El concepto del que quiero hablar en este artículo debe ser uno que está retumbando en la cabeza de cualquier estudiante de espiritualidad en el mundo: ¿Qué poderes están ocultos en mi interior? ¿Mis estudios espirituales me están guiando a mi potencial?
Escribo esto el día en el que se conmemora la muerte del gran Kabbalista Rav Elimélej de Lizhensk (1717-1786). Él es conocido por los grandes y frecuentes milagros que realizó en su vida. Quiero utilizar la maravillosa energía revelada hoy en todo el mundo y compartir su sabiduría como está en su libro “Noam Elimélej”.
Con respecto a la porción de Ajarei Mot, Rav Elimélej explica en “Noam Elimélej” que “El Tzadik” (el justo) puede transformar el juicio en misericordia. Aunque una persona tenga una sentencia de muerte, el Tzadik tiene el poder de cambiarla por vida. La razón por la que el Tzadik tiene este poder es porque eleva sus oraciones a los mundos superiores, donde todo es misericordia y no hay nada de juicio. En ese nivel, esta sentencia de muerte no existe. Desde allí, el Tzadik atrae vida para esa persona.
Entonces ahora, estoy seguro de que te estás preguntando: ¿qué tiene que ver eso conmigo? Yo no soy justo, de hecho, estoy muy lejos de serlo. Puede que estés en lo cierto, sin embargo, cuando Rav Elimélej de Lizhensk habla de Tzadik se refiere a todos nosotros. La Kabbalah enseña que hay rectitud, una persona justa dentro de cada uno de nosotros. La mejor versión de nosotros es completamente justa y será revelada en la redención final, cuando el final del dolor y sufrimiento ocurra en todo el mundo.
Rav Berg decía, “¿Quieres ser un Tzadik? Actúa como un Tzadik y te convertirás en uno”.
Rav Elimélej es conocido por los milagros que hizo en la vida de otras personas, ¿cómo lo hizo? Cuando alguien se le acercaba para pedirle ayuda, con sanación, dinero o cualquier otra carencia de bendición, Rav Elimélej podía ver inmediatamente por qué esa persona tenía esa carencia específica. Él podía ver qué características negativas tenía la persona que estaba frente a él, podía ver las características que bloqueaban la plenitud de esa persona. Rav Elimélej le decía a esa persona lo que tenía que cambiar y cómo arrepentirse. Sin embargo, Rav Elimélej también se decía, “Si veo esa negatividad en otra persona, significa que yo también la tengo”. Él interpretaba las características negativas de los demás como algo que él debía cambiar en él mismo, también sentía el dolor de tener esa negatividad dentro de él. El Creador suplía la carencia de la otra persona sólo para que Rav Elimélej no sintiera ese dolor.
Eso es lo que Rav Elimélej nos enseña a hacer. Nos enseña a autoevaluarnos y a ver qué características debemos cambiar en nuestro interior, a ver qué tipo de negatividad crea una pared entre nosotros y la Fuerza de Luz del Creador y a derribarla.
Cuando hagamos este ejercicio constantemente, veremos que cada persona en nuestra vida es nuestro espejo y un mensajero de cambio. Sabremos qué debemos cambiar para acercarnos a la Luz del Creador. Rav Elimélej dice que antes de estudiar, debemos ver todas las fallas que necesitamos cambiar y orar para que el estudio/escaneo del Zóhar, oración o meditación nos ayude a limpiarlas.
Cuando dediquemos nuestra vida a ese nivel de purificación que Rav Elimélej logró, el cielo será el límite. En ese punto podremos orar por otros y ¡tendremos respuesta!
Cuando se hace una oración desinteresada, no hay límites con respecto a la cantidad de Luz que se puede traer para el mundo y para otras personas. Rav Elimélej lo dice claramente, «No te prohíbas pedir u orar por algo pequeño incluso. No debes decir, “¿Quién soy yo para pedir esto?”». Debemos pedir al Creador por las necesidades de los demás como un niño pequeño que no se inhibe al momento de pedirle lo que quiere a sus padres.
Cuando buscas constantemente lo que debes cambiar, observando tus características en los demás y teniendo el deseo de eliminar las cortinas entre la Fuerza de Luz del Creador y tú, vas totalmente en contra de tu naturaleza. Eso es actuar como un Tzadik, esto nos dará el mérito de orar por otros y realizar milagros en la vida de otras personas sin ninguna limitación. Esa es la razón por la que leemos esta porción en la festividad de Yom Kipur (Día de expiación), necesitamos tener esa conciencia de limpieza para recibir todas las bendiciones que la Luz quiere que tengamos.
Cuando vamos al máximo en contra de nuestra naturaleza, la Luz viene en nuestro encuentro y en el de nuestras peticiones completamente.
¡Buena Suerte!
