Hoy hablaremos de cómo nunca, jamás enfrentamos el mundo solos.
¿Y si nadie me ve? ¿Y si nadie se entera? ¿Qué haría si pudiera salirme con la mía y que nadie pudiera juzgarme?
¿Alguna vez has pensado de esta manera? ¿Sabes de lo que hablo? ¿Puedes sentir el sabor de la acción prohibida sin ninguna consecuencia?
Deja de leer por un momento e imagina lo que hubieras hecho. Siente el sabor, ummm…
¿Lo lograste? Si lo hiciste, te acabas de comprar un potencial boleto para otra barrera, otra pantalla, otro velo entre la Fuerza de Luz del Creador y tú. ¿Por qué?
En la porción de Ekev del libro Deuteronomio dice: “¿Qué pide de ustedes el Señor su Dios? Solamente que le teman y que lo sigan con obediencia, que lo amen y lo adoren con todo su corazón y con toda su alma”.
¡Debemos entender realmente lo que se dice aquí porque se ha convertido en una terrible fuente de malentendidos!
Algo que aprendí de mi maestra, Karen Berg, es que no se puede amar y temerle a alguien al mismo tiempo. El temor y el amor no van de la mano. Por eso en la Torá (Los cinco libros de Moisés), que es el manual para “vivir una vida libre de Caos”, no podría decir que Dios necesita que le temamos y amemos al mismo tiempo. No es temer lo que la Luz nos recomienda, sino estar sobrecogidos.
¿Qué significa tener sobrecogimiento por la Luz?
Significa que recordemos que la Luz está a mi lado cada segundo de mi vida, que la Luz está allí para ayudarme y guiarme en cada aspecto de mi vida.
Muchas veces en nuestra vida creemos que la Luz es responsable sólo de las cosas negativas que nos ocurren.
¿No? Claro que sí. ¿Por qué lo digo?
Si tuve éxito, fui yo quien lo provocó: “Elegí las palabras correctas y logré un buen negocio” “Le mostré que estaba en lo correcto, lo estamos haciendo como yo quería”, “Fui tan romántico, amoroso y amable que dijo que sí”, etc.
Pero si algo no resulta como yo quería: “Bueno, Dios lo quiso así”, “Dios no quería que lo tuviera ahora”. Conclusión: Dios es responsable por esta manifestación de negatividad en mi vida”.
¿Es esto verdad?
Decir eso es realmente decir que, “Mi poder y la fuerza de mi mano me hicieron lograr esta riqueza” y eso es justo lo que recomendamos que no hagas.
¿Cómo lo evitamos? ¿Qué tenemos que hacer para recordar que la Luz es la fuente de la completa realización en mi vida?
Es ejercitando esto que se logra la perfección. El ejercicio es recordar siempre, “si la Luz estuviera a mi lado, ¿haría lo que quiero hacer? ¿Lo diría o lo haría?”. Si la respuesta es “no”, entonces no lo hagas porque la luz está allí a tu lado.
Todo lo que llega a nuestra vida viene de la Luz, pero nuestras acciones y palabras crean los ángeles que manifiestan energía en nuestra vida, ya sea energía positiva o negativa.
La Luz quiere darnos infinitamente más bendiciones de salud, riqueza, felicidad, amor, disfrute, emoción y mucho más. ¿Por qué no las tenemos? Porque la bloqueamos de dos maneras: la primera, “Soy la fuente de bendiciones en mi vida”. La segunda: me permito actuar desde el egoísmo que me desconecta de la Luz porque actúo de una manera que nunca actuaría si recordara que la Luz está a mi lado cada segundo de mi vida.
El único temor real que deseo tener es el temor a perder esta constante conexión con la Luz.
Recordar que la Luz es la fuente de mis bendiciones y resistirme a actuar desde el egoísmo debido al sobrecogimiento que tengo por la Luz (que está a mi lado siempre) me dará la certeza de que nunca, jamás enfrento al mundo solo. La Luz siempre está allí para ayudarme. Mientras la vela esté encendida, podemos corregir negatividades. Mientras la Luz de nuestra alma esté encendida (mientras estemos vivos), podemos cambiar, ¡ Y podemos empezar hoy!
