En la porción de Behaalotjá tenemos una discusión sobre la Menorá, o el Candelabro. Moshé no entiende cómo el Candelabro en el Templo Sagrado podía crearse en una sola pieza, y necesita instrucciones especiales de Dios que expliquen cómo fabricarlo. Moshé habló con Dios, diciendo: “Dios, dame una visión”, y le mostró cómo fabricar el Candelabro en una sola pieza, en lugar de hacerlo en secciones.
“Debe haber una totalidad de conexión”.
Hasta la revelación del Zóhar, cada vez que se leía esta sección de la Biblia a lo largo de los milenios el desafío era siempre entender cómo construir el Candelabro en una sola pieza. Pero el Zóhar nos muestra el significado profundo de esta sección y qué puede enseñarnos acerca de nuestra propia vida.
Al preguntar sobre la fabricación del Candelabro, Moshé indica la dificultad que tenemos hoy día para conectar con la totalidad de la Fuerza de Luz de Dios en el mundo físico, el cual es limitado. La dificultad de fabricar un Candelabro representa la dificultad de crear unidad; unidad entre nosotros y Dios. Esto es lo que nos dice el Zóhar que es el significado profundo de lo que Dios y Moshé conversaron.
Lo único que puede sustentarnos en cada aspecto de nuestra vida es la Fuerza de Luz de Dios, lo cual significa tener una conexión con el Universo Perfecto. Pero debido a que no estamos familiarizados con él, el caos impera en cada aspecto del mundo físico. No hay un aspecto de la materialidad que no tenga alguna forma de caos: muerte, deterioro, entre otros.
El mundo físico está fragmentado. Veamos el caso de la medicina, por ejemplo. Hoy en día es difícil encontrar un médico general; si tienes un problema con el brazo, vas a un médico de brazos; si tienes un problema con un dedo, acudes a un especialista en dedos. Ya no hay conexión con la totalidad.
“Recuerda siempre tu conciencia superior”.
Lo que el Zóhar nos enseña es que debemos examinar el cuerpo y conectarnos con la totalidad. En esto consiste la medicina holística: unificar y conectar el cuerpo físico con la Fuerza de Luz de Dios, que ya está completa.
Esta semana, el ejemplo del Candelabro nos enseña que debe haber una totalidad de conexión; no puede estar rota o segmentada. Esta es una lección muy profunda.
Podemos obtener este tipo de conocimiento del Zóhar y transformar nuestra conciencia. Antes de que podamos demandar que vivamos totalmente en un Universo Perfecto, debemos tener unidad en nuestro interior. Debemos trabajar en eliminar aquello que crea división, no solo en nuestro interior sino con los demás. El propósito no es solo crear un sistema unificado, sino crear una persona unificada. Debemos esforzarnos en crear esa unidad dentro de nosotros, la cual crea unidad entre los reinos del Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento. Esto no significa que no prestemos atención a lo físico. Estamos hablando de un estado de conciencia mediante el cual el mundo físico no influya en nuestras decisiones. Desafortunadamente, la mayoría de nosotros sucumbe ante el mundo físico.
En nuestra conciencia tenemos el poder de trascender y elevarnos. Sin importar cuán difícil sea la carga física, aún podemos elevarnos. Esto es lo que intentamos alcanzar.
Cada vez que los desafíos del mundo físico se convierten en el factor decisivo, nos apartamos del Universo Perfecto. Esta semana, la historia de la Menorá les recuerda cómo estar completos a aquellos que permiten que el mundo físico los controle. El aspecto más importante de Behaalotjá es entender que si tenemos dificultades a nivel físico es porque nuestra conciencia todavía permite que el mundo físico nos domine. Por ejemplo, si estás trabajando en tu negocio, no permitas que tu negocio se vuelva tu amo; recuerda siempre tu conciencia superior.