Este artículo fue publicado originalmente en 2017.
Al inicio de la porción Vayerá está la historia de Avraham; en el tercer día de su circuncisión, mientras tenía mucho dolor, vio lo que sabemos que fueron tres ángeles. Sin embargo, él pensó que eran tres personas normales, las invitó a comer con él y les preparó toda una comida.
Hay una sección que habla sobre todas las acciones físicas que Avraham estaba realizando. Nos dice los detalles de cómo persiguió los animales y específicamente cómo los cocinó. Incluso en un nivel muy simple, parece extraño que la Torá dé tantos detalles sobre cómo Avraham preparó la comida; por eso, debe haber algún entendimiento espiritual detrás de eso.
¿Cuál es el secreto? Está escrito que en el momento en que Avraham vio a las tres personas que se apresuró en invitar, la Luz del Creador le estaba siendo revelada. Además, dice que Avraham en esencia le dijo al Creador: “Espera aquí. Detengamos esta conexión para que pueda encargarme de estas tres personas”. Las tres personas pudieron haber esperado… Entonces, ¿por qué Avraham tenía prisa?
Para entender esto, hay una sección muy importante de un libro llamado Séfer HaJinuj que es una discusión sobre las 613 Mitsvot, las 613 acciones espirituales, y algo de reflexión sobre cada una de ellas. En la llamada Mitsvá 16, la 16º sección, se habla de todas las diferentes acciones que hacemos en Pésaj y el autor se detiene a preguntar: ¿Por qué tenemos que hacer tantas acciones para conectarnos con la salida de Egipto? Al igual que encontramos la misma pregunta sobre la descripción detallada del proceso de preparación de la comida de Avraham, preguntamos cuál es la necesidad de tantos detalles en las acciones para conectarse con Pésaj.
¿Por qué el Creador nos pide realizar tantas acciones detalladas? Muy a menudo, a la gente, incluso las personas espirituales, le gusta meditar o realizar algún tipo de conexión, pero no creen que adentrarse en los detalles de las cosas o ser exactos sea “espiritual”. No obstante, sabemos que, kabbalísticamente, no es suficiente tener una conciencia o conexión, o meditar; tiene que haber una manifestación de acciones en este mundo.
Entonces, ¿por qué una persona nunca podrá alcanzar el propósito por el que vino a este mundo simplemente a través del estudio o incluso la conexión y la meditación? ¿Por qué ese no es un camino que lleva al individuo a la completa revelación del propósito de su alma en este mundo? Y, por consiguiente, ¿por qué es necesaria la acción constante y detallada?
Se podría decir que en Pésaj se revela mucha Luz, así que deberíamos sentarnos por una hora y meditar para que la Luz de la libertad, la Luz de Pésaj, venga a nosotros. Pero, más bien, pasamos horas con muchos detalles sobre las acciones en la comida. ¿Por qué es necesario?
El Séfer HaJinuj dice que si queremos obtener sabiduría, debemos escuchar esta enseñanza: Una persona se convierte en lo que hace. Una persona se convierte en lo que son sus acciones. La mayoría de las personas piensa que es al contrario; si soy una buena persona, hago buenas acciones. Si soy una mala persona, hago malas acciones. Mis acciones son una expresión de quien soy. Sin embargo, él dice que en realidad funciona al contrario y que las acciones nos hacen quienes somos. Sin entrar en detalles, Najmánides, el Rambán, habla sobre todas las pruebas por las que pasó Avraham, una combinación de esas aparece en la porción Vayerá y expresa la misma idea. Porque, si el Creador sabe qué hay en la mente, el corazón y el alma de Avraham, ¿por qué es necesario ponerlo a prueba?
El Rambán dice que las pruebas no solo eran para revelar, sino también para permitirle a Avraham convertirse en una persona más elevada; porque una persona se convierte en lo que hace. Una persona que realiza acciones positivas, generosas o de conexión espiritual, se vuelve más espiritual gracias a ellas. Nos convertimos, y somos, las acciones que realizamos.
Ahora bien, aquí dice una cosa asombrosa e importante. Digamos que una persona internamente mala, que tiene pensamientos y deseos negativos, decide que el próximo año se forzará a hacer solo acciones generosas y espirituales, aunque no quiera y considere que sea lo peor del mundo. Entonces, dice el Rambán, como nuestros pensamientos, deseos, alma y Luz son una manifestación de lo hacemos, esas acciones cambiarán a la persona porque nos convertimos en lo que son nuestras acciones. Y esas acciones eliminarán toda la negatividad de su corazón y su mente, puesto que el corazón, el deseo, los pensamientos y la mente siguen a la acción. Es muy importante entender esto.
Aun si una persona es la más elevada y espiritual del mundo, tiene el único deseo de hacer el bien y compartir, todos sus pensamientos son puros, realiza acciones negativas durante un mes, por ejemplo, luego de ese mes será una persona negativa. Su mente, alma y deseos cambiarán porque lo que hacemos influye en nuestros pensamientos, crea nuestra conexión y alimenta nuestros deseos. Cada persona se convierte en lo que hace.
Estamos hablando de extremos: una persona positiva que solo realiza acciones negativas será negativa, una persona negativa que solo realiza acciones positivas será positiva. Pero la mayoría de nosotros no estamos en los extremos, sino que estamos justo en el medio. Así pues, lo que necesitamos entender es que si no nos aseguramos de esforzarnos en realizar acciones buenas y generosas hoy, no podemos estar seguros de que seremos una buena persona mañana.
Es muy importante, porque esto suele ir contra la manera en la que la mayoría de nosotros piensa. La mayoría de nosotros considera que si somos buenas personas, seremos buenas personas. Quizá nos elevaremos más, nos conectaremos más y tendremos más Luz y bendiciones gracias a ello. Pero no ocurre así, porque nos convertimos en las acciones que nos presionamos a hacer. Eso significa que si hoy realizamos diez conexiones y acciones generosas, luego seremos una persona diez veces mejor de lo que seríamos si hubiésemos hecho solo una acción generosa. Si en nuestra mente somos puros, meditamos y solo tenemos Deseo de Compartir, pero solo manifestamos una acción hoy y otra persona manifestó diez, esa otra persona será diez veces mejor.
En el Talmud dice que el Creador quería elevar a todas las personas, por eso se nos dan tantas acciones y detalles. Así pues, si queremos convertirnos en una mejor persona, tenemos que asegurarnos de que estemos haciendo más acciones dado que la cantidad de acciones de compartir y conexiones que hacemos determinarán cuán espirituales y conectados seremos; y es gracias a esas acciones que nos volveremos buenos.