La porción de esta semana, Toldot, contiene la famosa historia de los dos hermanos gemelos Yaakov y Esav. Aunque ellos tenían los mismos padres, la similitud que compartían terminaba allí. Yaakov era puro, un tsadik (un alma justa), un canal de Luz y energía positiva. Por otra parte, su hermano Esav era negativo, malvado, egoísta y amargado. Un canal de energía negativa. Su abuelo, Avraham, acababa de morir y Yaakov hizo un tazón de sopa de lentejas para reconfortar a su padre, Yitsjak. Esav entró , justo después de regresar del campo, hambriento tras haber dedicado el día a cazar. Esav olió la sopa de lentejas y le dijo a Yaakov que daría cualquier cosa por ella, así que cambió su derecho de nacimiento, su primogenitura, por el placer momentáneo de un tazón de sopa de lentejas.
Esto nos obliga a preguntarnos: ¿cómo pudo Esav hacer tal cosa? ¿Intercambiar algo invaluable por algo tan insignificante y de tan corta duración?
La lección de esta semana es muy poderosa para todos nosotros, ya que este es el tipo de cosas que hacemos diariamente. ¿Por qué Esav hizo esto? Porque no se dio cuenta de lo que estaba perdiendo. Todo lo que podía ver era la gratificación inmediata. Él estaba consumido por su deseo de comida; no pensaba en nada más.
¿Con cuánta frecuencia intercambiamos nuestra Luz por energía de corta duración? Cedemos ante la ira, el juicio, los temores y las inseguridades. Lo que la Luz quiere darnos, el derecho de nacimiento de nuestra alma, siempre es mucho más grandioso que cualquier placer de corta duración.
A veces, en tan sólo un momento, nuestro deseo por algo se siente tan fuerte que nos domina. Pensamos: “Qué no daría en este momento por amor, una bebida, una pizza, un plato de sopa de lentejas…”. Si nos permitimos ser manejados por nuestro vacío o necesidad, ¿cómo esperamos manifestar las bendiciones que son el “derecho de nacimiento” de nuestra alma? Ya lo hemos escuchado antes: la vaca quiere alimentar al becerro mucho más de lo que el becerro quiere comer. La Luz quiere darnos mucho más de lo que nosotros deseamos recibir. Nuestro derecho de nacimiento no es sólo nuestro potencial para recibir más, sino nuestro potencial para hacer, compartir, dar y marcar una diferencia. Mientras más activamos el derecho de nacimiento de nuestra alma, más significado y plenitud traemos a nuestra vida.
Puede que pensemos que realmente queremos recibir algo, pero luego, cuando nos ofrecen una alternativa menor pero más inmediata, a menudo nos conformamos con ella. Nos conformamos con la sopa de lentejas. Nos conformamos con tener la razón en lugar de traer paz y tener una mejor relación. Nos conformamos con el pretendiente del momento en lugar de esperar por la persona indicada. Nos conformamos con la sopa de lentejas porque no pensamos o no queremos esperar o trabajar por algo mejor, a pesar de que esto nos pueda dar mayor plenitud y signifique más para nosotros.
Rav Berg explica esto a través del ejemplo de Lashón Hará (el habla maliciosa, hablar de manera negativa): existe una ley espiritual que establece que cuando una persona “A” habla Lashón Hará acerca de una persona “B”, toda la Luz que la persona “A” reveló ese día se transfiere a la persona “B”. Así intercambiamos nuestra energía por un poco de sopa de lentejas.
El Rav relató que durante la vida del Arí (Rav Isaac Luria) muchas almas tenían el potencial de alcanzar lo que el Arí había alcanzado. Sin embargo, él fue el único que logró hacerlo. Utiliza las herramientas para ayudarte a manifestar la energía de esta semana. Escanea el Zóhar, medita mientras haces mikve, está más presente durante Shabat. Por medio de la elevación de nuestra conciencia podemos dar pasos más grandes para manifestar nuestro derecho de nacimiento y evitar escoger la sopa de lentejas.