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La naturaleza y nuestro ámbito de la certeza

Michael Berg
Febrero 24, 2021
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La naturaleza y nuestro ámbito de la certeza

En la porción de Tetsavé grandes milagros fueron despertados ya que, según dice, los israelitas despertaron una enorme cantidad de certeza y confianza en la Luz del Creador. Justo después de eso, se elevaron al estado en el que eran dignos, merecedores y capaces de recibir la Luz de los milagros y, como Rav Shimón nos dice, la Luz de la Redención Final y la solución a toda la oscuridad, el sufrimiento y las dificultades que vivimos; porque es sólo una elevación del nivel de nuestra certeza en la Luz del Creador.

Hay una historia que no se menciona detalladamente en el Talmud, pero está en un libro escrito hace más de mil años atrás, y también es citada en diversos Midrashim. La historia es acerca de una joven mujer que iba a casa de su padre y se perdió. Luego de caminar todo el día, sintió sed y vio un pozo y un cubo para sacar agua de él. La mujer descendió hacia el agua dentro del pozo, y cuando intentó subir después de terminar de beber, no pudo hacerlo, así que empezó a gritar pidiendo ayuda. Un hombre pasó por allí y escuchó lo que parecía ser una joven pidiendo auxilio desde el pozo. Cuando el hombre echó un vistazo, podía escuchar la voz, pero el pozo era tan profundo que no podía ver a la mujer.

Dado que el hombre no podía verla, no sabía si era un espíritu o una persona, así que le preguntó: “¿Eres una persona o eres un espíritu?”. La joven le respondió: “No, soy un ser humano, no soy un espíritu, no tienes nada de qué preocuparte”. Sabemos que los espíritus por lo general no pueden mentir, así que le dijo: “Debes jurarme que eres un ser humano y no un espíritu maligno”. Ella respondió: “Juro que soy un ser humano; no soy un espíritu, no soy un espíritu maligno”. El hombre le preguntó cómo llegó allí y ella le contó toda la historia. El hombre le dijo: “Si salvo tu vida y te saco del pozo, ¿puedes prometerme que te casarás conmigo?”. La mujer le dijo que sí, así que el hombre la ayudó a subir.

Ella le preguntó un poco acerca de su vida, y a su vez ella le contó acerca de su familia y de donde provenía. El hombre quería dormir con ella en ese mismo instante, pero ella dijo: “No es correcto que estemos juntos a menos que nos casemos primero”. Él le dijo: “Prométeme que vendrás a mi hogar, conocerás a mis padres y nos comprometeremos”. Y ambos hicieron un pacto, una promesa el uno al otro. El hombre le preguntó: “¿Quién será testigo de que hemos llegado a este acuerdo?”. Había una rata junto a ellos, así que el hombre le dijo a la mujer: “Los cielos, la rata y el pozo son nuestros testigos de nuestra promesa y compromiso del uno con el otro”. Hicieron el pacto entre ellos de que se casarían y no vacilarían en cumplir.

Cada uno siguió su camino. La mujer permaneció firme con certeza en su compromiso. Otras personas querían que se casara con ellas, y ella decía: “No, estoy comprometida con otra persona”. Su familia no entendía por qué no se casaba, y casi intentaban obligarla a hacerlo. Con el tiempo, ella comenzó a actuar como si estuviera loca, tanto que las personas ya no se le acercaban.

El hombre, que también se comprometió, se olvidó de ella apenas se alejó de ella, y se casó con alguien más. Tuvieron un hijo, y una rata mató a su primogénito. Tuvieron un segundo hijo, y este se ahogó en un pozo. Entonces la esposa le dijo al hombre: “Si nuestros hijos hubieran muerto por causas naturales, diría que viene del Creador y lo aceptaría. Pero ya que nuestros hijos murieron de la forma en que lo hicieron, algo debe andar mal. Debe haber algo en tu pasado que no me has dicho”. Entonces el hombre le contó a su esposa toda la historia con la mujer y el pacto que hicieron. La esposa del hombre se divorció de él y le dijo: “Ve a tu lugar legítimo”, es decir, “ve a la mujer con quien estás comprometido”.

El hombre fue al pueblo de donde la mujer le dijo que era. Una vez allí, todo el mundo le decía: “¿Por qué preguntas por esa mujer? Ella está loca, nadie quiere acercársele”. Pero él fue hasta el padre de ella y le contó toda la historia. El padre le dijo: “Ella ha enloquecido, nadie se quiere casar con ella”. Pero el hombre se dirigió ella, ella no lo reconoció y comenzó a actuar de manera errática. Él le contó la historia de sus dos hijos que murieron por una rata y en un pozo, y ella le dijo: “Yo no vacilé, me mantuve firme en mi compromiso contigo”. Y cuando ella entendió que el hombre había regresado, se casaron, tuvieron hijos y prosperaron.

El Midrash, con respecto a estas dos personas, nos dice: “Mis ojos están en aquellas personas que tienen certeza y confían, aquellos en quienes puedes confiar”. ¿Qué quiere decir esto? Primero que todo, ¿cuál es el secreto de esta historia? Cuando hablamos de certeza en la Luz del Creador, tenemos que agregar que la certeza existe en nuestro mundo; la rata y el pozo son parte de ese ámbito de la certeza. Una vez que el hombre y la mujer pactaron en ese ámbito, tenía que ocurrir, porque la certeza obliga a que las cosas ocurran. En el ámbito de la certeza, no es que tienes certeza y la Luz del Creador te da un regalo; más bien, la certeza obliga a que las cosas sucedan, porque ese es el ámbito de la existencia que existe en el núcleo de todo.

Cuando este hombre y esta mujer se comprometieron frente a la rata y el pozo, quiere decir que se ataron a ello. Si la mujer se hubiera rendido en la espera, quizá nada habría sucedido. Pero si mantenía su conexión con la certeza, entonces tenía que ocurrir, y la naturaleza se pone en contra de quienes no viven con certeza. Por lo tanto, la rata y el pozo se rebelaron, porque estaban diciéndole al hombre: “Hay alguien”, en este caso la mujer, “que aún tiene esa certeza, y tú estás viviendo tu vida en contra de esa certeza”.

El mundo existe únicamente en la certeza, y la naturaleza, la rata, el pozo, los cielos, la Tierra, los árboles, y así sucesivamente, existen en conexión con ese ámbito de la certeza. Si el individuo vive su vida alejado de la certeza, la naturaleza estará en su contra. Pero una persona que vive su vida con certeza tiene el apoyo de toda la naturaleza y de todo lo que hay en este mundo.


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