Nuestro tiempo en la tierra es preciado y limitado, aún así es fácil tomarlo por sentado. Cada día esperamos que haya un mañana y otro día que le siga, así que damos menos importancia al día de hoy. En realidad, cada día tiene una poderosa chispa de Luz que debemos revelar si entendemos cómo.
He aquí cuatro consejos para hacer que cada día cuente:
1. Dedica tiempo a hacer una pausa y reflexionar. Nuestras vidas están ocupadas. Entre el trabajo, los quehaceres y los eventos sociales, puede ser difícil encontrar tiempo para calmarnos y reflexionar. Cuando tenemos tiempo para relajarnos, solemos llenarlo con redes sociales, televisión y otras distracciones. Podríamos sentir que, si no estamos ocupados cada momento del día, no estamos trabajando con suficiente empeño o que no estamos administrando nuestro tiempo apropiadamente.
La verdad es que es muy importante para nuestro trabajo espiritual tener tiempo para la contemplación. Pregúntate: ¿En qué estoy dedicando mi tiempo y energía? ¿Lo que hago tiene significado y propósito, o simplemente me mantengo “ocupado”? Haz tiempo para meditar, sentarte y pensar, y pasa algo de tiempo contigo mismo. Sin importar cuán acelerada sea tu vida, siempre puedes encontrar unos minutos si lo asumes como prioridad.
2. Ten en cuenta que puedes reiniciar tu día en cualquier momento. Todos hemos tenido días que desearíamos omitir. Todo parece andar mal. Pensamos: “Se suponía que hoy sería un buen día. No puedo esperar a que termine”.
En vez de olvidarte de un mal día, ten presente que tienes la capacidad de reiniciar el día en cualquier momento. Tienes el poder de elegir comenzar de nuevo, aun si es al final del día. Al decirle a tu cerebro que no vas a entregar energía a algo, puedes darle la orden para que pase a lo siguiente. No desperdicies el día sumido en la negatividad, ¡cada momento importa! Reconfigura tu mente y comienza nuevamente.
3. Cuanto más compartes con los demás, más energía recibes. Todo tiene energía, incluso cada día. Cuando actuamos de forma egoísta, en realidad le drenamos energía al día. Pero cuando compartimos con los demás, devolvemos energía al día. Esta energía no muere al terminar el día, sino que continúa viva y abasteciéndonos.
Puedes drenarle la energía al día o revitalizarlo simplemente según la manera en que trates a los demás. Cuanto más des, más recibes y más respaldo tienes en los días siguientes.
4. El trabajo espiritual de hoy solo se puede hacer hoy. La sabiduría de la Kabbalah enseña que cada uno recibe el número exacto de días para vivir que necesita a fin de completar su trabajo espiritual. Cada día tiene su propio trabajo relacionado a un aspecto específico de nuestra alma que necesita elevación. El trabajo espiritual que debemos hacer hoy no se puede hacer ningún otro día. Si no dedicamos tiempo y energía a este trabajo, perderemos la oportunidad.
Si consideras cada día de esta manera, reconocerás que tu labor de hoy es demasiado importante como para verse perturbada por posibles enojos o dramas. Cada momento de tu vida es un regalo que nunca regresará, ¡así que haz que valga la pena!
Para un niño pequeño, cada día hay algo nuevo y emocionante por descubrir y aprender. ¿Qué tal si abordásemos nuestra vida de esta manera? Cada día es una experiencia única en su haber. ¡Haz del día de hoy una prioridad y aprovecha las oportunidades que se presentan!