Nadie tiene una vida perfecta.
No existe nadie entre nosotros que nunca haya sido herido por otra persona.
Todos hemos experimentado dolor y hemos atravesado nuestro infierno personal en algún momento.
Existen cosas que todos nosotros tenemos en común. Puede que pienses que, ya que todos estamos en el mismo bote, deberíamos sentirnos unidos. Sin embargo, la mayor parte del tiempo, cuando nos hieren, escogemos edificar murallas para protegernos y separarnos a nosotros mismos de otros.
Al entrar en el mes de Acuario podemos recurrir a una energía que puede ayudarnos a derribar las innumerables murallas que hemos levantado en el curso de una vida. La verdad es que construir tales muros puede que nos proteja de resultar heridos, pero también evita que experimentemos la Luz. Esto nos mantiene encerrados en nuestra pequeña realidad, incapaces de conectar con otros que estamos destinados a amar, con quienes podemos reír y sí, en algún momento incluso debemos resultar heridos para que así podamos aprender y crecer.
Para sacar el mayor provecho de la energía disponible en este mes, intenta abrirte un poco más a los demás. Explora nuevos caminos. Expresa lo que piensas. Di “sí” cuando alguien te invite a algo a lo que normalmente hubieras dicho “no”. Al confiar en el universo, podemos bajar nuestras defensas y comenzar a experimentar más la completa belleza que la vida nos ofrece.
Es imperativo que derribemos los muros que hemos construido entre nosotros y los demás.
Es así como dejamos entrar al amor.