Albert Einstein dijo una vez: “Aquel que jamás haya cometido un error, nunca ha intentado algo nuevo”. Si lo anterior es cierto, entonces ¡cuán aventurero es aquel que comete un error garrafal! ¡Cuánta osadía! ¡Cuánta audacia! Sin embargo, tenemos la tendencia a evitar los errores a toda costa. Nos deleitamos en cualquier éxito que hayamos alcanzado al primer intento, pero cuando nos damos cuenta de que hemos cometido un error, podemos sentir cualquier emoción desde la vergüenza hasta la frustración y la ira. Mientras más grande es el error, más profunda es la sensación de hundimiento que sentimos por dentro. Para algunos de nosotros, el primer impulso es cubrir el error, dar una excusa o hacer que desaparezca de alguna manera. Sin embargo, al igual que Einstein, los kabbalistas dan la bienvenida a los errores con los brazos abiertos. La Kabbalah enseña que los errores son de hecho progresos que hacemos en nuestro viaje espiritual. Si estás compartiendo, estás propenso a cometer errores.
Ninguno de nosotros está exento de cometer errores. Todos tenemos una buena colección de transgresiones -grandes y pequeñas- en nuestro bolsillo trasero. Lo que nos distingue es nuestra disposición a ver nuestros errores como azulejos alineados en el camino hacia una conciencia más elevada y una conexión más profunda con el Creador. Siempre y cuando enfrentemos nuestras fallas y aprendamos de ellas, nos encontraremos en nuestro camino hacia la transformación.
Hace muchos años, un estudiante del Baal Shem Tov se encontraba viajando una gran distancia. Llegó a un pueblo en donde planeó pasar la noche. Las personas del pueblo se reunieron en la plaza para recibirlo y ofrecerle alojamiento en sus hogares, era un gran honor servir de anfitrión para uno de los estudiantes del Baal Shem Tov. El estudiante se encontraba cansado y exhausto por el largo viaje. Ansioso por descansar, se estableció en un lugar para pasar la noche. El hombre más rico del pueblo protestó inmediatamente diciendo: “¿Cómo puedes pasar la noche en la casa de esta persona? Esa persona es conocida por cometer muchos actos horribles. Yo, por otra parte, soy mucho más justo. Además, estarás más cómodo en mi hogar, el cual es naturalmente un sitio más agradable para quedarse”.
El Estudiante del Baal Shem Tov respondió: “Cuando una persona cae, sin importar cuán bajo lo haya hecho, el Creador está siempre con él, pero si una persona está llena de orgullo, el creador no puede permanecer con él. Quizás estás en lo correcto al indicar que este hombre ha hecho muchas cosas negativas, sin embargo, el Creador continúa a su lado. Por otro lado, tú estás tan orgulloso de cuán justo eres que el Creador ya no te acompaña. Y si el Creador no puede quedarse contigo, yo tampoco puedo hacerlo”.
Cada uno de nosotros es propenso a cometer errores. La experiencia puede hacernos más humildes y es importante aceptar esto como una parte de la vida, perdonándote a ti mismo, pidiendo perdón (cuando sea necesario) y siguiendo adelante. Karen Berg dice: “Incluso aquéllos de nosotros que tratamos de subir la escalera espiritual e intentamos incrementar nuestra habilidad para compartir, caeremos. Lo importante es recordar que mientras más profundo caigamos, más alto podremos elevarnos, pero depende de cada uno de nosotros el ponernos de pie cuando caemos y no regodearnos en la victimización”. Es importante recibir la lección de tu error y perdonarte a ti mismo.
Recuerda: nuestras fallas y errores no nos hacen malas personas, tampoco nos hacen tontos; nos vuelven humanos. Cuando nos damos cuenta de esto podemos comenzar a seguir adelante, ya sea que eso signifique aplicar la lección aprendida y establecer la intención de mejorar, o perdonarte a ti mismo y pedir a otros que hagan lo mismo.
Para algunos de nosotros, los errores son ocurrencias comunes, tanto que creemos que es demasiado tarde para hacer algo al respecto (demasiado tarde para transformarnos o para fortalecer una conexión con el Creador). Lo anterior está muy lejos de ser cierto. La Luz está siempre dentro de nosotros, aunque puede ocultarse en las sombras de nuestras acciones negativas. Nunca es demasiado tarde para comenzar a revelar la Luz dentro de nosotros. Como Michael Berg establece: “una persona verdaderamente espiritual, incluso después de caer a una gran profundidad, es capaz de elevarse de inmediato y saber que puede hacer grandes cosas”. Si te sales de curso, no es motivo de desespero. Sólo significa que estás en un lugar para comenzar de nuevo, esta vez siendo un poco más sabio que antes.