Hay tantas cosas en nuestra vida por las que estar agradecidos. Puede que sintamos gratitud por nuestra salud, estabilidad laboral o por el apoyo que recibimos por parte de nuestra familia y amigos. El agradecimiento que sentimos puede fluctuar de vez en cuando, pero algo es seguro: sentimos y expresamos gratitud por las cosas que ya tenemos.
Enviamos notas de agradecimiento cuando recibimos un regalo, tenemos un diario de agradecimiento, y una vez al año nos sentamos alrededor de un pavo para cenar y compartir con otras personas las cosas por las que estamos agradecidos (en la festividad estadounidense del Día de Acción de Gracias). Al igual que causa y efecto, nuestro agradecimiento es a menudo el resultado de las bendiciones que hemos recibido. Y si no tenemos la costumbre de agradecer, sólo se requiere de un “casi”, como “casi” tener un accidente de tránsito, para instarnos a realizar una oración silenciosa de agradecimiento para el Creador.
Aún así, los kabbalistas enseñan que lo tenemos todo al revés: deberíamos apuntar a sentirnos agradecidos antes de recibir cualquier cosa. El agradecimiento en sí es la meta, no las cosas que deseamos. Karen Berg explica: “Dos personas bendicen su comida antes de comer. ¿Cuál es la diferencia entre estos dos individuos? Uno recita la bendición para poder comer, mientras que la otra persona desea comer para poder recitar la bendición y agradecer al Creador. Cuando vivimos con una conciencia de gratitud, viendo cada día como un regalo Divino, nuestra vida puede crecer y florecer con milagros”.
Enmarcar nuestros pensamientos alrededor de la gratitud invita más bendiciones a nuestra vida.
Es fácil enfocarse en nuestras metas y posponer la apreciación hasta que recibimos lo que deseamos. “Cuando me gradúe de la universidad, podré relajarme”, “cuando me retire, finalmente podré irme de vacaciones”, o “cuando termine este proyecto, entraré en contacto con mi familia y amigos”. Es mejor que nuestras metas apunten hacia encontrar plenitud diaria en lugar de posponer la apreciación hasta que logremos aquello que más anhelamos.
Cuando vivimos para el mañana, perdemos la alegría de lo que sucede en este preciso instante.
Vivimos en una conciencia más elevada cuando inyectamos apreciación y alegría en la vida que tenemos justo en este momento. Hay miles de cosas por las cuales estar agradecido diariamente y reflexionar de forma concienzuda en el agradecimiento puede impactar positivamente nuestra actitud y nuestra forma de afrontar la vida.
Karen Berg explica: “Imagina un mundo en el que cada persona se levanta en la mañana y dice ‘¡tengo ojos para ver y manos para sentir! ¡Gracias Dios!’. Ahora imagina cómo la energía positiva que emana desde cada individuo con este tipo de conciencia al final alterará la conciencia colectiva”.
La lista de cosas por las que podemos sentirnos agradecidos nunca termina. Aún así, las bendiciones en nuestra vida merecen nuestra atención y no deberían ser tomadas por sentado.
Dedicar tiempo cada día para reflexionar acerca de la gratitud puede afectar positivamente la forma en que vivimos. Y cuando hacemos que la apreciación sea nuestro enfoque principal en lugar de nuestros deseos, abrimos la puerta a más bendiciones y cosas en nuestra vida por las que estar agradecidos.