Cuando nacemos puede que sintamos que somos una pizarra en blanco, un libro en blanco, sin un pasado para manchar el futuro, abiertos y listos para crecer. Sin embargo, según la Kabbalah, aunque nacemos con un potencial ilimitado para hacer grandes cosas en esta vida, nuestras pizarras realmente no están completamente limpias.
Según los kabbalistas, nuestra vida actual está influenciada por las vidas que hemos vivido anteriormente. Nacemos con un tikún, o problemas que debemos solucionar en esta vida. Tikún es la palabra en arameo para "corrección". Nuestro tikún nos muestra cómo nuestras influencias pasadas, nuestro presente, o más específicamente, cómo las elecciones que hemos hecho determinan cuáles tenemos que hacer en el futuro. Nuestro tikún podría estar relacionado con el dinero, salud, o relaciones (románticas, platónicas, o familiares). Esto significa que en cualquier área en específico de nuestra vida que necesitemos corregir, nuestro comportamiento es reactivo o egoísta.
Entender nuestro tikún personal nos ayuda a:
¿Cómo identificas tu tikún personal? Realmente es muy simple. Lo que sea que te cause dolor o incomodidad es tu tikún.
¿Alguna vez has sentido que te has chocado contra una pared varias veces? ¿Alguna vez has sentido que el universo está conspirando en contra de ti? ¿Que parecieras no tener un descanso? Cuando nos enfrentamos con los mismos problemas una y otra vez, es el Creador mostrándote que debes trabajar en algún aspecto de tu comportamiento. Ese es nuestro tikún. A no ser que aprendas la lección, estás destinado a repetirlo.
Tu tikún es como un aparato de navegación en tu auto. Cuando te equivocas de camino, tu tikún recalcula la ruta para mantenerte en curso. El camino te lleva directamente al problema que tienes que trabajar. Sin él, podríamos perdernos y nunca enfrentar completamente los problemas que debemos corregir. El Rav Berg explica: "Nuestro tikún nos muestra el camino, nos muestra el trabajo que debemos hacer nosotros mismos". Hasta que trabajemos con nuestro tikún, nunca vivimos completamente, nunca logramos todo nuestro potencial para la grandeza.
El capítulo bíblico Vayejí cuenta la historia de los últimos años de Yaakov, que fueron mucho más felices que los primeros años en su vida. En sus primeros años él enfrentó muchos problemas: huyó de un hermano que quería matarlo, fue engañado para casarse con la mujer equivocada y tuvo que trabajar durante 14 años antes de que pudiera finalmente casarse con su amada, luego sus hijos vendieron a su hijo favorito como esclavo. "Durante ciento treinta años, la vida de Yaakov estaba marcada con la tristeza", dice Michael Berg. "Pero una vez que él se mudó a Egipto, una vez que completó su corrección, Yaakov pudo dejar ir la pesadez que cargó por mucho tiempo en su vida. Y pudo comenzar a vivir verdaderamente".
Cada uno de nosotros tiene bloqueos en el camino que no deben ser evitados. Para poder corregir nuestro tikún es importante mirar nuestro comportamiento y atacar los bloqueos en el camino de frente. Es fácil desviar la responsabilidad y culpar a otros o declararte inocente. Lo difícil es reconocer el papel que jugamos en nuestra propia felicidad y satisfacción.
Por ejemplo, quizás se te dificulte tomar decisiones. Sientes que al escoger un lado puede que hieras a alguien. En vez de tomar una decisión, intentas complacer a todas las partes involucradas y, en el pasado, terminaste sufriendo las consecuencias. Para poder corregir esto, puede que necesites construir confianza en ti mismo para que puedas ser proactivo y enfrentar los conflictos.
O es posible que hayas experimentado injusticias en el pasado o hayas perdido algo muy querido para ti. Como resultado de esto, es difícil para ti confiar en otros y puede que sientas que necesitas aferrarte a tus posesiones y relaciones cuando te sientes amenazado, ya sea que la amenaza sea real o no. Para corregir este tikún deberás dejar ir el miedo y rabia para poder confiar de nuevo y ver lo mejor en otros.
Estos son solo dos ejemplos de los tipos de correcciones que algunos enfrentan para lograr su verdadero propósito. "Cada uno de nosotros llega a esta vida con un tikún, una corrección que debemos asumir", dice Michael Berg. "Evitar este trabajo puede llevar a la depresión e incluso cuando nos comprometemos a hacerlo, nuestras dudas e incertidumbre pueden contribuir en nuestro dolor. Pero una vez que reconocemos que estamos aquí para corregir y tener éxito en el duro trabajo de limpiar nuestro tikún, esas dificultades se convertirán en polvo, y esa tristeza le dará un espacio a la exuberancia y la alegría, al igual que le ocurrió a Yaakov".
Mientras más rápido hagamos el trabajo y corrijamos nuestro tikún, más rápido podremos vivir realmente. El camino a la felicidad y la satisfacción puede que no sea fácil. Entiende que tu trabajo yace donde sientas dolor e incomodidad. Este es tu tikún, esto es lo que tienes que corregir en esta vida.