Está escrito que al inicio del mes de Piscis, o Adar, hay una abundancia de alegría. Eso significa que se activa la oportunidad en este mundo para que cada uno de nosotros atraiga gran alegría a su vida; ese es el regalo de este mes. Pero ¿por qué la alegría y la felicidad son tan importantes? Por supuesto, creo que todos las disfrutamos mientras las tenemos, pero una de mis secciones preferidas del Zóhar habla sobre por qué la alegría debe ser uno de los aspectos más importantes a despertar.
El Zóhar dice, citando los Salmos del Rey David, que cuando el rostro —o Luz— del Creador está oculto, causa miedo. Cuando la Luz del Creador está oculta, el miedo despierta. De esto aprendemos que nada negativo puede venir de la Luz del Creador. Cuando la Luz del Creador está con nosotros, cuando está en nuestra presencia, nada negativo puede ocurrir. Y, en consecuencia, cuando la Luz del Creador es revelada, ninguna negatividad, en ninguna de sus formas, le ocurre a un individuo.
Pero cuando el individuo, a través de su conciencia, le permite a la Luz del Creador ser apartada de él, también permite que la negatividad entre en su vida; cuando una persona está en un estado de tristeza o disgusto, cuando no se está esforzando en alcanzar la alegría, entonces la Luz del Creador no está con ella. Y cuando la Luz del Creador no reside en ella, la hace vulnerable a todo tipo de negatividad. Y, por lo tanto, aunque sea el mes de la alegría, en este caso estamos hablando del miedo a aferrarnos a la tristeza.
Mi padre, Rav Berg, solía decir que la gente abraza su caos. Todos pasamos por caos, pero tenemos la opción de abrazarlo o soltarlo. Todos pasamos por tristeza y disgusto. Pero tenemos la opción de, en algún momento, aferrarnos o desprendernos. Y de lo que el Zóhar nos habla aquí es del peligro de no deshacerte de esa tristeza cuando puedes, el peligro de no buscar un estado de alegría cuando puedes, y luchar por ello. Porque usualmente pensamos que es algo pasivo: este día algo ocurrió, y me alegró. El otro día algo ocurrió, y me entristecí. Pero no podemos permitirnos estar en ese estado de reactividad ante la alegría, el disgusto o la tristeza.
Sí, ocurre. Pero cuando tenemos la opción, la pregunta es: ¿nos estamos esforzando en ser felices? ¿Estamos luchando contra la tristeza y el disgusto? O, tal y como Rav Berg decía: ¿estamos abrazando ese caos, permaneciendo en ese estado sin rechazarlo de manera alguna?
Entonces, aprendemos del Zóhar, en palabras del Rey David, que si un individuo se permite permanecer en ese estado, permite que la Luz del Creador se vaya y, en consecuencia, permite que entre cualquier tipo de negatividad. Así pues, la razón por la que no queremos permitir que ese estado de tristeza permanezca con nosotros es porque nos abre a todo tipo de negatividad que pueda entrar a nuestra vida.
La alegría es una elección. A veces nos permitimos estar tristes y disgustados, cuando en realidad una decisión, un pensamiento, puede cambiar eso. Y aunque a veces nos gustaría decir o pensar que nos sentimos mal y que está fuera de nuestro control, la realidad es que la mayoría de las veces podemos elegir ser felices y podemos superar la tristeza. Esperemos entonces, que al entrar en el mes de Adar, podamos tener un despertar de conciencia con respecto a por qué la alegría es tan importante tanto para nuestra conexión espiritual como para nuestra capacidad de atraer bendiciones a nuestra vida. Y aunque es cierto que en este mes hay un despertar de abundancia de alegría en el mundo, lo que queremos recibir no es sólo la alegría que es dada o está disponible, sino tener la fuerza para esforzarnos en alcanzar la alegría constantemente.