Durante los últimos dos meses, he estado hablando de Piscis y de la energía de alegría y plenitud. Sí, este año recibimos una dosis de Luz para dos meses; el doble de tiempo para promulgar una conciencia de bendiciones, bondad y felicidad.
Ya sea que se trate del típico mes de Piscis o de uno de los años en los que somos bendecidos con dos, tenemos la oportunidad de ser muy sinceros con nosotros mismos sobre qué es lo que de verdad nos hace felices. Irónicamente, ¡esto no siempre es fácil o claro! Todavía más difícil es el paso que sigue una vez que obtenemos claridad: hablar y pedir esas cosas que queremos profundamente.
Sin embargo, invocar nuestras bendiciones y manifestar las experiencias más dichosas comienza aquí. Una vez que damos estos pasos, podemos practicar decir un gran “sí” a nuestras bendiciones y decir “no” a cualquier cosa que las socave.
La festividad de Purim ocurre en el mes de Piscis por esta misma razón. El regalo de Purim es la Luz abundante y la eliminación total de la negatividad; negatividad que proviene de nuestro Deseo de Recibir para Sí Mismo que es innato y humano. Purim es la aniquilación energética de esa oscuridad, tanto personal como globalmente.
En Purim, somos capaces de eliminar todo lo que nos impide abrir el corazón, dar y recibir. Y estoy hablando de la eliminación en la fuente, el lugar de donde provienen todas nuestras preocupaciones, miedos y dudas.
Imagina por un momento lo que se sentiría si se borrase toda la negatividad por completo.
A nivel personal, esto podría significar tener una salud óptima o estar libre de juicios. Puede implicar que todas tus relaciones sean restauradas al amor y la armonía. Podría ser la sanación de traumas pasados, un fuerte sentido de amor propio o un flujo interminable de compasión. Puede ser oportunidades profesionales, abundancia financiera, más tiempo con la familia y los amigos, o la realización de algo con lo que has estado soñando.
A escala global, sería la igualdad de derechos para todos. Significaría un mundo sin violencia ni hambre, y el fin del racismo, la opresión y la corrupción. Significaría la erradicación del habla maliciosa, los chismes malintencionados y la deshonestidad. Todas las familias serían amorosas, los vecinos se aceptarían unos a otros y nadie viviría con miedo. Un mundo en el que se cubran las necesidades de todos y se esparza la bondad.
Es un mundo que es posible, y es por ello que Purim es llamado el día de la alegría.
Cuando se trata de nuestros sueños personales, podemos declarar nuestras intenciones y pedir lo que queremos. Podemos trabajar con el Creador para hacer realidad nuestros sueños y podemos poner en marcha planes para lograr nuestras metas. Pero nuestros sueños globales son diferentes. ¿Cosas como poner fin a los conflictos entre los pueblos y las naciones, poner fin a la hambruna, erradicar la pobreza de ingresos y espíritu, crear unión entre las personas y eliminar la enfermedad y el dolor? ¿Cómo sería posible comenzar a eliminar estas cosas?
La respuesta es simple: alegría.
Comprometernos con nuestra alegría personal puede servir como un poderoso catalizador para la sanación en el mundo en general. Nuestro compromiso individual actúa como una piedra que cae en el agua y crea ondas que se extienden mucho más allá de la salpicadura inicial. Cuando priorizamos nuestra felicidad, cultivamos una sensación de paz interior y satisfacción que se irradia hacia el exterior, influyendo en nuestras interacciones y en la atmósfera que nos rodea. Esta energía positiva puede inspirar a otros a embarcarse en sus viajes de autodescubrimiento y sanación. Antes de que nos demos cuenta, toda una población de personas estará irradiando positividad.
Más que eso, la alegría alimenta la compasión y la empatía, lo que nos permite conectarnos con los demás a un nivel más profundo y apoyarlos en sus momentos de necesidad. En esencia, al nutrir nuestra propia alegría, contribuimos al bienestar colectivo, lo que fomenta un entorno donde la comprensión, la bondad y la sanación puedan florecer. Esta reacción en cadena destaca la innegable interconexión de la felicidad individual y la sanación global. En pocas palabras, la plenitud personal puede ser una fuerza profunda para el cambio en el mundo.
Purim abre la puerta entre las bendiciones que más necesitas en tu vida y tú. Practica conectarte con la alegría, incluso cuando tus circunstancias no se sientan alegres. Si esto se parece contradictorio al principio, siempre puedes pedirle al Creador que te conceda el poder de ser feliz aun en medio de la dificultad y la adversidad, aun en medio del aparente caos.
Mientras te preparas para celebrar Purim, comprométete a cultivar tu felicidad, nutrir tu alegría y sonreír tan a menudo como sea posible. Este es nuestro poder único, un poder que podemos usar para eliminar la oscuridad que vemos a nuestro alrededor e infundir a todas las personas, lugares y cosas una inmensa belleza y alegría.
Hoy dedica tiempo a reconocer las bendiciones, los dones y toda la dicha presente en tu vida. Permítete recibir plenamente todo lo bueno que hay en tu vida, permite que te llene tanto que compartir se convierta en la fuerza motriz de todas las cosas que haces.