Desafío espiritual en el pasillo 2
¿Dirías que en general eres una persona proactiva?
Yo solía pensar que lo era, hasta que comencé a estudiar Kabbalah en el Centro de Kabbalah.
He sido estudiante de Kabbalah desde 1990. ¡Es el compromiso más largo que he hecho en mi vida! Y, después de todo este tiempo, creerías que soy el tipo de persona que sonríe todo el tiempo, alguien que solo imparte palabras que son perlas de sabiduría y ocasionalmente da flores y sonríe a desconocidos en el aeropuerto.
"¿Dirías que en general eres una persona proactiva?"
Lo que he llegado a aprender y apreciar sobre mi camino espiritual es que el crecimiento y el desarrollo espiritual, como todo lo demás, nunca es lo que parece.
Por ejemplo, hace poco enseñé una clase en la que hablamos sobre cómo poner en práctica el Método Proactivo. Es una herramienta que usamos para ayudarnos a transformar nuestros pensamientos y acciones robóticos y reactivos en pensamientos y acciones proactivos.
Si no sabes qué es el Método Proactivo, es algo como esto:
Aparece un desafío y reconoces que estás siendo reactivo. ¿Qué haces?
"Si no sabes qué es el Método Proactivo, es algo como esto."
Cuando algo activa mi naturaleza reactiva:
1. HAGO UNA PAUSA. [Observo mi naturaleza reactiva]. Digo: “¡QUÉ PLACER!” (Acepto esto).
2. Reconozco que la situación viene de la Luz.
3. Elijo aceptar el proceso. Le pido a la Luz que me ayude a encontrar la mejor respuesta proactiva.
4. Luego realizo acciones proactivas.
Después, según cuán traumático haya sido el suceso, puedo preguntar: “¿Por qué se presenta en mi película?” (Cuando esté listo para atender el problema puedo preguntar: “¿Cuál es el regalo que el universo me quiere dar?”).
Suena bien, ¿no?
Te reto a que lo intentes. De hecho, ¡te reto a que recuerdes lo que acabas de leer!
Parece algo fácil de hacer. Pero cuando compartí una experiencia personal reciente en una clase que estaba dando y les pregunté cómo aplicarían esta herramienta, no entendieron. ¿Puedes deducir cómo aplicar el Método Proactivo en esta situación? Esto fue lo que me pasó recientemente.
Estaba haciendo compras en el supermercado. De hecho, muchas de mis lecciones espirituales y oportunidades se dan allí por alguna razón. Solo digo.
Llené mi carrito de compras, sentía la presión del tiempo porque se me hacía tarde. A pesar de la creciente presión interna, espere pacientemente en una laaarga fila. Me felicité por haber tenido la paciencia de una santa, cuando, en un instante, un producto de un anaquel cercano a la caja llamó mi atención. Después de verlo por un momento, decidí que no valía la pena perder mi puesto en la fila.
La fila comenzó a moverse cuando miré de nuevo al frente. Justo cuando estaba por empujar mi carrito hacia la caja, una señora mayor con la velocidad y el descaro de un motorizado de Ángeles del Infierno metió su carrito frente al mío. Junto a su sumiso esposo, me lanzó una mirada asesina y dijo con su inconfundible acento neoyorquino: “Es tu culpa. Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”.
Pues, debo admitirlo. Brevemente me pasó por la mente algo como: “¿Qué le pasa a esa p@#|€^!? ¿Quién se cree que es? Debería agarrar su carrito y sacarlo de mi camino, debería decir algo grosero y también lanzarle una mirada asesina”.
Después de todo, yo era más grande que ella y seguramente podría haber peleado con ella de ser necesario (por favor, no me juzguen).
"Crecimiento espiritual nunca es lo que parece.."
Ese fue el incidente.
Le pregunté a la clase cómo aplicarían el Método Proactivo en este caso. Algunos estudiantes respondieron:
“Yo la ‘mataría’ con cariño” (en otras palabras, ser pasivo-agresiva).
“Yo le sonreiría mientras saco firmemente su carrito de la fila” (es decir, ser evidentemente agresiva).
“Yo fingiría que no ocurrió nada. No vale la pena hacer un alboroto por eso” (es decir, entrar en negación).
En otras palabras, ¡claramente nadie entendió el Método Proactivo!
A continuación explicaré cómo poner en práctica el Método Proactivo:
"No es espiritual fingir ser espiritual."
Paso 1:
Me doy cuenta de que mis pensamientos reactivos están a flor de piel. Elijo detenerlos. Digo: “¡Qué placer!”, porque eso frena mi programación reactiva inmediatamente.
Paso 2:
Me digo: “Esta situación viene de la Luz”. No existen los accidentes ni los sucesos fortuitos. ¡Esto tiene el propósito de ser una oportunidad para mi crecimiento personal! Es un regalo del Creador. “¡Gracias, Creador!” (y decirlo con una alegre sonrisa).
Paso 3:
Pienso que, en lugar de reaccionar, aceptaré esta oportunidad para no alimentar mi ego con gratificación instantánea. Espero instrucciones de la versión más elevada de mi misma sobre cómo proceder.
Paso 4:
Decido convertirme en la causa, en lugar de ser el efecto de esta situación. No dejaré que este pequeño incidente arruine mi día. Más bien, elijo pensar que esa persona es un ángel (ya no un Ángel del Infierno, sino de otro tipo) enviado aquí para darme una oportunidad de ejercer más compasión y tolerancia con el prójimo. La trato con compasión y gracia.
Ahora bien, ¿acaso eso no se siente mejor?
Estoy segura de que me hubiese sentido mejor… si lo hubiera hecho.
Desafortunadamente, aprendo lentamente.
Confieso que olvidé por completo el Método Proactivo al principio. En su lugar, dejé que la reactividad me consumiera porque terminé juzgándola y le grité que lo que hizo no había sido nada agradable. Le repetí “nada agradable” varias veces más para un efecto más dramático (en otras palabras, intenté hacerla sentir culpable).
" Practica. Equivócate. Cae. Lucha. Todo vale la pena."
A lo que ella respondió con indiferencia, mirándome directamente a los ojos y con una respuesta clara a mi intento de controlarla, me dijo: “Qué pena” (es decir, “¡tu intento de hacerme sentir culpable no funciona, novata!”).
¿¡QUÉ!? ¡Ahora sí me siento muy reactiva!
No se preocupen. Esta historia termina bien. Al final controlé mi reactividad y pude aplicar satisfactoriamente el Método Proactivo en la segunda ronda.
Tal y como aprendemos en el Centro de Kabbalah, todos somos boxeadores en el cuadrilátero de la vida con nuestro propio y único Oponente. Sí, me derribaron, pero me levanté de nuevo (como dice la canción: “‘Cause they’re never gonna take me down!” [¡Porque nunca me derrotarán!]).
Así pues, la enseñanza de esta historia es: no es espiritual fingir ser espiritual. Ser espiritual implica ser sincero.
Por favor, acepta mi regalo del Método Proactivo. Practica. Equivócate. Cae. Lucha. Todo vale la pena cuando decides levantarte nuevamente.