Una de las personas más importantes en mi vida fue un leo. Mi mentor, feroz campeón, confidente, brillante erudito de la Torá y el Zóhar, y sabio, Rav Berg, también fue mi suegro. El Rav nació en este mes, que está regido por la energía del liderazgo, la compasión y la lealtad. Un gran líder te hace sentir que tú también puedes ser grande. El Rav hizo esto por mí y por muchos otros. Él encarnó estos valores entre muchos más. Una de sus enseñanzas fundamentales fue tratar a todos con dignidad humana y respeto. Estas lecciones se convirtieron en un principio determinante para mí.
El respeto y la dignidad son lo mínimo que podemos ofrecer a todas las personas en nuestra vida, y creo que todos podemos estar de acuerdo en que son algo que el mundo necesita, especialmente ahora.
Cada nuevo mes trae consigo una nueva energía que nos ayuda a guiarnos hacia la transformación. Cuando damos la bienvenida a un nuevo mes, damos la bienvenida a una nueva experiencia e intención; también damos la bienvenida a regalos y desafíos únicos. El símbolo de este mes es un león: orgulloso, directo y decidido; y los nacidos bajo este signo también poseen estos rasgos. No eluden los problemas ni ocultan sus sentimientos. Su lealtad es inquebrantable. Defienden las creencias, los valores y las personas en las que creen. Un leo es alguien a quien te conviene llevar contigo a las trincheras.
Estos atributos están a disposición de todos durante este mes, sin importar bajo qué signo hayamos nacido; nos brindan una gran cantidad de oportunidades de crecimiento. Sin embargo, sabemos que el crecimiento no es posible sin desafíos e incomodidades. La oposición en el mes de Leo viene en forma de nuestro talón de Aquiles: el ego.
Este es un buen mes para preguntarnos:
¿Qué nos impide tratar a quienes nos rodean con respeto, dignidad y compasión?
¿Qué refuerza la idea de que estamos separados los unos de los otros?
¿Qué nos hace pensar lo peor de los demás?
¿Qué es lo que inspira las acusaciones, la crítica y la frialdad dentro de nosotros?
La respuesta, en resumen, es el ego.
El ego no está conectado con nuestra verdadera esencia, sino que es un aspecto de nuestra naturaleza humana, el cual nos ratifica en una amplia gama de pensamientos y acciones negativas. Por ejemplo, ratifica que está bien tratar a otra persona sin respeto ni dignidad humana. Nuestros egos se basan en lo que pensamos, sabemos y necesitamos. Si miramos hacia atrás a cualquier suceso trágico en la historia, encontraremos una raíz de ego en algún lugar del mismo. Alguien hambriento de poder. Alguien con miedo a la pérdida o motivado por la codicia, el miedo y el odio. Aunque consideremos estas cosas como monstruos gigantes que están muy alejados de nuestra vida cotidiana, no es así. Comienzan con nosotros, y cada uno de nosotros tiene la capacidad de causar estragos similares. Es parte de lo que somos, pero una vez que conocemos a la bestia con la que estamos lidiando, podemos descubrir formas de dominarla.
El ego desea recibir solo para sí mismo. Cuando nuestras expectativas no se cumplen, tendemos a enojarnos o a ponernos a la defensiva. Acusamos, criticamos y castigamos. Cuando estamos llenos de esta ira y resentimiento, se nos hace considerablemente más difícil ser bondadosos con cualquier persona, incluso con nosotros mismos. Nuestros pensamientos de ira se convierten en palabras reactivas que decimos y, con frecuencia, se manifiestan en acciones negativas. Antes de que nos demos cuenta, hemos generado oscuridad.
Sin embargo, solo se necesita una acción de positividad para cambiar el rumbo.
De acuerdo con la Kabbalah, nuestras decisiones son guiadas por nuestra Luz (naturaleza divina) o por nuestro ego. En cada momento, estamos eligiendo el ego (Deseo de Recibir para Sí Mismo) o estamos eligiendo dar (Deseo de Recibir para Compartir).
Este mes, imagina que tienes el corazón de un león. Es fuerte, orgulloso y lleno de un amor voraz por todos. A medida que transcurre tu día, pregúntate cómo respondería este corazón a cada momento.
¿Cómo trataría a la persona sin hogar que pide algo de dinero?
¿A qué dedicarías tu tiempo y energía?
¿Cómo le responderías a alguien que no está de acuerdo contigo?
¿Elegirías el ego?
¿O elegirías ser la mejor versión de ti mismo?
Para aclarar, esto no es una invitación a la perfección. Todos somos humanos y habrá días en los que nos encontremos criticando, acusando o siendo reactivos. El objetivo de este ejercicio es atraparnos en el momento y reemplazar esos pensamientos y acciones negativas del ego con acciones positivas de compartir. Este mes, observa los deseos de tu ego… y luego elige lo contrario.
Al hacerlo, estarás activando tu corazón de león y abriéndolo al mundo.