“Pero, sobre todo, sé sincero contigo mismo”. - Estas sabias palabras de William Shakespeare reflejan la perenne verdad de la humanidad.
En nuestro mundo de materialidad en el que el conformismo es la norma, es muy difícil ser quienes realmente somos, expresar nuestra esencia más íntima, es decir, nuestro corazón; sin embargo, eso es todo lo que el Creador realmente nos pide. Hace falta mucha valentía para ser nosotros mismos.
"Al ser nosotros mismos, podemos revelar la chispa única del Creador en nosotros."
Al leer la porción de Mishpatim esta semana, vemos que en ella se habla de las normas sociales de comportamiento, las cuales incluían las leyes sobre la esclavitud. Y, la semana pasada, en la porción de Yitró, probablemente recuerdes que el primero de los Diez Mandamientos era la afirmación: “Yo soy el Eterno, tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre”.
¿Por qué gran parte de la Biblia trata temas desconcertantes como la esclavitud y la servidumbre, aspectos de la historia que no son relevantes hoy en día, o que al menos ya no son un constructo socialmente aceptado? El Rav solía decir que si solamente hubiese leído las perturbadoras historias de la Biblia de forma literal, quizá nunca habría continuado sus estudios. Lo que el Rav aprendió de su maestro es que cada matiz de cada palabra en la Biblia está lleno de significado oculto que le da propósito y orden a la vida.
El Zóhar revela que, del mismo modo que todos los conceptos de la Biblia, las ideas de esclavitud y servidumbre no deben ser vistas de manera literal debido a que representan aspectos de la naturaleza humana contra los que se supone que debemos luchar y vencer para descubrir nuestra verdadera naturaleza. Si vemos en nuestro interior, podríamos ver que hay momentos en los que vivimos como en servidumbre. ¿Acaso no somos todos un poco esclavos de algo; ya sea poder, riqueza, conocimiento, control o aprobación, por nombrar unos pocos aspectos? Todos tenemos deseos que nos llevan a un estado en el que ya no somos del todo libres. ¿Cuán a menudo tememos decir lo que realmente creemos porque nos importa demasiado la manera en la que el mundo nos percibe? Considero que nos preocupamos tanto por tratar de lucir bien que olvidamos que nuestra esencia es ser personas de bien. Aún más importante, olvidamos ser auténticos con nosotros mismos. Al ser nosotros mismos, podemos revelar la chispa única de divinidad que el Creador imbuyó e invirtió en nosotros para que pudiéramos hacerla fluir desde nuestro interior hacia el mundo.
Esta semana, por favor, recuerda que nadie más tiene la chispa del Creador que está dentro de ti. Tu misión espiritual, si decides aceptarla, es encontrar una manera de revelarla. No temas ser quien eres o permitirles a los demás ser quienes realmente son. Sé la persona que estás destinada a ser. Porque nadie, pero nadie, puede ser tan tú como tú mismo. Permite que tu Luz brille!