Los kabbalistas enseñan muchas cosas sobre este mes de Virgo o Elul, pero me gustaría concentrarme en un aspecto en particular que, como veremos, abarca todo. Los kabbalistas enseñan que si eres capaz de concentrarte en esta única palabra y convertirla en el único propósito de tu ser, el único propósito de tu vida, serás capaz de atraer todas las bendiciones que alguna vez has querido y cambiar de todas las maneras que siempre has deseado. Esa palabra es bondad. Es una palabra muy simple, pero espero que todos nos demos cuenta de que hay una gran distancia entre donde creemos que estamos y donde debemos estar con respecto a la bondad.
Cuando hablamos de bondad, creo que solemos confundirla con la palabra “dar”; todos damos, todos compartimos, pero compartir y ser amable son cosas totalmente distintas. Podemos darle algo a alguien aun sin tener deseo alguno de compartir realmente con esa persona. Por lo tanto, es peligroso medir nuestro progreso espiritual mediante nuestra capacidad de compartir o dar más, debido a que esas cosas pueden ocurrir sin un cambio interno.
Entonces, ¿qué significa en realidad ser una persona bondadosa? Significa que, por naturaleza, cuando debemos elegir entre apretar el puño o abrir la mano, tu deseo natural sea abrir. El Zóhar dice que no hay nada peor que alguien que no desea abrir su mano constantemente para dar, sino que más bien tiene el puño cerrado; dice que ningún aspecto de la personalidad o la vida de alguien disminuirá o impedirá que cualquier Luz o bendición duradera llegue a su vida tanto como lo hace el hecho de tener cerrado su deseo de dar.
Permíteme explicar qué quisieron decir con hacer alguna acción con el puño cerrado frente a hacerlo con la mano abierta. Uno de los grandes kabbalistas, Rav Meir, conocido como el maestro de los milagros, dice que cuando venimos a este mundo nuestros puños están cerrados.
Cuando los bebés nacen tienen las manos cerradas porque inconscientemente tienen infundida la conciencia de que todo el mundo les pertenece, —Me aferraré a todo lo que reciba, tomaré todo lo que pueda y me aferraré a eso. Eso es lo que ocurre cuando nacemos y, desafortunadamente, es lo que sigue ocurriendo mientras pasan los años. Así que realizar cualquier acción con la conciencia del puño cerrado, aunque sea una acción de compartir, los kabbalistas dicen que no es hecha con bondad.
Incluso aquellos de nosotros que somos espirituales y hemos dedicado nuestra vida a este trabajo espiritual sabemos que no es fácil mantener la mano abierta constantemente. Sin embargo, los kabbalistas dicen que cada aspecto de dolor que un individuo vive viene de una sola fuente: el puño cerrado. Cada vez que tienes la oportunidad de abrir tu mano o tu corazón, o de cerrarlos, que según los kabbalistas sería una ausencia de bondad, estás eligiendo entre querer vivir algunos aspectos dolorosos en tu vida o no.
La pregunta que debes hacerte es: ¿verdaderamente lo estás poniendo en práctica y, en consecuencia, te estás convirtiendo en una persona bondadosa y generosa? Si no lo pones en práctica con esta conciencia, nunca lo serás; ciertamente, seguirás siendo una persona espiritual que da, pero que no es bondadosa. Cuando Aarón dejó este mundo, Moshé dijo: “Abre tus manos” y esa fue la señal de que su vida entera tenía un solo propósito: pasar de su nacimiento con el puño cerrado y abrir la mano en cada oportunidad que se le presentara. Los kabbalistas enseñan que este es el propósito verdadero de nuestra vida; no es dar ni compartir, sino convertirnos en personas bondadosas… Pero, no bondadosas como la mayoría de nosotros cree.
Es importante separar las acciones de compartir con el puño cerrado de las acciones de alguien verdaderamente bondadoso que comparte con la mano abierta. Sólo nosotros sabemos si somos bondadosos o si simplemente estamos dando. Debemos recordar que cuando cerramos nuestro corazón o nuestra mano cuando damos, le agregamos un aspecto de dolor a nuestra vida. Por ende, casi no hay nada más importante que transformarnos en personas que son constantemente bondadosas.
Al final debemos llegar al estado en el que todos los momentos de nuestro día en los que tuvimos la oportunidad de elegir entre abrir o cerrar, decidimos abrir nuestro corazón, mano o mente.
¿Por qué? Muy sencillo. Debido a que sabemos que cada vez que elegimos cerrar agregamos otro aspecto de dolor a nuestra vida. Con esta conciencia y entendimiento espero que estemos despiertos al comienzo de este mes de Virgo para que, en todo el mes, nos concentremos en esta transformación de convertirnos en una persona verdaderamente bondadosa que tiene las manos abiertas constantemente.