Cuando mi padre, Rav Berg, vivía en Estados Unidos y su maestro, Rav Brandwein, vivía en Israel, estudiaban de muchas maneras; una de ellas era a través de cartas. He hablado antes acerca de las cartas que Rav Brandwein le escribió a mi padre, y en ellas solo hay una enseñanza que Rav Brandwein repite dos veces, y esta tiene que ver con la porción de Kóraj. Esta enseñanza, por ende, debe ser fundamental e importante.
"Esta enseñanza debe ser muy importante".
En la porción, Kóraj se acerca a Moshé con dos argumentos básicos. Él convoca a todos los israelitas para que se reúnan a su alrededor con el deseo de desmentir la interpretación de Moshé de las palabras de Dios, de la Torá. Él le dice a Moshé que si hubiese una sala llena de libros, al menos algunos de esos libros mencionarían incontables veces la sección de la Torá que está en la Mezuzá. Así que él pregunta si la habitación todavía necesitaría una Mezuzá, el pergamino que tiene escrito el Shemá, aún cuando ya esta oración está innumerables veces en la sala. Moshé responde que sí; incluso en una habitación llena de libros, debe haber una Mezuzá. Entonces Kóraj menciona el argumento siguiente. El Tsitsit, la prenda que usamos, tiene un hilo azul adjunto. Y Kóraj le pregunta a Moshé que si toda la prenda fuese azul, ¿aún necesitaríamos ese hilo azul adicional? Y Moshé dice que sí. Entonces Kóraj les dice a todos los israelitas que lo rodean que estas respuestas son absurdas, ya que no tienen sentido lógico y que, por lo tanto, son interpretaciones que Moshé debía estar inventando.
Entonces, Rav Brandwein explica cuál es el verdadero secreto de esas dos preguntas. Él dice que una habitación llena de libros representa a alguien que tiene todo el conocimiento y la información que necesita. Pero ese tipo de persona también necesita mantener el nivel de lo que se llama emuná, un nivel de certeza en la Luz del Creador que indiferentemente de lo que la persona vea, tenga la conciencia de que “aún con todo mi entendimiento, sigo sin entender”. Esta es la misma explicación que Rav Brandwein da al hilo azul; también representa el nivel de emuná, de certeza. Incluso si una persona ya la tiene, todavía tiene que añadir ese último nivel de certeza adicional.
"Tenemos que esforzarnos..."
Con frecuencia hay personas que siguen el camino espiritual porque les parece que tiene sentido. Sin embargo, este no es el camino para conectarnos verdaderamente, porque tenemos que preguntarnos: “¿Qué parte del trabajo que estoy haciendo no tiene sentido para mí?”. Quizá sea incómodo y por eso no queremos hacerlo, o quizá no nos parezca que tenga sentido y por eso no queremos hacerlo. Pero una persona cuya vida espiritual está dentro de los límites de su entendimiento y confort, pero no sale de estos, no es una persona que esté verdaderamente conectada.
Por lo tanto, Moshé estaba intentando enseñarle a Kóraj que nuestro trabajo espiritual no logrará el propósito para el cual vinimos a este mundo a menos que podamos abrirnos a la idea de que nuestro trabajo espiritual tiene que trascender aquello que entendemos, a menos que nos esforcemos en crecer, cambiar y desarrollarnos para siempre ir más allá de lo que nos parece cómodo y lógico.
Por consiguiente, Rav Brandwein le dice a Rav Berg que cuando estamos haciendo nuestro trabajo espiritual, desde luego que tenemos que hacer lo que entendemos y tenemos que esforzarnos dentro de esos límites, pero mucho más importante aún, tenemos que asegurarnos siempre de que haya un aspecto de nuestro trabajo espiritual en el que nos esforcemos por hacer aquello que no tiene sentido para nosotros, lo que no entendemos y lo que nos incomoda. Porque solamente si nuestro trabajo espiritual incluye ese siguiente nivel, estamos en el camino a manifestar y revelar el propósito por el cual nuestra alma vino a este mundo.
Esta es una lección que, desafortunadamente, Kóraj no entendió y que Moshé, en Shabat Kóraj, les enseñó a todos los israelitas y nos la enseña a nosotros. Y espero que todos no solo escuchemos esta lección, tal como mi padre la escuchó dos veces de su maestro, sino que también tengamos la capacidad de vivirla constantemente: esforzarnos para salir de los confines de nuestro entendimiento y comodidad en nuestro trabajo espiritual. Porque esa es la única manera para que verdaderamente nos lleve al propósito por el cual vinimos a este mundo.