Articulo previamente publicado para la porción de la semana en el 2019.
Somos seres humanos, pero quizá sea más preciso decir que somos seres crecientes. No nacimos perfectos, y el Creador no pretende que lo seamos. El Creador sabe que en la vida cometeremos errores y caeremos. Al igual que un niño que aprende a caminar, ya que caer forma parte del proceso. Nunca debemos tener miedo de cometer errores. La experiencia humana está basada en el hecho de que nos equivocamos. Como el invierno que nos lleva a la primavera, nuestras caídas nos llevan a nuestro avance evolutivo. Toda exhalación es seguida de una inhalación. La noche siempre precederá al día. Este es el sistema que el Creador creó para nosotros y nunca debemos estar avergonzados por estar en él. Nacimos para cometer errores. También nacimos para aprender de ellos con el fin de continuar evolucionando en nuestro camino espiritual, volvernos mejores personas y más sabios. Esta semana, el cosmos nos ofrece la claridad de conocer y aceptar nuestros errores, y la fortaleza para levantarnos después de caer. Recibimos el amor que nos da fuerzas para levantarnos y continuar nuestro viaje. Esta semana nos envían la claridad para entender que nuestros errores forman parte de la vida. Somos bendecidos con el amor propio y la perspectiva positiva necesarios para levantarnos de nuevo.
"El cosmos nos ofrece la fortaleza para levantarnos después de caer."
La porción que nos ayuda en nuestro viaje esta semana es Qui Tisá. Moisés había estado con el Creador por casi cuarenta días y cuarenta noches, recibió las Tablas de piedra que constituyen la relación espiritual entre los israelitas y el Creador. Los israelitas, después de haber alcanzado recientemente el nivel de inmortalidad, esperaron cuarenta días a que Moisés regresara. Debido a una falla de cálculo, los israelitas asumieron que Moisés los había abandonado y entraron en pánico. En un suceso aparentemente increíble, decidieron precipitadamente renunciar a su promesa de seguir al Creador y, en su lugar, crearon un ídolo para adorar y usar como su nueva conexión. El Creador y Moisés se dieron cuenta de esto, y cuando Moisés finalmente bajó del monte con las Tabla en mano, descubrió a los israelitas adorando a su nuevo ídolo, llamadolo el becerro de oro. ¡Incluso expresaron que ese ídolo los había liberado de Egipto! Debido a que en ese momento redujeron su conexión con Moisés y con el Creador, los israelitas cayeron espiritualmente. Habían perdido su conexión con la inmortalidad y con el Creador. Cuando Moisés regresó, las Tablas se rompieron. El pueblo entendió rápidamente su error. Una vez que vieron que Moisés había regresado, se dieron cuenta de que él no los había abandonado. Los israelitas cayeron profundamente, como también a nosotros nos puede pasar en cualquier momento. Moisés oró por los israelitas. Las Tablas y el convenio espiritual con el Creador se rompieron. Pero, al igual que en nuestra vida, los errores forman parte del proceso y el Creador siempre nos aceptará y amará. El Creador le pidió a Moisés que regresara al monte, restableciera su conexión, recibiera las segundas Tablas y volviera a donde los israelitas. Cuando Moisés regresó de la montaña la segunda vez con unas segundas Tablas, su cara era radiante y necesitaba cubrirse de la vista de los israelitas. Al decirles las palabras del Creador, los israelitas cayeron, pero pudieron levantarse nuevamente para avanzar a un nivel aún más alto.
Esta semana, la Luna estará llena en el mes de Piscis. El nivel más elevado de amor y misericordia baña al universo. Nunca debemos mortificarnos por nuestros errores. Nadie es perfecto en este mundo. Todos somos hijos imperfectos del Creador, y apenas estamos aprendiendo a caminar. No es necesario juzgarnos a nosotros mismos, tampoco lo es juzgar a los demás. Al desarrollar un amor propio que entienda los errores también nos permitirá amar a los demás. En verdad somos espejos unos de los otros. Si observamos con suficiente atención, nos daremos cuenta de que la impresión que tenemos sobre los demás suele ser la impresión que tenemos sobre nosotros mismos. El primer paso para recibir gente en nuestra vida y nuestro corazón es nutrirnos y amarnos a nosotros mismos. Está bien cometer errores. Ámate en el proceso, porque el Creador te ama. Ámate porque los errores son necesarios para que aprendamos. En ese momento podemos tomar este amor y darlo a todos los que nos rodean.
"Cada momento es un nuevo comienzo."
Cuando miramos el mundo, en realidad no vemos a las demás personas, solo nos vemos a nosotros mismos. Cuando nos amamos, nos volvemos capaces de amar a los demás. Cuando somos amables con nosotros mismos, podemos ser amables con los demás. Sin embargo, a menudo es muy difícil amarnos y perdonarnos a nosotros mismos. A veces la culpa o la vergüenza son muy fuertes. En esos momentos aprendemos que lo que no podemos hacer por nosotros mismos no lo podemos hacer por alguien más. La vida te dará muchas oportunidades para dar, compartir y perdonar a los demás. En esas situaciones en realidad podemos ayudarnos más a nosotros mismos. Ya que cuando amamos a alguien más, realmente nos amamos a nosotros mismos. Cuando atraemos misericordia y aceptación del Creador para alguien más, atraemos esa misma misericordia para nosotros mismos.
Esta semana en nuestras meditaciones, sanamos nuestro espíritu con amor. Escribe en una hoja de papel cualquier error al que te estuvieras aferrando. Escribe cualquier culpa que estuvieras sintiendo. Una vez que hayas hecho la lista, destrúyela. Rómpela. Ámate lo suficiente como para avanzar y levantarte de nuevo. No podemos permitir que los errores de nuestro pasado nos retengan. No podemos permitir que la culpa nos someta. El Creador te ama y te perdona. Cada momento es un nuevo comienzo. Dale la bienvenida a la vida y a sus oportunidades para la purificación y la renovación. El Creador quiere que avances, la vida quiere que avances. ¿Acaso no deseas lo mismo? Tendrás muchas cosas buenas por delante solo si permites que lleguen a ti. Siempre serás amado, apreciado y perdonado. Entonces, levántate de nuevo.