Esta semana resulta ser la semana de mi cumpleaños, por eso, obviamente, siempre he sentido una afinidad con la porción de esta semana, es decir, Nóaj: la historia de Nóaj y el arca.
En esta porción hay infinita sabiduría, y cada vez que la estudio encuentro cosas nuevas. Este año, me gustaría compartir con ustedes tres lecciones importantes que creo que nos beneficiarán a todos. Espero que se sientan tan identificados con ellas como yo me sentí.
Mi deseo de cumpleaños es que cada uno de ustedes pueda tomar al menos algo de estas enseñanzas e internalizarlo esta semana, que su vida sea mejorada gracias a ellas y que, como resultado, el mundo mejore.
1. Desarrolla empatía por toda la humanidad. Aunque Nóaj ciertamente fue diligente en llevar a cabo las instrucciones del Creador para la construcción del arca y reunir a los animales, no le rogó a Dios que el resto de la gente del mundo fuese salvada (como sí lo hizo Moshé, por ejemplo). ¡Esta es una lección poderosa! Cuando alguien nos dice que un miembro de su familia está enfermo o que alguien está sufriendo, ¿realmente intentamos ponernos en sus zapatos? Cuando escuchamos que una persona está pasando por dificultades, ¿nos esforzamos de alguna forma para mejorar su situación? La porción de Nóaj nos recuerda que ser espiritual es ser consciente del Creador y también de las muchas personas en nuestra vida.
2. Ve la Luz… en todos. El Midrash habla del hecho de que Nóaj se aseguró cuidadosamente de alimentar a cada animal del arca. Para nosotros, esto es un recordatorio del poder que tenemos de estar conscientes de la Luz en cada ser viviente; desde la mosca que busca nuestro desayuno hasta el perro de la familia, desde nuestros seres queridos que tanto apreciamos hasta la persona sin hogar que vemos en la calle. Mientras más podamos reconocer y apreciar lo Divino en todas las cosas, más divinidad obtendremos en nuestro día a día.
3. Aprecia el Zóhar y el poder de la unidad. A lo largo de los años he escuchado muchas historias de milagros sobre el poder del Zóhar, el libro de sabiduría ancestral del que proviene todo el conocimiento kabbalístico. Por ejemplo, una vez escuché una hermosa historia sobre una pareja cuyo bebé había sido diagnosticado con sordera después de haberle realizado no sólo uno, sino dos exámenes separados. Sin embargo, antes del tercero, un amigo les regaló un Zóhar y luego se sentaron juntos a estudiarlo.
Cuando le realizaron el tercer examen, ¿adivinen qué? Su audición era normal. Es sorprendente, ¿no? Pero la sorpresa no es el milagro. Lo sorprendente es el Zóhar, sus enseñanzas, la unidad, la amistad que inspiró la entrega del Zóhar y el cariño entre las personas que permitió que ocurriera tal milagro. Un hilo es fácil de romper, pero si unes cien hilos, nunca podrás romperlos. La unión de todos nosotros es lo que crea estos milagros. Por esa razón, cuando el Rav y yo nos dedicamos a construir Centros de Kabbalah en todo el mundo, lo hicimos no sólo para que se convirtieran en lugares de aprendizaje, sino también en lugares de amistad. Puede que enfrentemos desafíos en nuestra vida, pero mientras estemos unidos, mientras tengamos una comunidad de amigos, siempre habrá un par de manos adicional para ayudarnos a enfrentar la tormenta.
Aunque estas tres enseñanzas son brevemente sacadas de la porción de esta semana, considero que podemos beneficiarnos al aplicarlas en nuestra vida en cualquier día de la semana, cualquier semana del mes, cualquier mes del año.
Mientras respiremos, tenemos un propósito; y ese propósito es encender la chispa divina del Creador que está dentro de nosotros y hacer del mundo un lugar mejor. En esta, mi semana de cumpleaños, oro para que todos encontremos ese propósito y alcancemos dicha meta.