Este artículo sobre la porción de la semana fue publicado originalmente en 2016.
La palabra Shoftim significa “jueces”. Y precisamente de eso se trata la porción de esta semana. La Torá y el Zóhar hablan en profundidad de los jueces de maneras que aparentemente son muy diferentes. En la historia bíblica, vemos que Moshé les da instrucciones a los israelitas sobre cómo nombrar e identificar jueces entre ellos. En el Zóhar, hay una extensa discusión sobre el proceso espiritual después de la muerte y sobre las puertas del Cielo. Cuando el alma deja el cuerpo pasa por varias puertas y ante cada una de ellas hay un juez. El Zóhar revela que estas puertas espirituales se corresponden con nuestras propias puertas físicas: los ojos, la nariz, la boca… todos los sentidos que usamos para juzgar a los demás.
"Podemos reducir la llama de nuestro juicio con misericordia".
El problema con juzgar es que las cosas rara vez son lo que parecen. Vemos que alguien hiere a los demás, pero no vemos cuán heridos estuvieron alguna vez. Vemos a quienes actúan como tontos y no nos detenemos a pensar que la mismísima definición de tonto incluye a alguien escaso de conocimiento o razón. Vemos a quienes se comportan como payasos, pero no nos damos cuenta de que su motivación es simplemente hacer sonreír a alguien.
La visión no viene de los ojos. El ojo en sí mismo es como un lienzo en blanco que recibe imágenes en blanco y negro y al revés. Nuestra mente luego las endereza y crea los efectos visuales. ¿Qué significa eso? Nuestra mente percibe lo que vemos y, por lo tanto, la mayoría de las veces vemos con prejuicio. Todo, desde lo que vivimos en nuestra niñez hasta lo que ocurrió hace dos minutos, indica cómo vemos y cómo juzgamos a alguien o a algo en el presente.
Entonces, ¿cómo podemos ver un panorama claro y verdadero? ¿Cómo podemos comenzar a ver la esencia de la gente y sus intenciones por lo que realmente son? La verdad es que… no podemos. Pero sí podemos comenzar a entender que podemos reducir la llama de nuestro juicio con misericordia. No solo no nos atañe juzgar a los demás, sino que una de las cosas más misericordiosas que podemos hacer es abrir nuestro corazón y darles a los demás el beneficio de la duda.
"Las cosas rara vez son lo que parecen".
Esto es lo que muchos de los antiguos kabbalistas hicieron su modo de vida. Hay incontables historias sobre sabios que simplemente no podían ver negatividad en los demás. Por ejemplo, si alguien comía sin modales y tragaba sin masticar, un kabbalista pensaba: “Debe estar comiendo con tanta prisa porque debe ir rápido a algún lugar para ayudar a alguien”. No importaba lo que estos kabbalistas veían con sus ojos, lo justificaban con su mente y su conciencia como un acto hecho con el propósito de servir a la Luz. Al hacerlo, mantenían su corazón abierto, sus pensamientos positivos y su alma en sintonía con la Luz. Ya que el Creador también hace concesiones con nuestras acciones.
Hay una energía presente en el universo actualmente que puede ayudarnos en este proceso de ser más misericordiosos y emitir menos juicio. Usemos nuestra mente para ver de manera correcta lo que podemos estar viendo al revés. Usemos los ojos para ver con misericordia en lugar de juicio. En vez de crear una película en nuestra mente que muestra a las personas en blanco o negro, apliquemos la conciencia para ilustrar nuestras visiones con colores gloriosos y hermosas almas que solo irradian intenciones positivas.