Este artículo fue publicado originalmente en 2018.
Cuando se trata de amor, la ausencia aumenta el cariño. Cuando dos personas enamoradas se separan, desean fuertemente reunirse. Su amor crece y el anhelo de volver a estar juntos mueve sus almas. Cuando pienso en nuestra relación con el Creador, veo este mismo tipo de amor profundo. Deseamos estar con el Creador, pero se dice que el deseo del Creador de estar con nosotros es aún más fuerte. En tiempos de adversidad y problemas, podemos sentir a menudo una gran distancia de la Luz. Es en esos momentos que desarrollamos un mayor deseo de unirnos con ella. Este deseo de reunión con el Creador es nuestro viaje de vida. Del mismo modo que dos personas enamoradas que han sido separadas, cada momento se invierte en intentar reunirse, en buscar un modo de estar con el otro. Esta semana, preparamos nuestra mente, cuerpo y espíritu para unirnos completamente con el Creador. Nos preparamos para unirnos nuevamente con el amor más grande de todos los tiempos: el amor entre nuestra alma y la Fuerza de Luz de Dios.
“Esta semana, preparamos nuestra mente, cuerpo y espíritu para unirnos completamente con el Creador y con la energía del amor”.
Nuestra porción de la semana es Trumá. Los israelitas se encontraban en un nuevo camino espiritual y, en el proceso, pasaron por un despertar espiritual. Después de dejar su esclavitud en Egipto, comenzaron a desarrollar una relación personal con el Creador. Moshé los preparaba para su siguiente paso en este proceso. Estaba por revelárseles una enorme cantidad de Luz, por eso el Creador le informó a Moshé que había llegado el momento de comenzar a crear un espacio en el que pudiera residir la Luz entrante. Los israelitas comenzaron a construir una morada conocida como Tabernáculo. Allí residiría toda la información y la energía que los israelitas habían recibido desde su salida de Egipto. Los israelitas continuaron esforzándose y haciendo lo necesario para juntarse y unirse con el Creador. Tal y como un gran amor perdido, tanto el Creador como los israelitas trabajan con el fin de reunirse. Por eso suele decirse que la porción de Trumá ayuda a la gente a encontrar el amor y a casarse. Si lo deseamos, nosotros también podemos estar en un camino de espiritualidad y unión con el Creador. Esta semana podríamos sentir un aumento en el deseo de estudiar, meditar y conectarnos más. Podemos sentir este gran anhelo creciendo en nosotros como un poderoso sol. Sentimos que ha llegado el momento de prepararnos y unirnos nuevamente.
Los israelitas descubrieron que para manifestar bendiciones en la vida, se debe crear una vasija o una morada. Ningún océano ni lago puede existir sin que la tierra provea un espacio en el que pueda formarse. Si estamos dispuestos a acercarnos al Creador, a recorrer un camino que nos proporcione más bendiciones y bienaventuranza en nuestra vida, eso nos ayudará a crear un espacio para que entre esta Luz.
Quizá ahora nos preguntemos: ¿Cuál es nuestro Tabernáculo? ¿Cuál es nuestra morada? ¿Qué podemos construir?
Nuestro Tabernáculo es deseo simple. El deseo de estar con el Creador crea el espacio que necesitamos para albergarlo en nuestro corazón. El deseo le permite a la Luz venir a nuestra vida. Mientras que los israelitas necesitaban construir algo físico, nosotros, si estamos dispuestos, podemos construir la estructura inmaterial del deseo en nuestro corazón. Solo el deseo simple de estar con el Creador provocará que Su Luz entre como torrente en nuestra mente y corazón.
“Podemos comenzar a ver el viaje espiritual como un regreso a la mejor relación jamás conocida”.
Una vez una estudiante le preguntó a su maestro dónde estaba su camino espiritual. Ella le explicó que había estado buscando dar el siguiente paso, pero no lo encontraba. El maestro le dijo que solo el hecho de buscar el camino significa que ya se encuentra en él.
Estar en un camino para reunirnos con el Creador es un verdadero mérito. Este viaje no es una prioridad en la vida de muchas personas. No obstante, a menudo solo apreciamos algo cuando ya no está. Solo en ese momento nuestro amor despierta conscientemente y comenzamos a hacer lo necesario para recuperar lo que una vez tuvimos.
Hubo un momento en el que éramos uno con el Creador. Antes de nuestro viaje a este mundo, estábamos en unión total con la Luz. Ahora nuestro camino en este mundo es recuperar esa relación. De este modo, podemos comenzar a ver el viaje espiritual como un regreso a la mejor relación jamás conocida.
Esta semana, en tus meditaciones, visualiza a alguien que amas. Quizá sea un cónyuge, uno de tus padres, un amigo o pareja. Siente el amor que hay entre ustedes. Un amor en el que ambos están dispuestos a ayudarse cuando lo necesiten. Un amor de gran cariño y compasión. Un amor en el que sin lugar a duda te sacrificarías por el otro. Ahora toma este amor y amplíalo. Amplíalo tanto como el cielo. Amplíalo hasta que puedas imaginar el poderoso amor colosal del Creador hacia ti. El amor más grande de todos está en tu corazón. Siente cómo se expande en tu pecho. Inhala lentamente y luego exhala. El Creador quiere que estés con Él nuevamente. Siente el deseo dentro de ti que construye paz, bendiciones, plenitud y mucho más de parte del Creador. Siente allí el gran amor.
Esta semana nos preparamos para este gran amor. Tan pronto entremos al último mes del Zodíaco, podremos vislumbrar la conclusión de este viaje. Podremos sentir el inicio del tiempo cuando nosotros, y todos lo habitantes de la tierra, finalmente nos unamos con el Creador para eliminar todo dolor, tristeza y sufrimiento. Hemos sentido una ausencia por demasiado tiempo. Nuestro corazón ha expandido su anhelo. Estamos listos para incorporarnos a este gran amor de una vez por todas.