Una de las primeras cosas que aprendemos como estudiantes de Kabbalah es la diferencia entre recibir para compartir con los demás y recibir para sí mismo. Los kabbalistas enseñan que no sólo debemos compartir nuestras bendiciones y dones con el mundo, sino que entre más lo hagamos, más recibiremos. Podemos abrir canales de Luz en nuestra vida simplemente mediante el acto de compartir. Obtenemos lo que damos.
Sin embargo, hay momentos en nuestra vida en los que sentimos que el resultado de todo nuestro “compartir” no es satisfactorio. Todos hemos sentido que damos todo lo que tenemos y recibimos poco o nada a cambio. Cuando esto ocurre, no es un error en el sistema, más bien está relacionado con la manera en la que compartimos.
Cuando nos “aferramos” a los actos bondadosos que hemos realizado, limitamos considerablemente la Luz que dichos actos pueden traer al mundo. Piensa en el universo como un gran banco cósmico en el que depositamos nuestro dinero diariamente a través de nuestras acciones. Cuando ayudamos a nuestro vecino, hacemos voluntariado o hablamos con alguien que está teniendo un mal día, hacemos un depósito en nuestra cuenta en el banco cósmico. De la misma manera, hacemos retiros: nuestra salud, el amor que recibimos o nuestra seguridad financiera son ejemplos de lo que recibimos a cambio de nuestras “inversiones”.
Karen Berg dice: “Cada día que realizamos actos de compartir que van más allá de nuestra zona de confort, nos ofrecemos como buenos amigos u oramos no sólo por nosotros sino también por los demás, hacemos depósitos en nuestra cuenta en el banco cósmico”. Y el banco siempre está abierto, constantemente recibe nuestros depósitos o nos manda bendiciones. “Pero tenemos que hacer depósitos regularmente; no podemos confiarnos en una buena acción que hicimos hace tres años y esperar que ella nos indemnice. Así como necesitamos comer a diario, también debemos compartir a diario”.
La única manera de garantizar que la Luz que necesitarás en el futuro esté disponible es actuar con compasión, bondad y desinterés, y luego olvidarlo. A menudo, nos “aferramos” a todas las cosas positivas que hemos hecho. Esto puede ocurrirnos, aunque no nos demos cuenta. Pero el momento en el que necesitamos ayuda, recordamos todas nuestras acciones pasadas que creemos que deberían asegurarnos las bendiciones.
Somos muy buenos en llevar la cuenta cuando se trata de nuestras acciones positivas. Queremos aferrarnos a todo lo bueno que hemos hecho. Pero debemos desprendernos de nuestros actos de compartir. Los kabbalistas enseñan que nuestras acciones positivas y las maneras en las que compartimos con los demás tienen el potencial para crecer. La Luz que traemos a este mundo puede expandirse a nivel exponencial cuando nos olvidamos de nuestras acciones, dejamos de llevar la cuenta y más bien nos concentramos en el gran acto de compartir que realizaremos próximamente. Dar es sólo un elemento de la ecuación. El otro es olvidar.
Lo que debemos recordar es hacer una autoevaluación diaria y preguntarnos: ¿Hoy hice un depósito en mi cuenta del banco cósmico? La única manera de realmente obtener lo que damos es olvidar lo que dimos. Cuando lo hacemos, despejamos el camino para que grandes bendiciones lleguen a nuestra vida. Recuerda que el intercambio cósmico puede tomar tiempo.
Además, las cosas pueden no desarrollarse como lo esperamos; puede que no recibamos lo mismo que dimos y puede que nos llegue a través de personas distintas. Sin embargo, ten por seguro que lo bueno que has olvidado regresará a ti de la manera más hermosa, aunque de manera inesperada.