Bereshit es el primer Shabat y la primera lectura del año. Los kabbalistas explican que en este primer Shabat y en esta primera lectura realmente comenzamos a renovar nuestro trabajo espiritual y nuestro proceso espiritual para el año. Me gustaría entonces enfocarme en una enseñanza extraída de la historia de Caín y Abel que nos da entendimiento y orientación ahora que comenzamos un nuevo año y el trabajo espiritual que viene con él.
El Rambán, Najmánides, nos dice que Adán y Eva, y sus hijos Caín y Abel, cultivaban la tierra y criaban ganado. En aquellos días, no había más nadie en la Tierra, así que tenían recursos infinitos. Un día, Caín dijo: “No tiene sentido que sólo tomemos para nosotros y que de alguna manera no establezcamos, mediante nuestros recursos y riqueza, una conexión con la Luz del Creador”. Najmánides nos dice que Caín llegó a un estado de claridad y de conexión con la Luz del Creador sumamente elevados, diciendo que aunque en la Tierra sólo estaban ellos y sólo podían compartir entre sí, él también quería llevar lo que se conoce como sacrificio. La idea de sacrificio es una conexión, generar proximidad entre la persona y la Luz del Creador. El Rambán habla ampliamente acerca de este gran estado de conciencia y conexión que Caín alcanzó al llegar a este entendimiento.
Caín trae un sacrificio y realiza una acción de compartir para despertar esta conexión entre él y la Luz del Creador y la conciencia de que él no está aquí sólo para tomar para sí mismo. Luego está escrito que Abel ve a su hermano llegar a este estado de conciencia, y aunque él estaba en un nivel más bajo y evidentemente no podía alcanzar esta claridad por su propia cuenta, vio la importancia de compartir y dijo: “Aprenderé de ti, hermano mío”. En este momento en la historia, si tuvieras que medir el nivel de conexión, crecimiento espiritual y elevación, Caín estaba muy elevado y Abel estaba, de alguna manera, por debajo de él.
Y aunque Caín es el primero en entender que tiene que llevar a cabo una acción de retribución, escoge compartir sólo de la peor cosecha. Ahora bien, piensa en ello por un momento. En el mundo en aquel momento, no había más nadie. Esas cuatro personas: Adán, Eva, Caín y Abel, podían tener lo que quisieran de los cultivos que realizaban. Caín, con este elevado nivel de entendimiento y conciencia dice: “De alguna manera debo realizar una retribución al Creador para mostrarle que no quiero recibir solamente para mí. Hay hectáreas y hectáreas de frutas y vegetales que yo y quienes estamos en el planeta no terminaremos nunca, pero voy a dar de lo peor y lo más bajo de las cosechas”.
¿Cómo puede ser que Caín por una parte tenga claridad, pero por otra sea tan tonto?
Sin embargo, Abel, aunque tenía un nivel inferior de conciencia, dijo: “Si voy a hacer una retribución y hay tanto que nunca nos acabaremos, déjame tomar lo mejor de mi ganado”. Por lo tanto, el Creador dice: “Esto causará una conexión con Abel, pero no con Caín porque él escogió dar de lo más bajo y de lo peor de su cosecha”. Así, la acción, el sacrificio de Abel es aceptado y el de Caín no. De nuevo, como dijimos, Caín es muy elevado y aún así es tonto al mismo tiempo; hay una gran Luz que reside al mismo tiempo que la oscuridad.
Caín se deprimió y estaba molesto, y pensó: “Yo soy el más elevado y el que tiene mayor conexión. Fue mi idea hacer un sacrifico para el Creador, y sí, es verdad que cometí un torpe error al decidir no dar lo mejor, pero ¿por qué el Creador aceptaría el sacrificio de Abel y no el mío?”. El Creador le respondió: “No estés tan molesto. Se trata del crecimiento. Tan sólo debes aprender, eliminar un poco de la oscuridad que existe dentro de ti. Todo lo que debes hacer es seguir creciendo. Estás en el camino correcto. Estás conectado. Estás creciendo. Continúa eliminando la necedad y la ceguera de tu interior”. El Creador le habla directamente e intenta guiarlo hacia un camino espiritual, pero Caín no puede aceptarlo. Dice que todo es una mentira.
Aunque el Creador había estado hablando con él y dirigiéndolo, Caín se dice a sí mismo que el Creador ni siquiera existe, y como todos sabemos, luego va y mata a su hermano Abel.
Cuando el Creador regresa a Caín después de que Caín mató a Abel y le pregunta dónde está su hermano, Caín dice que no tiene idea de dónde se encuentra. No sólo le estaba mintiendo al Creador, se estaba mintiendo a sí mismo. Estaba en un estado de negación, ceguera y oscuridad tal que se convenció a sí mismo de que no había hecho nada malo. Y aunque no hay nada peor que el asesinato, en ese momento de gran oscuridad aún había una gran Luz dentro de Caín.
Al leer esta historia vemos gran Luz, gran oscuridad, mucha claridad y mucha ceguera, porque a menudo pensamos (y esta es la enseñanza importante) que estamos en un solo estado; soy una persona muy buena ahora durante este día o esta semana, pero no puedo ser tan buena persona la semana siguiente o el siguiente mes. Pero lo que debe estar claro es que justo en este momento tenemos que saber que si sentimos una tremenda conexión y actuamos de buena manera, incluso en este momento la oscuridad también reside dentro de nosotros; y esta enseñanza tiene muchas ramificaciones importantes. Y aun si sentimos una tremenda cantidad de oscuridad y negatividad ahora, al mismo tiempo tenemos que saber que una gran Luz también reside en nuestro interior.
No es que uno va de un estado de Luz a un estado de oscuridad, y luego de un lado a otro. Es que casi siempre, hasta que completamos nuestro tránsito y elevación, en cada uno de nosotros y en todo momento hay una gran Luz y una gran oscuridad. Así que lo que deberíamos obtener de esto es, primero, entender cómo incluso en momentos de gran claridad y conexión podemos estar ciegos a algo. De la forma en la que vemos a otras personas, es como de hecho nos vemos a nosotros mismos.
Por lo tanto, tenemos que estar conscientes de que la oscuridad y la Luz existen dentro de nosotros al mismo tiempo. Porque cuando estamos al tanto de ello, puede que digamos: “Aunque estoy en un estado de conexión y elevación, quizá hay algo más que deba hacer. Y quizá debería dar algo mejor”. La humildad debe existir a pesar de que pensemos que estamos conectados y que vemos con claridad. Esa humildad debe existir porque debemos saber que aun en los más grandes estados de Luz y de conexión, también existe oscuridad en nuestro interior. Por tal motivo, con humildad siempre debemos recordar que aquello que pensamos que vemos con claridad, puede que no estemos viéndolo 100% claramente; ya sea con respecto a otras personas y, ciertamente, con respecto a nosotros mismos. Debemos estar conscientes del hecho de que la Luz y la oscuridad no existen en distintos momentos dentro de nosotros, sino al mismo tiempo.
El entendimiento que obtenemos de esta enseñanza de la porción de Bereshit es la humildad que debe existir en cuanto a cómo nos vemos a nosotros mismos y a lo que hacemos. Sí, tengo claridad respecto a esto, pero ¿habrá algo más en esta situación a lo que estoy ciego? ¿Hay más oscuridad que debo eliminar? Sólo porque sintamos una gran conexión no significa que no haya oscuridad.