Si bien los estudiantes del Centro de Kabbalah usan las herramientas kabbalísticas para eliminar el caos, de alguna manera el caos sigue estando con nosotros. ¿Cuál es la razón por la cual no hemos logrado el trabajo? ¿Se debe a que no tenemos una masa crítica de personas que usen las herramientas?
La respuesta es que cuando usamos estas herramientas para acceder a la enorme y profunda energía conocida como la Fuerza de Luz de Dios, no tenemos la vasija para capturar toda esa Luz.
“Para poder purificar, uno debe sentir el problema que quiere sanar”.
En la porción de esta semana, Jukat, leemos sobre la vaca roja que tenía el poder de limpiar todas las impurezas y formas de negatividad. Por lo tanto, Jukat nos conecta con el poder de la vaca roja, aunque la vaca roja no exista físicamente. Se puede lograr en Shabat porque Shabat es el único día de la semana en el cual no hay interferencia entre nosotros y la Fuerza de Luz de Dios. El único problema es que nuestra vasija no es capaz de contener toda la energía que atraemos a través de las herramientas del estudio y el Zóhar.
Aprendemos algo extraño en la porción de Jukat: el sacerdote que administraba el remedio de la vaca roja a los israelitas que habían alcanzado una negatividad extrema, como tocar un cadáver (la máxima forma de negatividad), se volvía impuro también. El sacerdote se infectaba con todo lo que afligía a la persona que él ayudaba a purificar. ¿A qué se debe? ¿Por qué en el proceso de purificación él se infectaba con la misma aflicción? La respuesta, dice el Zóhar, es que para poder purificar uno debe sentir el problema que quiere sanar. Si no puedes sentir el problema, entonces lo más probable es que no logres sanar a ese individuo. Tienes que ponerte en sus zapatos. Si no puedes hacerlo, si no puedes tener empatía total, entonces no deberías siquiera intentar ayudar. Va a ser inútil.
Esto es muy profundo para algo que fue escrito hace miles de años. Hasta el día de hoy, la ciencia todavía no entiende este concepto; por ejemplo, un médico no puede estar interesado en la bolsa de valores mientras está atendiendo a su paciente. Él debe sentir el dolor del paciente o no podrá ayudarlo. Esto es lo que nos dice el Zóhar: si queremos ayudar a los demás, nuestras posibilidades de tener éxito son muy pocas si no sentimos el dolor de esa persona.
Estamos aprendiendo que es importante sentir empatía y simpatía por nuestro prójimo y nuestra familia; sentirlos, sentir lo que sienten ellos. Lo espiritual, la dignidad humana, se ha perdido en la búsqueda del materialismo que todos deseamos.
Cada vez que entramos en una pelea o discusión, o incluso en una guerra, tenemos que entender que no se trata solamente de eliminar el caos del mundo, sino enseñarnos una lección: lo que acarreó el caos inicialmente fue la falta de dignidad humana por los demás. Por lo tanto, iniciar una guerra y decidir matar a gente hoy será en vano, salvo que sea por la meta suprema definitiva: deshacernos de la negatividad.
“Poner fin al caos es de lo que tratan la Kabbalah y el Zóhar”.
Pero lo que estamos pidiendo cuando leemos y nos conectamos con la porción de Jukat es alcanzar una limpieza total; una limpieza de todas esas impurezas que han estado rondando en nuestro cuerpo por veinte, cuarenta, sesenta o cien años, y deshacernos de todas esas formas de infecciones.
Pero si no lo sabemos, si no tenemos conciencia de ello, si no lo entendemos, es una oportunidad perdida. Para nosotros hay algo más, algo más profundo. Es ayudar y apoyar a cada individuo en la búsqueda de su felicidad, lo cual significa estar libre de caos. La felicidad no puede coexistir con el caos.
La precisión no existe verdaderamente en este mundo. Existe solo brevemente para darnos la impresión de que quizá sea la realidad verdadera, y para engañarnos y hacernos tener una sensación de seguridad en este mundo; cuando en realidad el mundo está lleno de caos.
¿El hecho de que yo sienta felicidad y el mundo sienta caos, significa que el mundo ya no está en caos? Pensar de esa manera sería como el avestruz que esconde la cabeza bajo la tierra y no ve a nadie más. En el Centro de Kabbalah no vemos la realidad de esta manera. Buscamos lo máximo: que todos estén libres del caos. No solo yo, no solamente tú, sino todos en este universo; y sa es la posibilidad de la energía de esta semana.
Mientras leemos Jukat, debe predominar esta conciencia e idea de eliminar colectivamente todas las clases de caos en todas las infinitas formas en las que se presenta; no la bolsa de valores o el caos individual que podamos tener. El dolor que el caos inflige cada minuto del día sobre la humanidad es indescriptible. Es momento de que ponerle fin.
Poner fin al caos es de lo que tratan la Kabbalah y el Zóhar.