Cuando estudiamos la sabiduría de la Kabbalah, surge una pregunta fundamental. A lo largo de nuestros estudios escuchamos repetidas veces que debemos ser como el Creador, alinear nuestros pensamientos y acciones con las de Él. Se nos dice que esta es la raíz de todo el trabajo espiritual que hacemos. La pregunta es: ¿por qué? ¿Por qué es tan importante que seamos como el Creador?
"¿Por qué es tan importante que seamos como el Creador?"
Para esta pregunta hay dos respuestas que ofrece Rav Áshlag en su comentario sobre Las Diez Emanaciones Luminosas. Una respuesta es relativamente simple, es el concepto de que los similares se atraen. En otras palabras, cuanto más seamos como el Creador, más recibiremos la Luz del Creador. Lo contrario también es cierto. Cuando somos diferentes al Creador, obstruimos nuestra recepción de la Luz. Sin la Luz del Creador, no podemos sentir la dicha, la felicidad y la plenitud que son la Luz del Creador. Esta es la respuesta que solemos escuchar cuando hablamos de por qué nuestro trabajo espiritual es tan importante; y si bien esto parece ser la respuesta lógica y simple, Rav Áshlag explica que hay una razón más profunda. Una que le habla a la esencia de quienes somos realmente.
Rav Áshlag enseña que nuestras almas están compuestas de la misma esencia del Creador, con el mismo potencial ilimitado. Debido a esto, nuestras almas inherentemente quieren ser como el Creador, desinteresadas y compartir infinitamente. Si pudiéramos escuchar lo que nuestra alma desea de verdad, sería “compartir”. Por lo tanto, aun si el Creador diseñara un modo para que siguiéramos recibiendo Luz sin estar conectados a Él, nunca estaríamos satisfechos con nuestro egoísmo, ¡porque no estaríamos conectados con nosotros mismos! Entonces, aunque es cierto que alinearnos con el Creador nos ayuda a recibir Su Luz y Sus bendiciones, en realidad lo que permite que nos sintamos satisfechos es alinearnos con nosotros mismos y alimentar nuestra alma. No podemos estar en paz cuando estamos en diferencia de forma con el Creador, porque esto significa que no estamos siendo fieles a nosotros mismos.
Desafortunadamente, muchos de nosotros todavía disfrutamos cosas que son opuestas a la Luz del Creador. Solemos encontrar placer momentáneo en el mundo físico al actuar egoístamente. Obtenemos lo que queremos y a veces eso se siente bien. Sin embargo, cuando disfrutamos ser egoístas, debemos entender que estamos desconectados de las cosas que nuestra alma desea, y esto limita nuestra capacidad de alcanzar plenitud duradera. No estamos viviendo la realidad de nuestra esencia, y nunca podemos ser felices de esta manera.
Esta es la raíz de todo el dolor y el sufrimiento que sentimos en nuestro mundo. Pensemos en todas las cosas que uno quizá use para intentar atraer plenitud a nuestra vida: dinero, nuestra profesión, alcohol, drogas. Todas esas cosas nunca nos harán felices mientras actuemos con una conciencia egoísta, porque eso no es quienes somos en realidad. No es solamente porque nos desalineemos del Creador y como resultado no recibamos Luz, aunque eso es cierto. Pero en un nivel más profundo, nunca podremos obtener plenitud duradera porque el egoísmo no es quienes somos inherentemente. La verdadera raíz de nuestro dolor y sufrimiento es la diferencia de forma con relación a nosotros mismos.
"el egoísmo no es quienes somos inherentemente".
Esta es una lección increíble que Rav Áshlag nos dice que analicemos una y otra vez. Es muy importante tener esto claro, porque cuanta más claridad tengamos acerca de nuestro Deseo de Recibir para Sí Mismo, más fortaleza y conciencia tenemos para contrarrestarlo. Esto es lo que nuestra alma quiere y es lo que nos da plenitud duradera.
*Adaptado del curso de Michael Berg sobre Las Diez Emanaciones Luminosas, clase 18.
