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No hay tiempo que perder

Centro de Kabbalah
Junio 9, 2015
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“No tuve tiempo”.

“Perdí la noción del tiempo”.

“Se me acabó el tiempo”.

Es muy probable que hayas utilizado una de estas excusas en el pasado, quizás en un pasado no muy distante. Es verdad, resulta virtualmente imposible lograr todo lo que esperamos hacer en un sólo día. Sin importar cuántas cosas logremos realizar, parece que siempre hay algo más que podríamos hacer. Pero la causa para las discrepancias significativas entre lo que intentamos hacer y lo que en realidad hacemos generalmente surge debido a la mala organización de nuestras prioridades.

Michael Berg dice: “Cuando venimos a este mundo, se nos da la cantidad exacta de tiempo que necesitamos para completar nuestro trabajo espiritual. Cada uno de nosotros tiene tareas específicas que realizar, y puede que tus tareas sean diferentes a las mías, pero la Kabbalah nos dice que nuestra transformación puede ser completada en un solo tiempo de vida. Tenemos suficiente tiempo, pero aún así no hay tiempo que perder”.

Es nuestra responsabilidad utilizar el tiempo sabiamente para poder alcanzar nuestras metas espirituales, desarrollar nuestro máximo potencial y efectuar cambios en el mundo que nos rodea. Desafortunadamente, la mayoría de nosotros no lo hace. Nos involucramos tanto en la vida diaria que perdemos de vista nuestro mayor propósito. Al final, muchos de nosotros partimos de este mundo sin alcanzar siquiera una fracción de lo que vinimos a hacer. Así que, ¿cómo sacamos el mayor provecho del tiempo que tenemos?

Comienza por hacer una lista de tus metas espirituales. Piensa en ello como una “lista de quehaceres espirituales”, con algunas metas a corto plazo y otras a largo plazo que te gustaría alcanzar en este tiempo de vida. Por ejemplo, quizás has querido viajar a otro país y trabajar con comunidades poco privilegiadas. Haz que esa sea una meta a largo plazo y comienza a trabajar con comunidades necesitadas en tu propia ciudad. O haz que compartir cada vez más sea una meta y establece un punto de referencia para compartir tu tiempo.

Una vez que hayas hecho una lista de metas, examina lo que ya estás haciendo para acercarte a lograr esas metas. Ahora es el momento de ser completamente sincero. Pregúntate a ti mismo: ¿qué más podrías estar haciendo? ¿Dónde se encuentran las separaciones entre tus deseos y tu realidad? ¿Qué necesitas hacer para reducir esas separaciones?

Haz una lista de todas las actividades que puedan impulsarte a llegar más cerca de tu meta. Escribe todo lo que venga a tu mente, incluso si parece poco realista en este momento. Luego escoge cuatro cosas que de verdad resuenen en ti y que fácilmente puedas incluir en tu semana. Si existe algo que realmente llama tu atención, pero que no puedes alcanzar en este momento, anótalo y conviértelo en una meta a largo plazo.

El Centro de Kabbalah enseña que siempre deberíamos esforzarnos por hacer más. La clave para continuar en el camino hacia la transformación es la reflexión constante. Es necesario tomar una pausa periódicamente y hacer una retrospectiva sobre lo que hemos alcanzado y preguntarnos a nosotros mismos: ¿Cómo puedo hacer más? Nuestras metas espirituales no deben ser rígidas como la piedra, deberían más bien evolucionar a medida que nosotros lo hacemos y volverse más grandes a medida que nuestra capacidad para hacer cambios significativos en el mundo se incrementa. A medida que crecemos, también deben hacerlo nuestras responsabilidades espirituales.

Si establecer metas espirituales te hace sentir abrumado y no sabes por dónde comenzar, considera apartar algo de tiempo para realizar trabajo como voluntario cada mes. El compartir es una forma muy importante para conectar con otras personas y traer más Luz al mundo. Cuando comiences a sentirte cómodo con eso, intenta incrementar el tiempo que das o comienza a plantearte actividades semanales de voluntariado. El Centro de Kabbalah enseña que salir de nuestra zona de comodidad (especialmente cuando se trata de compartir) nos ayuda a revelar la mayor Luz posible. Si no lo has hecho aún, tal vez podrías también apartar algo de tiempo para conectarte con un consejero espiritual o reflexionar semanalmente. La conciencia es clave para el crecimiento personal.

“No tenemos tiempo que perder”, dice Michael Berg, “y debemos estructurar toda nuestra vida en pos de la transformación”. Al establecer metas espirituales y trabajar en ellas eficientemente, podemos no sólo traer más Luz al mundo, sino que también apuntamos a alcanzar nuestro mayor potencial en este tiempo de vida.


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