Estamos en medio de una temporada de dar, un mes de bendiciones, milagros y compartir. En esta época del año tenemos la tendencia a buscar milagros y atribuírselos a la temporada. En realidad, todos los días son especiales, todos los días están llenos de milagros. No siempre es fácil identificar los milagros a nuestro alrededor. Podemos estar ciegos por el cinismo o sentirnos convencidos de que los milagros son sólo felices coincidencias. El desafío está en creer en nuestra habilidad para hacerle espacio a los milagros y que estos entren en nuestra vida mediante la creación de aperturas.
Para hacerle espacio a los milagros hay que cambiar de perspectiva. Solemos verlos como eventos poco comunes, bendiciones que nos salvan a última hora. Sin embargo, Michael Berg explica que “el aspecto extravagante de los milagros es más una función de nuestras expectativas que algo que forma parte del evento en sí”. Cuando comenzamos a esperar milagros, de hecho, cuando intentamos tenemos la intención de que ocurran, aclaramos despejamos el camino para que lleguen más milagros a nuestra vida.
Muchos de nosotros necesitamos cambiar nuestro proceso de pensamiento para creer en esto, algo que es difícil, pues implica desafiar a nuestros instintos. La mayoría somos curiosos por naturaleza, buscamos entendimiento y respuestas a los misterios de la vida. Sin embargo, nuestro primer instinto es dudar que un milagro haya ocurrido porque parece ilógico. Salir de los límites de la lógica es exactamente lo que necesitamos realizar para hacer que ocurran los milagros.
Reconoce a los milagros por lo que son. Muchas personas prefieren hacerlos ver como coincidencias afortunadas o sincronía. Parece más fácil pensar que la vida es una cadena de eventos al azar que aceptar la posibilidad de que el mundo contenga una realidad superior. Reconocer los milagros significa creer en lo imposible, creer que lo imposible es posible, es decir, creer que los eventos extraordinarios ocurren y deben ocurrir diariamente. Significa ver la mano del Creador no sólo en las grandes bendiciones que recibimos sino verlas también en las pequeñas bendiciones. Si buscamos dichas bendiciones, pronto nos daremos cuenta de que los milagros ocurren a nuestro alrededor diariamente.
Cree en tu habilidad para crear milagros en tu vida. Estamos destinados a convertirnos en canales de lo milagroso. Al hacerlo, nuestra vida será más plena. Michael Berg dice “para comenzar debes verte en una manera totalmente nueva, no sólo como alguien que quiere resistirse a la negatividad, intenta tiene la intención de resistirse al deseo egoísta o aspira compartir con otro, sino como alguien que ya alcanzó ese nivel de existencia”. Al cambiar nuestra percepción propia, hacemos espacio para que los milagros entren en nuestra vida y en el mundo en general.
Cuando deseamos milagros en nuestra vida, sólo debemos hacer espacio para que entren. Michael Berg dice “No se trata de orar a Dios, se trata de crear una esa apertura, es muy importante no sólo ver lo que nos falta, sino ver donde hay una apertura para realmente prestarle atención a las oportunidades, para notar cosas. Y, a través de eso, crear la apertura para que el milagro que deseamos llegue a cualquier área de nuestra vida, ya sea en el amor, finanzas, hijos o sólo para un futuro más feliz”. Prácticamente, para atraer milagros a nuestra vida debemos pasar a enfocarnos en las pequeñas aperturas. Si algo es 99% probable, pero deseamos que no ocurra, entonces ponemos nuestros pensamientos sólo en ese 1% de apertura. Al hacerlo, creas espacio para que ocurran los milagros. Cambiar nuestra perspectiva aclara el camino para que lo milagroso inunde nuestra vida.