"Muchas veces, pedimos ver a Dios, como un beneficio para nosotros, sentir Su presencia. Pero en nuestra búsqueda, muchas veces pasamos por alto las oportunidades para experimentar al Creador que está justo frente a nosotros". - Karen Berg
Aquellos con una visión normal reciben cerca del 80% de la información que procesan nuestros ojos. En el transcurso de una vida, la mayoría de nosotros confiaremos en nuestros ojos más que cualquier otro sentido, usando imágenes para entender y formar opiniones acerca del mundo. Sin embargo hay aspectos de nuestro mundo que no podemos ver a simple vista. Algunos son parte de nuestro mundo físico, como las señales inalámbricas, las ondas de radio o la radiación. Y otros, como el amor, un ángel a tu lado, la Luz, o la energía de una oración, son parte de nuestro mundo espiritual. Vemos los efectos de estas fuerzas invisibles, pero no podemos percibirlas con la vista.
La verdad es que, cuando se trata del mundo espiritual, todos estamos verdaderamente ciegos. Las cosas que podemos percibir sólo son una mínima fracción de lo que en realidad nos rodea. Caemos en una de dos categorías: aquellos que están ciegos y lo saben, y aquellos que están ciegos y lo ignoran. Qué tan conscientes estemos de nuestra ceguera espiritual puede determinar qué tan fácilmente vivamos nuestra vida.
Aquellos que están conscientes de su ceguera espiritual se mueven en la vida como si estuvieran navegando en un cuarto oscuro, moviéndose hacia adelante conscientes, y sabiendo que hay cosas que los rodean que simplemente no pueden ver. Debido al gran cuidado que tienen al moverse en la vida, son capaces de descubrir los tesoros más valiosos de la vida, bendiciones que muchas veces están justo al lado de su camino.
El otro grupo, aquellos que ignoran su ceguera espiritual, cree que puede ver todo lo que les rodea. Su ignorancia hace que el camino sea mucho más difícil, causando que caigan en trampas espirituales que pudieron haber notado de haber sido más cuidadosos. ¡Imagina que te piden que camines en una habitación oscura, desconocida, con tus brazos atados en la espalda! Eventualmente lograrías cruzar la habitación, pero ¿quién sabe qué daño pudiera ocurrir?
Los kabbalistas enseñan que es mejor que andemos por la vida como si fuéramos ciegos. Nuestro entendimiento del mundo espiritual es muy limitado. No importa cuánto aprendamos, nuestra visión espiritual raras veces es 20/20. Cuando entendemos esto y enfrentamos al mundo con conciencia, es más probable que verdaderamente veamos lo que yace frente a nosotros, ya sea un bello atardecer o un obstáculo en el camino.
El mundo físico está lleno de oscuridad así como de belleza. "Aunque el Creador está en todas partes," dice Michael Berg, "la decisión de buscarlo está en nuestras manos". Al movernos en la vida lentamente, con atención y conciencia, es más probable que veamos el trabajo de Dios en momentos de oscuridad y en la Luz. "Eventualmente, cuando ya no cuestionemos si vemos o no la Mano del Creador", continúa Michael, "cuando reconozcamos que todos y cada uno de nuestros pensamientos de naturaleza espiritual son una revelación directa del Creador, comenzaremos a elevarnos al nivel de los profetas". Esto puede ser especialmente difícil para aquellos de nosotros que tenemos fuertes prácticas espirituales y estudiamos a menudo. Podemos volvernos muy confiados de nuestro entendimiento de cómo trabaja el sistema espiritual y podemos terminar pasando por alto signos importantes o lecciones. Al afrontar cada día con humildad y conciencia el mundo invisible, es más probable que descubramos las maravillas de Dios.
El crecimiento espiritual es el resultado de tomar el camino más largo y tortuoso de forma lenta y cuidadosa. Esto requiere paciencia, perseverancia y coraje. Sólo con esa conciencia seremos capaces de ver realmente el trabajo del Creador a nuestro alrededor; sólo entonces podremos encontrar las peligrosas trampas antes de caer en ellas, y ver las bendiciones que estamos destinados a descubrir.