Hoy haremos un viaje en el tiempo, 3600 años atrás, a Egipto para aprender el poder de la libertad verdadera a través del hijo de Yaakov, Yosef HaTzadik. De acuerdo con el diccionario Cambridge en línea, una de las definiciones de libertad es, “el estado de no estar en prisión o en la condición de esclavitud”, así que es apropiado escucharlo de un esclavo y prisionero.
Yosef era el segundo en el mando del faraón, el sabio gobernador de Egipto y de todo el mundo antiguo. Yosef no empezó su carrera en Egipto como heredero de un gran rey. El empezó en lo más bajo como un esclavo, que después de haber sido el amado y consentido hijo de Yaakov fue un ‘fondo’ muy bajo. Su situación, sin embargo, se puso peor antes de ponerse mejor. Él era un prisionero en el calabozo, sin aparente esperanza de libertad.
¿Cómo fue que Yosef terminó siendo un esclavo? ¡Sus hermanos lo vendieron como esclavo! ¿Cómo Yosef terminó en un calabozo? La esposa de su amo lo acusó porque él no sucumbió a su seducción.
¿Yosef se sintió como una víctima en algún momento? ¡Para nada!
Trata de ponerte en los zapatos de Yosef y piensa cómo nos sentimos mucho más como víctima por eventos drásticamente menos dramáticos en nuestra vida. Yosef no se dejó hundir en la mentalidad de víctima, y esa es la razón por la que terminó estando en control de cualquier situación. Si, era un esclavo y prisionero, pero a través de su altruismo y determinación se convirtió en el primero al mando del faraón y fue puesto a cargo de todos los prisioneros.
Después de que Yaakov deja este mundo y es llevado a su lugar de descanso en la cueva de Majpelá en Jevrón, los hermanos de Yosef están preocupados. Empiezan a tener películas en sus cabezas sobre lo que ellos piensan que va a pasar, analizando la situación desde su punto de vista. Ellos piensan: “Yosef nos debe odiar tanto, nos tiene mucha rabia, debe haber estado planeando su venganza por tantos años, no hay duda de que quiere desquitarse de nosotros. No lo ha hecho todavía por respeto a nuestro padre, pero ahora que nuestro padre se ha ido, nuestra libertad y buena vida se fueron junto con él”.
Sin embargo, en la porción Vayejí de esta semana, Yosef sorprende a sus hermanos:
“Y Yosef les dijo, no tengan miedo porque ¿acaso yo estoy en lugar de Dios? Pero con lo que respecta a ustedes, pensaron mal contra mi, pero Dios lo convirtió en bueno, para que ocurriera, como es este día, para salvar a tantas personas”. (Génesis 50:19-20)
Yosef no quería hacerles daño a sus hermanos, no planeó vengarse. De hecho, él no quería hacerle daño a ninguna persona en el mundo. El vio su vida como una larga y buena experiencia de causas y efectos que lo trajeron a la elevada posición en la que se encontraba, no solo segundo al mando del faraón, sino a su misión real de convertirse en la carroza de Yesod (el canal de sustento y prosperidad no solo para Egipto en sus tiempos sino para el todo el mundo por la eternidad). ¿Qué le dio este poder de ser tan elevado tanto en el mundo físico como en el espiritual? El no cargó el ‘peso extra’ que lo tira abajo a uno hacia la tristeza, frustración o depresión. El no cargó con ningún resentimiento. El asumió la responsabilidad por cada situación en su vida y enfocó su mente en preguntarse, “¿cómo crezco de esta situación? ¿Qué puedo hacer para sacarme a mi mismo de donde estoy para ir a mi próximo nivel?”.
Amigos, si en nuestra vida logramos la habilidad de soltar el ‘peso extra’ de la mentalidad de víctima y enfocarnos en nuestro propio crecimiento, como lo hizo Yosef HaTzadik, nuestra vida puede mejorar profundamente.