Con la culminación de los meses de verano y el regreso a clases, las responsabilidades y un calendario decididamente menos orientado a las vacaciones, las cosas pueden sentirse un poco tristes. Según Stephen Ferrando, director de psiquiatría del Centro Médico Westchester, la tristeza del final del verano puede sentirse como algo real, y experimentar ansiedad y depresión es bastante común en agosto. Ferrando dice: “La melancolía de agosto es algo así como la melancolía del domingo por la noche… durante un mes”.
Personalmente, doy la bienvenida a los meses de otoño, como muchos otros, pero puedo entender fácilmente de dónde puede venir la melancolía: la preparación del regreso a clases, decir adiós a las vacaciones, que para algunos puede ser decir hola al estrés, y la inminencia de la temporada festiva de diciembre puede, sin duda, alimentar pensamientos abrumadores que ni el más delicioso pumpkin spice latte puede desvanecer. Sin embargo, cuando nos encontramos en una transición, estacional o de otro tipo, tenemos la oportunidad de encender el poder de nuestro optimismo y desafiarnos a nosotros mismos a verlo de otra manera.
El optimismo se define como “una esperanza y confianza en el futuro o en el resultado exitoso de algo”. Según esta mismísima definición, el optimismo consiste en cultivar algo que aún no ha llegado, imaginar y creer en posibilidades positivas.
Los kabbalistas enseñan que la alegría es un trabajo interno y que elegir la alegría en momentos en los que sentimos carencia es la transformación más potente que está a nuestra disposición. ¡Esto es optimismo en acción!
Hace poco supe de un artista llamado Lonnie Holley. Lonnie era uno de veintisiete niños nacidos durante la época de las leyes Jim Crow [conjunto de leyes que propugnaban la segregación racial en todas las instalaciones públicas], y algunos de sus primeros trabajos fueron recoger basura, lavar platos y cavar tumbas. A lo largo de sus difíciles experiencias, aprendió a ver la verdadera belleza en objetos que encuentra, y ahora crea esculturas asombrosas y obras de arte completamente a partir de material desechado. Él ve las posibilidades inherentes en objetos que otros llamarían “basura” y los convierte en obras de arte profundamente significativas y hermosas.
Este es un ejemplo inspirador de optimismo, de tomar algo que en otras circunstancias podría ser juzgado como “malo” y usar nuestra chispa interior para “ver” algo inspirador en la supuesta negatividad. Considéralo así: si el verano de verdad es nuestra época especial, ¿cómo podemos vivir como en verano todo el año? Nuestra alegría, curiosidad y relajación no deberían estar reservadas a dos meses al año, ¡ni tienen por qué estarlo!
Cuando cambiamos nuestra conciencia hacia el optimismo, nos volvemos creativos, y en esta creatividad, somos más capaces de compartir nuestra esencia y nuestra Luz. Cuando lo hacemos, experimentamos bendiciones que están destinadas a nosotros, que aumentan nuestra alegría y nos inspiran a vivir en este espacio continuamente; el mismo espacio en el que vivimos la versión más plena, alegre y radiante de nuestra vida.
Si el cambio de las estaciones es suficiente para sacarnos del optimismo creativo, entonces es razonable que podamos encontrar el camino de vuelta con la misma sencillez. Puede que requiera esfuerzo, pero tal como se puede aprender de Lonnie, el optimismo y el esfuerzo son todo lo que se necesita para crear belleza. He aquí algunas maneras de ayudarte a superar la melancolía de agosto o cualquier momento de tristeza que se te presente:
Dedica quince minutos a imaginar las mejores circunstancias posibles en tu futuro. Piensa en tus objetivos y sueños, en las cosas que esperas que ocurran y en cómo esperas sentirte. Escríbelo todo y, cuando hayas terminado, imagina que todo sale tal y como esperabas (¡e incluso mejor!). Dedica otros cinco minutos a imaginar este posible futuro favorable de la forma más vívida posible y toma conciencia de lo que sientes. No solo mejorará tu estado de ánimo general, sino también tu perspectiva; puede que hasta te sorprenda lo que surja.
Partiendo de la idea de sentir versus hacer, deja a un lado la lista de cosas por hacer y examina tu lista de cosas por ser. Cada noche, en lugar de pensar en lo que hay que hacer al día siguiente, concéntrate en quién quieres ser al día siguiente. ¿Quieres sentirte con energía y brillante? ¿Quieres sentirte seguro de ti mismo, como si pudieras asumirlo todo con facilidad y sin esfuerzo? Sea lo que fuere, experimenta esas sensaciones y llévalas al día siguiente. Tu estado de ánimo y tu lista de cosas por hacer se sentirán menos pesados.
Thich Nhat Hanh dijo: “A veces tu alegría es la fuente de tu sonrisa, pero a veces tu sonrisa puede ser la fuente de tu alegría”. La felicidad y la alegría son decisiones, y a veces, cuando nos encontramos en momentos desalentadores, nos sentimos indefensos. Cuando sientas que se instala la melancolía, permítete encontrar la alegría incluso en ese espacio. Una buena práctica es respirar hondo, sonreírte a ti mismo y ver qué aparece en tu mente. Casi puedo garantizarte que será algo por lo que estés agradecido, algo que te traiga alegría aquí y ahora.
Ya sea que se trate de la tristeza del final del verano como de cualquier momento de tristeza o cambio, la alegría está a nuestro alcance y el optimismo es una de las muchas herramientas para conseguirla. Es un estado de ánimo que nos dice que las cosas buenas pueden ocurrir y ocurrirán. Mi suegra, Karen Berg, lo resumió muy bien:
“Vivir con alegría es ver la Luz, incluso en nuestra oscuridad. Es saber, más allá de cualquier sombra de duda, que hasta en las profundidades de nuestra desolación o en el ápice de nuestro momento más difícil, el universo está, de algún modo, reorganizando las cosas para que seamos guiados a una mejor forma de vida. En resumen, la alegría es lo que ocurre cuando tenemos certeza de que la Luz está en todas partes, en toda circunstancia y en todo ser humano”.
Considera la luz menguante de agosto como un cambio bienvenido, una invitación a practicar la alegría y vivirla. Antes de que te des cuenta, verás la Luz por todas partes.