Avraham el Patriarca escribió un libro llamado Séfer Yetsirá, el Libro de la Formación, en el cual explica cuáles son las fuerzas que controlan a cada mes y las bendiciones que están disponibles en ellos. En este libro está escrito que en el mes de Tamuz, o Cáncer, se creó el poder de la vista y la visión.
Entonces, ¿cuál es el secreto de la vista?
Conocemos la historia de la Torá que habla de los espías. Después de que los israelitas salieron de Egipto, llegaron a la frontera de la Tierra de Israel y enviaron a 12 espías para que realizaran una evaluación de la tierra. Los espías recorrieron toda la tierra durante el mes de Tamuz, el mes que estamos iniciando. Pero ¿qué hicieron? Usaron sus ojos, vieron cosas malas y, por lo tanto, regresaron con un reporte de todas las cosas malas que vieron. Los kabbalistas lo llaman: “mal de ojo”, un ojo que sólo ve lo negativo en las personas y en las cosas.
Cada uno de nosotros, de un modo u otro, sufrimos del “mal de ojo” u ojo negativo; cuando vemos a la gente o a las situaciones sólo vemos lo malo, tenemos un ojo que tiende a ver y a concentrarse en lo negativo. Es importante tener claro que todos nosotros, en una medida u otra, padecemos de esto. De hecho, mientras más una persona crea que no sufre de esto, quizá más lo hace.
Sin embargo, es muy importante que tengamos la cualidad de la visión positiva, la capacidad de ver a alguien y no sólo no ver lo negativo, sino elegir concentrarnos en lo bueno. ¿Por qué es tan importante? En Proverbios dice: “Sólo el hombre, la mujer, la persona con buen ojo será bendita.
Quien tenga un buen ojo, será bendito”. Este es un principio espiritual muy profundo e importante; nuestros ojos —y esto lo decimos todo el tiempo— son la ventana del alma… pero ¿qué significa eso? Significa que somos lo que vemos. Pasar tiempo diariamente fijándonos en las características negativas de alguien más o viendo la negatividad en una situación determinada disminuye nuestra propia Luz. Hemos dirigido esos caminos a nuestra alma y absorbido negatividad, y ahora tenemos una cantidad limitada de Luz que podemos recibir.
La razón para no querer tener un mal ojo, e inclinarnos siempre por tener un buen ojo, no es porque queramos ser buenas personas ni porque queramos ser amables con los demás. Sino simplemente porque entendemos que cuando nos impulsamos a ver y concentrarnos en lo bueno, traemos benevolencia a nosotros, mientras que una persona que pasa su tiempo viendo lo negativo, absorbe esa negatividad y luego tiene una cantidad limitada de Luz que puede recibir.
Por lo tanto, los kabbalistas enseñan que seremos probados antes de cualquier bendición que vayamos a recibir. Se nos presentará alguien de quien nuestros ojos podrán atraer negatividad o positividad. Si vemos a esa persona y vemos lo bueno, atraemos positividad. Recibimos y despertamos una vasija para recibir la bendición que nos espera. Pero si caemos y continuamos con el ojo negativo, impedimos que esa bendición llegue a nosotros.
Así pues, en un nivel más profundo, los kabbalistas enseñan que cuando los espías fueron a la Tierra de Israel, su trabajo era crear una vasija. Si ellos hubiesen concentrado sus ojos en lo bueno, habrían creado la vasija para que todos los israelitas de ese momento recibieran la Luz que llamamos Tierra de Israel. Pero como eligieron ver de manera negativa, impidieron que la bendición llegara; todo el tiempo pasamos por esto, tanto a altos como a bajos niveles.
Una cualidad importante, por encima de muchas, para garantizar que un individuo reciba Luz y bendiciones, es tener un buen ojo. Esto no sólo es una buena lección espiritual. Todos debemos impulsarnos a elegir el buen ojo porque sólo quien lo elija constantemente recibirá las bendiciones que está destinado a recibir. De lo contrario, antes de cualquier bendición que estemos destinados a recibir, sea grande o pequeña, seremos puestos a prueba por la elección de ver lo positivo o lo negativo. Y si lo logramos —algo que es todo un trabajo, una batalla—, si luchamos por tener un buen ojo, nos abrimos a las verdaderas bendiciones que estamos destinados a recibir.
Ahora bien, cuando veamos que alguien que no nos cae bien logra algo maravilloso, en lugar de molestarnos, digamos: “Espera. Sé que hay un regalo maravilloso esperándome, esta es mi prueba, mi desafío, del cual sacaré la vasija para recibir ese regalo o no. Aunque no me guste para nada esa persona, forzaré mi mente y conciencia a alegrarme por ella porque quiero recibir mi bendición. Y, cuando vea a alguien, veré lo bueno. ¿Por qué? Porque no quiero limitar mis bendiciones”.
Tal y como nos dicen los kabbalistas, este es el mes en el que fue creada la vista. El mes en el que podemos tomar el control de nuestros ojos. Y si nos motivamos a tener un buen ojo, nos abrimos a toda la Luz y las bendiciones que estamos destinados a recibir.