Estamos entrando en el mes de Tamuz, el mes de Cáncer. Aquellos que conocen a los cancerianos y aquellos que lo son, como yo, saben que las emociones son un aspecto muy importante de lo que hace únicos a los nacidos bajo este signo y lo que hace tan único a este mes. El poder de las emociones viene de este mes, por eso, todos nosotros, sin importar que hayamos nacido o no en el mes de Tamuz, tenemos la oportunidad de controlar nuestras emociones en este mes.
Nuestras emociones son muy poderosas y pueden tanto ayudarnos como limitarnos en nuestro crecimiento espiritual y en nuestra conexión con la Luz del Creador. Me gustaría hablar específicamente del amor. Una de las lecciones más importantes de la Kabbalah, el propósito central de todo el trabajo que hacemos, se reduce a una simple frase: ama a tu prójimo como a ti mismo. Esa es la base de todo lo que hacemos a nivel espiritual. La base de toda nuestra conexión con la plenitud y las bendiciones que esperamos traer a nuestra vida depende de qué tanto estamos desarrollando nuestro amor interno hacia los demás.
Es importante que diferenciemos los dos tipos de amor. Por un lado está el amor egocéntrico o amor egoísta, por el otro está el verdadero amor basado en el dar. El segundo es el tipo de amor que nos conecta con la Luz del Creador y nos trae la plenitud y las bendiciones que deseamos en nuestra vida.
El nivel más grande de amor es cuando sentimos un deseo genuino de ocuparnos, compartir con otras personas que no nos dan nada a cambio. El amor, como lo enseñan los kabbalistas, no depende de nada; ese es el más grande nivel de amor. Tal y como lo resalta Rav Áshlag, el gran propósito de nuestra vida en este mundo, la única manera en la que podemos alcanzar la plenitud y la conexión verdadera con la Luz del Creador, es cuando no sólo amamos a los demás sino también cuando estamos constantemente expandiendo ese amor hacia toda la humanidad.
Esa es la prueba final de nuestro crecimiento espiritual. Cuando nos damos cuenta de que aunque hagamos 101 acciones espirituales diferentes o hagamos 101 conexiones distintas, pero nuestro amor por los demás no se expande, entonces no nos estamos conectando con la Luz del Creador. Ese es un punto muy importante porque creo que la mayoría de nosotros piensa que somos personas amorosas. Por supuesto, amamos a nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros amigos, a aquellos que están cerca de nosotros. Pero esa no es la prueba del amor, ese no es el gran amor verdadero. La pregunta que debemos hacernos constantemente es “¿nuestro amor se está expandiendo continuamente hacia aquellos que no nos dan nada a cambio, en particular para aquellos que no nos dan nada?”.
Los kabbalistas hablan sobre Avraham, quien es el canal para Jésed, el canal de amor y amabilidad. Ellos nos enseñan que cuando Avraham estaba vivo, toda su vida se centraba en el amor, compartir con los demás y activar y expandir su amor hacia otras personas.
Avraham abrió el canal de amor que fluyó hacia nuestro mundo. Antes de Avraham, el canal de amor proveniente del mundo superior hasta nuestro mundo era limitado. El gran trabajo de Avraham fue la apertura del canal de amor, no sólo para sí mismo sino, aún más importante, para todo el mundo. En el tiempo de Avraham era más fácil para la gente amar a otros que en cualquier momento antes de él. Pero, desafortunadamente, los kabbalistas enseñan que la gente comenzó a usar de manera negativa ese canal de amor. Su amor se volvió corrupto a causa de su egoísmo y su ego. Por eso, para proteger a la humanidad, el Creador tuvo que cerrar nuevamente el canal de amor.
Esa es una lección muy importante que se relaciona con cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros tiene la habilidad de abrir su propio canal de amor o limitar su canal de amor. ¿Cómo abrimos nuestro canal de amor? Buscando continua y activamente despertar nuestro amor hacia los demás.