"Mindfulness", o conciencia plena, se ha convertido en una palabra clave en los últimos años, usada para describir todo lo que abarca desde meditación hasta alimentación sana y yoga. Pero ¿qué significa en realidad estar plenamente conscientes?
A lo largo del día todos hacemos cosas sin pensar, lo que nos puede conducir a errores, malos hábitos o consecuencias indeseadas. La conciencia plena consiste en experimentar cada momento en su totalidad y, como resultado, tomar decisiones que sean positivas, llenas de propósito y sin estar basadas en el miedo. Se trata de dirigir nuestra energía de maneras que apoyen nuestro crecimiento.
He aquí tres consejos para ayudarte a practicar la conciencia plena cada día:
1. Ten curiosidad por ti mismo y el mundo que te rodea. De niños, estamos conscientes de que hay mucho que desconocemos, así que hacemos muchas preguntas. A medida que crecemos, tomamos por sentado que entendemos cómo funciona el mundo y que no hay nada nuevo por descubrir. Comenzamos a aceptar las cosas como un hecho o que así es como deben ser, en lugar de cuestionarlas. En realidad hay mucha profundidad y potencial por descubrir, incluso en nosotros mismos.
Muchas veces, atravesamos la vida sin realmente detenernos a pensar en las cosas, positivas y negativas. Nos ocupamos, nos distraemos o nos abrumamos, y no dedicamos tiempo a ver cómo nos encontramos. Pero cuando somos curiosos sobre nosotros mismos, comenzamos a hacer preguntas y nuestro cerebro comienza a buscar respuestas, y después empezamos a encontrar soluciones diferentes.
Ten curiosidad por tus reacciones e intenciones, tanto cuando hagas algo positivo como cuando cometas un error. En lugar de lamentarte o avergonzarte, concéntrate en tratar de entender qué estás haciendo y por qué lo haces. ¡Las respuestas pueden ser muy reveladoras! Cuando preguntas con intención, eres menos propenso a caer en las trampas. De hecho, solo por ser curioso y ser consciente de ti mismo, estás pidiendo ayuda del Creador, y esta es la única manera de alcanzar nuestro verdadero potencial.
2. Determina tus intenciones antes de que fijes tus metas. Es fantástico tener metas, pero en realidad estas pueden limitarnos de ciertas maneras. A veces, trabajamos por un resultado específico que creemos que nos hará felices, y toda nuestra energía va dedicada a esa meta final. Si no alcanzamos esa meta, nos desanimamos y creemos que somos un fracaso. Las metas pueden crear presión y culpa, y también disminuir nuestra inspiración.
La intención es una energía diferente. Consiste en ser en lugar de hacer. ¿Quién necesitas ser a fin de alcanzar tus metas? Por ejemplo, si tu meta es crear un negocio exitoso, pero tu intención es ayudar a tus empleados, ser un líder más fuerte y aprender mucho sobre tu negocio, serás exitoso a lo largo del proceso, aún si la compañía no prospera, por el simple hecho de que has crecido en muchas otras áreas. La intención hace que todo lo que hagas tenga propósito, incluso si no se alcanza la meta. El beneficio de vivir con intención es que siempre estás creciendo, ¡así que no hay posibilidad de fallar!
Determina tus intenciones cada día. Llena tu primer pensamiento del día con propósito y positividad. El primer pensamiento en cualquier cosa determina todo lo que le sigue. Pregúntate: ¿Quién quiero ser hoy?
3. Comienza a perseguir tus metas en lugar de hablar de ellas. ¡Un poco menos de charla y un poco más de acción, por favor! ¿Alguna vez has conocido a alguien que siempre se ofrece a ayudar pero que nunca cumple realmente? Tener buenas intenciones es solo la mitad de la batalla: tenemos que llevar a cabo nuestras acciones. Cuando hablamos sobre nuestras intenciones y nuestras metas, puede engañar a nuestro cerebro para que crea que ya las hemos logrado. Nos da una sensación prematura de completitud.
Si bien otras personas pueden apoyarnos en nuestro viaje y hacernos rendir cuenta de nuestras acciones, a veces es mejor guardarnos nuestras metas para nosotros mismos. Cuanto más hablamos de nuestras intenciones, menos las llevamos a cabo. No te engañes reemplazando las acciones con conversaciones.
Nuestras intenciones son un componente fundamental de nuestro bienestar y crecimiento personal. Practicar la conciencia plena cada día nos ayuda a experimentar la vida al máximo y dirigir nuestra energía de la forma más productiva posible. ¡Sé curioso, determina tus intenciones y emprende acciones!