por el que nuestra alma vino a este mundo? Antes de entender eso, me gustaría compartir una sección del Zóhar. En la porción de Kedoshim está escrito: “Uno necesita estudiar, aprender, de todos. Se debe estudiar aun de una persona que no sabe”. ¿Qué significa eso? Aquí el Zóhar nos dice que debemos aprender de alguien incluso si esa persona no tiene idea de lo que habla. ¿Por qué? Porque si estamos abiertos a estudiar y aprender, aun de aquellos que no saben, despertará en nosotros la capacidad de recibir.
¿Qué quiere decir eso? La diferencia entre un individuo que al menos tiene el potencial de lograr lo que su alma vino a hacer a este mundo y uno que podría ser espiritual, tener algo de sabiduría, pero que no tendrá la posibilidad de lograr el propósito de su alma en este mundo, es una conciencia básica. Y esta de verdad debe ser la base de nuestra vida, de nuestra conexión. Si queremos poder alcanzar el propósito de nuestra alma en este mundo, debemos entender que la distancia entre donde estamos ahora y donde debemos estar —en términos de entendimiento, conciencia, sabiduría, cambio y crecimiento— es gigantesca; incluso si hemos estudiado por años y cambiado a lo largo de ellos.
Por ende, si eso es cierto, y esa es la manera en la que vivimos cada día de nuestra vida, entonces estamos constantemente abiertos a escuchar a absolutamente todos (a los que saben y a los que no saben) porque estamos desesperados por un cambio y tenemos un deseo inmenso de elevarnos de nuestra posición actual a donde debemos estar; pero esa no es la manera en la que la mayoría de nosotros piensa. Aun aquellos que somos espirituales y estamos cambiando decidimos recibir de una persona u otra porque pensamos que quizá sabe un poco más que nosotros, mientras que decidimos no recibir de una persona que no ubicamos en nuestro nivel o por encima de nosotros.
Mientras solo recibamos de la gente a la que le asignamos la capacidad de enseñarnos, no recibiremos los mensajes que necesitamos recibir. Nunca recibiremos la sabiduría que estamos destinados a recibir. Nunca podremos cambiar de la manera que debemos. Tenemos que tener un deseo desesperado de cambio; si lo tenemos, entonces los mensajes y la sabiduría llegarán a nosotros.
¿De dónde provendrá? A menudo de la gente que no sabe. Suele venir de la gente que no consideramos como fuente de sabiduría. Moshé estaba desesperado por cambiar, sin importar cuánto había logrado, lo elevado que estaba ni cuánta sabiduría poseía. Sabía que de donde estaba a donde debía estar había una gran distancia. Y debido a que estaba desesperado por cambiar y estaba dispuesto a hacerlo, aunque viniera de Yitró, sabía que realmente no provenía de él. Moshé sabía que debido a que tenía un deseo de cambiar, sencillamente ocurrió que el mensaje llegó a través de Yitró. No porque Yitró fuese un alma elevada, un sabio o porque conociera a Moshé muy bien, sino simplemente porque Moshé sabía que si estaba desesperado por cambiar, los mensajes llegarían a él de cualquier parte, tal y como dice el Zóhar, hasta provendrían de personas que no saben.
Si estamos desesperados por cambiar, si somos realmente conscientes de la distancia entre el lugar en donde estamos ahora y aquel en el que debemos estar, estamos abiertos. Y esa disposición no significa simplemente que cambiaremos… significa que recibiremos los mensajes que necesitamos para cambiar.